Supongo que algo no está funcionando en el debate público cuando los titulares políticos se dan desde los púlpitos
Dinos, pues, ¿qué te parece? ¿Es lícito dar tributo a César, o no?
Pero Jesús percibió la malicia de ellos y les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción?
Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Y oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.
Evangelio de San Mateo 22: 17-22
En Asturias uno no se aburre, tampoco con la Iglesia. El Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, saltaba como un puma contra Bruselas y en defensa de las reivindicaciones de agricultores y ganaderos, que se encuentran estos días en huelga. Sin entrar a valorar lo proporcionado o no de dichas reclamaciones del campo español, lo cierto es que la trayectoria de declaraciones políticas de nuestro arzobispo es un suma y sigue. Hace unos pocos meses, definía la amnistía como “un peaje para que algunos se beneficien en sus gobernanzas” y, en la celebración del Día de Asturias, hizo de su homilía todo un alegato contra la Agenda 2030, contra la eutanasia y contra el feminismo, calificando de ‘leyenda del beso’ al caso Rubiales.
En 2022, afirmó en su carta pastoral que la pornografía y la educación ideologizada por el género son el caldo de cultivo para los abusos sexuales. En 2021, ironizó sobre la protección de los toros frente a la desprotección de los fetos y de los enfermos que anhelan una muerte digna.
Ante tales pronunciamientos, es lógico entender que una parte del clero critique que su máxima autoridad en la región esté desbordando los límites que se le presuponen a un representante de Cristo: “No concilia, divide. No genera paz”. Supongo que algo no está funcionando en el debate público cuando los titulares políticos se dan desde los púlpitos, cuando se desdibujan las líneas que dividen catecismo y filibusterismo. No, no nos aburrimos.