«Hay alumnos que se muestran abiertamente ultraderechistas, pero no sé si saben lo que eso significa»
«En Asturias, en el Centro de Crisis, hemos atendido a 300 mujeres en dos años»
ENTREVISTA CON MARIAN MORENO LLANEZA, ASESORA DE COEDUCACIÓN EN EL INSTITUTO ASTURIANO DE LA MUJER
Marian Moreno Llaneza es profesora de Lengua y Literatura en Secundaria, aunque actualmente se encuentra volcada en ser asesora en coeducación en el Instituto Asturiano de la Mujer. Hoy, 25 de noviembre, se conmemora el Día de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. Moreno afirma que todavía es un día muy necesario, que cada vez hay menos machismo, pero que todavía nos queda mucho camino por recorrer, porque partimos de una base muy mala. Para ella, a ciertas edades es fundamental la educación para combatir la violencia de género.
¿Por qué es necesario conmemorar el Día de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres?
Todavía es muy necesario, tiene que ser un día de reivindicación y todavía lo vemos constantemente. Este martes lo vimos en el Parlamento del Estado español, cómo en un parlamento democrático se escuchan agresiones que son absolutamente machistas y porque todavía en esta sociedad hay demasiadas agresiones a las mujeres. Hay demasiados asesinatos, que son las agresiones que más llaman la atención y las que salen mucho más en prensa, pero las mujeres tenemos agresiones constantes y mientras no se terminen y no podamos decir que no tenemos miedo tenemos que seguir reivindicando este día, para todas las mujeres y para todas las edades. Todavía no podemos decir que vivimos sin miedo, debemos seguir reivindicando hasta que esto se termine.
«Asturias no cuenta con un protocolo contra la violencia de género en los centros educativos»
¿Hay violencia de género en las aulas?
Sí, claramente. La hay en ejemplos tan concretos como que el insulto preferido hacia las chicas todavía hoy en día sigue siendo el de “puta”. Todavía si una chica tiene muchas relaciones con chicos inmediatamente va a ser tachada de puta, pero si no tiene ninguna va a ser tachada de estrecha.
Es decir, la diferente vara de medir que existe en las actitudes para los chicos y las chicas es violencia de género. Por ejemplo, la violencia en los chicos se naturaliza, pueden ejercerla y está muy naturalizada porque se supone que es cosa de niños y no pasa nada, eso también hace que la violencia de género pueda surgir en los centros educativos.
Hay que tener en cuenta que en ciertas edades, como es la adolescencia, son los inicios de la vida sexual y de las relaciones sexuales de las personas, normalmente. En esas relaciones sexuales, me estoy refiriendo a las heterosexuales, puede haber y, de hecho, ya hay menores con órdenes de alejamiento por un juzgado. Hay violencia de género explícita, en el sentido de que ya hay menores con sentencias en violencia de género y ya hay chicas menores en casas de acogida. Por otro lado, también hay esa violencia invisible, de la que parece que nadie se da cuenta y sigue estando normalizada, por la que las mujeres siempre estamos en un peldaño por debajo de todo lo que signifique la masculinidad.
¿Cómo se actúa en estos casos en un centro educativo?
Ahora mismo, Asturias no cuenta con un protocolo contra la violencia de género en los centros educativos y sería necesario. Eso por un lado, que todos los centros tuvieran claro cómo se debe actuar ante un caso de violencia de género en las aulas.
Por otro lado, lo que se debe hacer es que el propio sistema educativo eduque para la igualdad, de manera que haga verdadera prevención de la violencia de género, no como algo que solamente es para el 25N o para el 8M, no como algo como si fuera un quiste, sino que la igualdad realmente atravesara todo el sistema educativo. Para eso se necesitan programas, formación del profesorado, ayuda y acompañamiento.
Está demostrado que cuando hay educación para la igualdad, la violencia de género baja en números en los centros educativos. Eso es lo importante, que haya educación para la igualdad, que es la base.
«Para prevenir la violencia de género, tanto en la infancia como en la adolescencia, es fundamental la educación»
¿La violencia machista se combate con educación?
A determinadas edades sí. A otras edades más bien con lo que se combate es con una sociedad realmente contra la violencia machista, es decir, con una reacción social potente que les haga ver a los maltratadores que eso no se admite en una sociedad democrática. Pero a determinadas edades sí que la educación es fundamental, para poner la base. Si tú te educas en igualdad, tú no vas a tener ninguna necesidad de ejercer violencia. Sí vas a tener las estrategias para resolver conflictos, pero estrategias ajenas a la violencia.
Para prevenir la violencia de género, tanto en la infancia como en la adolescencia, es fundamental la educación. En otras edades ya estamos hablando de medidas judiciales y también de medidas sociales, de presión social contra la violencia de género.
¿Es posible que un agresor se rehabilite?
Hay muchas experiencias educacionales con agresores. Los resultados no están claros del todo todavía, también es verdad que se lleva poco recorrido en esas estrategias de rehabilitación. Lo que sí está claro es que un número elevado reincide, porque entiende la violencia como estrategia para resolver conflictos y además porque a la violencia de género lo que le subyace es una ideología absolutamente machista y eso es muy difícil de reorientar. Queremos creer que sí se podría rehabilitar, pero todavía hay muy poco recorrido en ese sentido.
«La violencia es el recurso de los cobardes. Si hay algo que el machismo no soporta es la disidencia»
¿Hay más alumnos de extrema derecha en las aulas?
Sí, pero no sé si saben realmente lo que es la extrema derecha. Hay más alumnos que lo dicen y que se muestran abiertamente ultraderechistas, incluso dicen que “ser facha es lo que mola”, pero no sé si saben lo que eso significa. Es una especie de moda también. La ultraderecha si algo ha hecho bien es su labor de marketing, con mensajes muy fáciles que van directamente a la víscera, mucho populismo y poco argumento, eso a ciertas edades puede llamar la atención.
También se ve incluso como una rebelión frente a las personas adultas, pero yo creo que en el fondo no tienen ni idea de lo que significa, por eso es tan importante también que todo esto se estudie en las aulas, para que quien lo diga sea consciente de lo que está diciendo, de que si dice que es fascista y quiere serlo lo que está diciendo, primero, es que es anti democracia. Por lo tanto, no considera a todo el mundo igual, cree que es superior al resto, cree en la superioridad de las razas y en la aniquilación de una parte de la humanidad.
¿Por eso se originan casos como el del I.E.S. La Laboral de agresiones homófobas y fascistas? ¿Qué opinión tienes acerca de esto?
La violencia es el recurso fácil y es el recurso de los cobardes. Es un recurso tan fácil como simplemente tener fuerza en el cuerpo, algo que no tienes precisamente que cultivar como la mente o el conocimiento. Con lo cual, es el recurso de aquellas personas que, primero, no saben relacionarse con los demás, segundo, que no aceptan en ningún momento la diversidad, porque les asusta todo, tienen pánico a la gente diversa, a la igualdad, a la democracia… Todas estas agresiones homófobas, lo mismo que la violencia de género, están basadas en un profundo machismo, que en el fondo no es más que creerse superior a la mitad de la humanidad.
Cuando hay agresiones homófobas, las hay sobre todo contra chicos homosexuales, porque se salen del camino, son como disidentes de la masculinidad. Si hay algo que el machismo no soporta, es la disidencia y que alguien opine lo contrario. Es una reacción absolutamente primaria, visceral y poco inteligente de personas viscerales y con poco razonamiento.
¿De dónde viene ese miedo a la diversidad?
Viene de una imposibilidad de relacionarse en igualdad y en paz con las demás personas, son unas carencias brutales en sus propias relaciones sociales, no son capaces de relacionarse con alguien que no sea exactamente igual a ellos y todo lo que sea diferente les plantea un interrogante. Hay muchas personas que viven muy mal con interrogantes, se agarran a lo que sea para que sea una certeza.
Para ellos, es una certeza que el hombre es superior a la mujer, que la mujer tiene que estar a su servicio, que un hombre tiene que ser heterosexual, que las mujeres valemos menos y, por lo tanto, merecemos menos en esta sociedad. Son certezas absurdas, pero a las que se pueden agarrar para no tener dudas, no tener interrogantes y no tener, claro, que razonar. En el fondo, estamos ante personas que no quieren el razonamiento ni la argumentación y que no quieren tener que hacer el esfuerzo intelectual y personal de tener dudas y afrontar los cambios, no soportan los cambios de ningún tipo.
«En 2021, el número de denuncias bajó por la pandemia, es posible que en 2022 aumenten»
¿La juventud de verdad piensa que un hombre es superior a una mujer y que las mujeres valemos menos en la sociedad?
Sí, hay juventud que lo piensa. Todo esto también se hereda, la familia hace una labor educativa muy importante, la escuela si no hace educación para la igualdad en realidad está fomentando también la desigualdad, también la sociedad en general. Entonces un chico que hace, por ejemplo, uso de la pornografía y que después quiere llevar a la realidad lo que está viendo, lo que está queriendo llevar a la realidad es violencia contra las mujeres. Cree que su sexualidad es superior, en el sentido de que las mujeres tienen que estar ahí para su propio placer, sin tener en cuenta por su puesto el placer de ella ni nada por el estilo. En ese sentido, es colocarse siempre un escalón por encima, todo el mundo a su servicio.
Como profesora, te puedo decir que algún chico si eres profesora inmediatamente pone en duda tu autoridad, solo por el hecho de ser mujer. Mientras que si aparece un hombre con traje y corbata y pega dos gritos se acabó, a él nunca se le pone en duda. Incluso a veces ponen en duda tu conocimiento de la materia, cosa que no hace con los profesores. O el tema de la convivencia, arman muchos más conflictos y hay muchas más disrupciones de aula por parte de los chicos con profesoras que con profesores. Eso es machismo puro y duro, es querer demostrar a los demás que él vale más que una profesora, que es más fuerte y que le va a poder.
¿Cuál es la situación más violenta en materia de violencia de género que te has encontrado en un aula?
Recuerdo dos muy brutales y que me marcaron. Una fue cuando yo empezaba a ejercer y fue un caso de violación sistemática dentro de la familia, de una alumna por parte de su padre. Fue muy duro y hubo denuncia y juicio. Esa fue la peor.
Recuerdo otra que era violencia de género por parte del padrastro hacia la chica y ella quería escaparse de su casa para ir a una casa de acogida, pero no quería ir con nadie y al final fui yo a las 5 de la mañana a buscarla y llevarla allí. Nunca más supe de ella, siempre queda ahí la cosa de qué habrá sido de ella, porque inmediatamente entró en casas de acogida y en la rueda de protección de víctimas, yo ahí como profesora ya no tenía nada que hacer, claro.
¿Qué papel tiene el centro educativo en esos casos?
Yo creo que tiene un papel muy importante. Primero, porque son los ojos de la sociedad, es decir, si a tú centro está viniendo una alumna que está sufriendo violencia de género, la estamos viendo mucho profesorado, mucho alumnado… Hay mucha gente que puede ver que algo pasa, que hay algo extraño.
En el centro se puede dar la voz de alarma y puede ser un centro de protección, que es lo que tiene que ser para el 100 % del alumnado, por tanto, también de protección para las víctimas. Además, una de las labores de un centro educativo por ley es prevenir la violencia de género, cuánto más para que sea una especie de paraíso para el alumnado. También por supuesto para el profesorado, lo mismo que si se diera un caso de violencia de género entre ellos.
El centro debe estar preparado para detectar y para actuar, necesitamos estrategias para ello y para contactar con los recursos especializados en violencia de género, saber a quién tenemos que llamar en estos casos. Y luego hacer prevención, por supuesto.
«En la LOMLOE, la educación para la igualdad es prioritaria»
Según el INE, en 2021 en Asturias el número de víctimas de violencia de género descendió un 14 %, ¿a qué se debe esto?
Durante la pandemia, el número de denuncias bajó. Era muchísimo más difícil denunciar, porque además las víctimas estaban encerradas con sus agresores en los mismos hogares, por lo tanto, el número de denuncias, efectivamente, bajó por una circunstancia social determinada. Que bajen las denuncias e incluso el número de delitos muy graves en violencia de género no quiere decir que esté menguando o ya no exista.
Por ejemplo, desde que tenemos en Asturias el Centro de Crisis para agresiones sexuales, en dos años, hemos atendido a 300 mujeres. Todavía son necesarios estos servicios, cada vez más y todavía son necesarias campañas educativas. Es necesario hacer cambiar el chip a la sociedad, que ya se ha conseguido y mucho, pero hay que seguir manteniendo ese esfuerzo.
¿Entonces se espera que este año vayan a aumentar los datos?
Es posible. No tenemos todavía datos oficiales estadísticos, pero sí, es posible. Por ejemplo, después de la pandemia también se ha producido mayor número de separaciones y divorcios, con lo cual, pueden subir las denuncias de malos tratos también, pero todavía no hay datos, esto es una opinión nada más.
«Ana González es una alcaldesa feminista y sale de las reivindicaciones de la calle, es una situación muy buena»
¿Qué medidas se toman desde los colegios para educar en igualdad?
Ahora mismo se toman las medidas que cada centro educativo quiere, un poco por su cuenta. A partir de la nueva ley de educación, tendrán que planificarla, sistematizarla y hacerla obligatorio, porque en la LOMLOE la educación para la igualdad tiene muchísima importancia, es más, es prioritaria. Habrá que hacer un esfuerzo de formación, de acompañamiento, asesoramiento, de materiales y de todo para que el profesorado pueda llevarlo a cabo.
¿La coeducación es adoctrinamiento?
No. Cuando se acusa de adoctrinamiento, normalmente esa acusación viene de un sitio donde sí saben lo que es adoctrinar. Como profesora de Lengua, a mí me gustan los diccionarios, entonces fui a buscarlo y dice que adoctrinar es mostrar un solo camino para actuar, mientras que enseñar es mostrarte todo el catálogo de caminos posibles, para que tú tengas el conocimiento y así la libertad de elegir. Es totalmente diferente.
La coeducación es enseñar, nunca adoctrinar, nunca hemos dicho “esto es así porque sí”. Es enseñar en el sentido crítico, enseñar a la gente que hay más posibilidades de ser hombres y de ser mujeres que la hegemónica, que existe la igualdad, que hay referentes, que podemos hacerlo de otra manera para que después cada persona elija por dónde quiere caminar.
«Las mujeres rurales tienen reivindicaciones diferentes, pero entran perfectamente todas bajo el paraguas del feminismo»
¿Cómo ves al alumnado en Gijón en esta materia respecto a otras ciudades? ¿Y respecto a zonas más rurales de Asturias?
En general, Asturias siempre ha tenido muchísima movilización social. De toda esa movilización, siempre han surgido personas que han entrado en las instituciones o bien ya estaban y aplican esa movilización social en ellas. No hay que olvidar que Gijón ahora mismo tiene una alcaldesa feminista y Ana González sale de las reivindicaciones de la calle. En ese sentido, ella ha hecho mucha reivindicación de calle y ahora está en la institución, es una situación muy buena para todo lo que tenga que ver con la igualdad y con la convivencia igualitaria de una ciudad. Las mismas que estamos pudiendo hacer cosas y haciéndolas después también bajamos a las manifestaciones a seguir reivindicando.
¿Hay diferencia entre Gijón y una zona más rural?
No, en las zonas rurales de Asturias hay una movilización muy importante de mujeres. Las mujeres rurales, y más en los últimos tiempos, se están asociando, hay asociaciones feministas de mujeres rurales, están dándole además ese toque de descentralizarlo también de las principales ciudades, que parece que solo ocurren cosas en Gijón, Avilés y Oviedo. Están teniendo cada vez más fuerza y se están uniendo cada vez más.
La zona rural lo que sí tiene es unas características determinadas que a lo mejor no coinciden con las grandes ciudades en algunas reivindicaciones, pero está claro que está teniendo mucha fuerza y yo creo que cada vez más. Hay que apoyar todo este asociacionismo de mujeres rurales y apoyarlas en todo lo que podamos, porque es una fuerza muy, muy fuerte en Asturias. Son diferentes reivindicaciones, pero que entran perfectamente todas bajo el paraguas del feminismo.
El feminismo ha pasado de las calles a las instituciones, ¿en qué hemos avanzado?
Las instituciones ayudan, no podemos obviar que todo lo que podemos hacer pasa también por ellas, por tener una normativa, una serie de protocolos administrativos, etc. Desde la calle por supuesto que se puede hacer, se puede hacer muchísima presión, se ha hecho y se sigue haciendo y no hay que abandonar la calle, pero la institución lo que te da es la posibilidad de poder hacer cosas.
Desde la calle podemos reivindicar que se hagan las cosas, desde la institución podemos sentarnos e intentar hacerlas. De hecho, se hacen muchas cosas desde la institución. Yo creo que lo ideal es la mezcla de calle y de institución, que la institución nunca deje de escuchar la calle y que la calle se dé cuenta de que la institución está intentando hacer las cosas bien.
«La Concejalía de Igualdad hace una labor encomiable y es un referente»
¿Dirías que hay más o menos machismo ahora que hace 10 años?
Por un lado, hay menos machismo en las mujeres, cada vez hay más chicas feministas y jóvenes que no van a admitir el machismo a su lado. También hay cada vez más chicos que se unen al movimiento de igualdad, en los que esa masculinidad violenta y hegemónica no va con su forma de ser ni con la educación que han recibido. Yo en eso soy optimista, creo que cada vez estamos mejor en niveles de igualdad, lo que pasa es que partimos de una base muy mala, entonces todavía es necesario muchísimo trabajo al respecto.
Sí estamos mejor que hace 10 años y ya ni te cuento que hace 30, es de un optimismo total para mí ver a la gente joven, no tiene nada que ver con mi juventud, a mí eso me hace muchísima ilusión y me da mucho optimismo para el futuro, es señal de que algo se está haciendo bien y de que hay que continuar en ello, no hay que abandonarlo.
¿El Ministerio de Igualdad tiene los días contados?
Espero que no. Creo que la igualdad bien se merece un ministerio y bien se merece acciones potentes para la igualdad entre hombres y mujeres, espero de verdad que cuando haya algo que decir en lo que no se está de acuerdo con el Ministerio de Igualdad se diga desde el respeto, desde la convivencia y desde la democracia, no desde el insulto y la agresión. Espero que continúe, que tenga fuerza, que pueda ayudar a todas las mujeres víctimas de violencia y que además ayude a la sociedad para que haya igualdad entre hombres y mujeres, esa es mi esperanza.
¿Cómo valoras la labor de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Gijón?
Muy bien, la verdad es que han hecho y están haciendo un trabajo importante y eso se nota. Hay un trabajo de relación continua con las asociaciones de mujeres, de mirar para afuera y ver lo que ocurre y qué es lo que puede hacer. Tampoco podemos esperar que una concejalía pueda cambiar todo el mundo, pero es cierto que el Ayuntamiento de Gijón con esa concejalía hace una labor encomiable y es un referente también.
En pocas palabras:
- Irene Montero
Una ministra de Igualdad que se ha encontrado con los mayores obstáculos de la historia política de España.
- Ley ‘solo sí es sí’
Una ley con muy buena intención que si tiene algún error habrá que solucionarlo, pero no lo sé porque no soy jurídica.
- Feminismo
El único movimiento que ha conseguido que la mitad de la población esté empoderada y con muchísimos más derechos sin derramar una sola gota de sangre.
- Patriarcado
El sistema que nos aplasta absolutamente a todas las mujeres y a una parte de los hombres también.
- Extrema derecha
Lo que nunca debió resurgir y sin embargo lo tenemos a la puerta de casa.