Mientras se investigan ambos sucesos, los lugareños reclaman al Ayuntamiento que extienda hasta su parroquia la campaña de instalación de cámaras de vigilancia; «cuanto más se protejan otras zonas, más a menudo nos tocará a las demás», alegan
Imaginemos la escena. Una persona corriente, quizá ya de edad avanzada, regresa tranquilamente a su hogar. Ha pasado el día fuera, realizando quehaceres varios o, sencillamente, disfrutando de la jornada. Y, de pronto, al hallarse ante la puerta de su domicilio, descubre que algo no va bien… Nada bien, de hecho. Porque alguien, y sólo la combinación de tiempo y suerte permitirá determinar quién, ha forzado una puerta o una ventana, ha profanado la privacidad de la vivienda y, de paso, se ha llevado algún que otro objeto de valor. Pues bien, esa situación es la que, desde principios de este mes, se ha vivido en Serín. Y por partida doble, además. Dos casas ubicadas en distintos puntos de la parroquia han sufrido otros tantos asaltos a plena luz del día -el último de ellos, ayer mismo-, sin provocar daños personales, aunque sí privando a sus propietarios de un variopinto botín que incluye joyas de diverso tipo, la mitad de una escopeta de caza e, incluso, un álbum con fotos de boda. Ambos casos han sido ya denunciados ante la Guardia Civil, que los está investigando, pero los hechos han llevado a los vecinos a reclamar al Ayuntamiento de Gijón que extienda la campaña de instalación de videocámaras hasta su propia zona. Y pronto.
El primero de tales ataques se produjo el 1 de junio, alrededor de las siete y cuarto de la tarde, en una vivienda situada en La Vega. Una cámara privada instalada en las inmediaciones captó a un individuo que, montado en una bicicleta y con el rostro descubierto, se detuvo junto a la casa y penetró en ella a través de una ventana. Una vez en el interior, se llevó todo cuanto de valor pudo encontrar, fundamentalmente piezas de joyería, aunque no dinero en efectivo. Los propietarios del inmueble afectado afirman que lo sustraído, más allá del valor de las joyas, no era especialmente suculento… Y quizá por eso, veintitrés días más tarde, se produjo el segundo asalto. Este mismo martes, nuevamente en horario vespertino y sin el amparo de la oscuridad, un turismo -que los lugareños describen como un Citroën Xsara de color verde– paró a orillas de un bloque emplazado en El Vallín; su ocupante trató de repetir el modus operandi y acceder por una ventana pero, al no lograrlo, optó por forzar la puerta principal. Esta vez, el botín fue bastante más curioso: aparte de la joyería, arrasó con el álbum de boda y, para más inri, con los cañones y la culata de una escopeta de caza yuxtapuesta, dejando atrás el guardamano y, por tanto, haciendo el arma inservible. Luego escapó.
Ni qué decir tiene que tales acontecimientos han propagado el temor entre los habitantes de Serín, un área relativamente tranquila en la que, a diferencia de lo ocurrido en otras parroquias rurales de Gijón, «llevábamos casi dos años sin que pasase algo parecido«. Así lo afirman en la Asociación Vecinal del lugar, cuyos representantes apelan al Consistorio para que multiplique la inversión en videocámaras y amplíe la campaña de colocación, ya en curso, hasta su entorno. Una petición que dista mucho de responder a la envidia o al capricho… «Es una cuestión de lógica: a medida que otras partes del municipio son protegidas, los cacos van a optar más a menudo por las que siguen siendo más inseguras«, explican los representantes vecinales. En ese sentido, varias voces aseguran que el Citroën Xsara en cuestión ha sido visto merodeando por el entorno, posiblemente identificando las casas potencialmente susceptibles de ser atacadas en el futuro. Por su parte, la Guardia Civil recomienda cumplir con las medidas más elementales de protección, como cerrar a conciencia puertas y ventanas al abandonar las viviendas, no guardar los objetos de valor en lugares obvios o comunes, procurar tener en casa la menor cantidad de dinero en metálico posible y, ante cualquier elemento sospechoso, alertar de inmediato a las autoridades.
