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Los productores de frutas, hortalizas, los de carne de vaca, ave y sobre todo porcino; azúcar, arroz, cítricos, maíz, nueces, etanol, miel serán los paganinis de este negocio, para los que ya no hay margen disponible, según aclara los colectivos agrícolas españoles por el impacto tan regresivo como la competencia desleal
Por Urbano Rubio Arconada
El Mercado Común del Sur (Mercosur) es un proceso de integración regional constituido inicialmente por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela (actualmente suspendida desde 2016 por la cláusula democrática del bloque) y Bolivia en status de miembro en proceso de adhesión. Finalmente, el pasado 6 de diciembre, los presidentes del Mercosur y la Unión Europea (Ursula von der Leyen) anunciaron ese perseguido acuerdo de libre comercio después de 25 años de turbulentas negociaciones. El acuerdo firmado entre la Unión Europea y Mercasur es calificado por algunos de histórico y estratégico, mientras que por otros es tildado de inapropiado e incluso ruinoso para los intereses de España, principalmente para nuestro mejor sector exportador: el agroalimentario (de ganadería, huerta e industrializado).
El acuerdo fue alcanzado después de dos décadas de negociaciones, siendo crucial para el futuro del bloque suramericano, que necesita ampliar su inserción internacional, y aparentemente bueno para los países exportadores de tecnología y equipos de la UE. Un pacto entre Mercosur con los Veintiocho de la UE representa nuevas oportunidades de libre comercio para un conjunto de 700 millones de consumidores y con un PIB per cápita promedio de 34.000 dólares. Se trata del mayor pacto jamás firmado por la UE. Según datos de la Comisión Europea, en 2018 la UE exportó bienes a Mercosur por 45.000 millones de euros e importó desde el bloque suramericano 42.600 millones de euros. El pacto con la UE no sólo le da nuevo oxígeno a la dinámica interna del bloque suramericano, sino un horizonte más prometedor de oportunidades comerciales, en particular para economías en problemas. Las mayores exportaciones de Mercosur a la UE vienen siendo manufacturas agrícolas, alimentos, bebidas y tabaco (21% el total); productos vegetales como la soja y el café (17%) y carnes y otros productos animales (6%).
Mientras las exportaciones de la UE a Mercosur incluyen maquinaria (27% del total), equipos de transporte (13,5 %) y productos químicos y farmacéuticos (24%). El pacto impulsará las exportaciones industriales en un área hasta ahora algo cerrada, en la que Alemania y Francia se llevarán la palma. Alemania es el principal exportador europeo con el 8,5% del volumen mundial, en comparación con España que solo representa el 1,6% de las exportaciones mundiales. La industria automovilística española planea multiplicar a medio plazo las exportaciones en el ámbito de Mercosur aunque parece difícil por la competencia automovilística asiática. También podrán beneficiarse las empresas españolas de bienes industriales, maquinaria, farmacéuticas, textil y calzado y las pymes del sector tecnológico que muestren nivel competitivo. Pero el gran damnificado será nuestro sector agrícola y ganadero. Con la firma de este tratado, y con el perjuicio que se prevé de los daños colaterales del Brexit del Reino Unido (nuestro principal importador agrícola) el sector queda claramente tocado.
Ahora nuestros productos tendrán que competir con los de Brasil o Argentina, a los que se descargará progresivamente del 12% del arancel actual. Los productores de frutas, hortalizas, los de carne de vaca, ave y sobre todo porcino; azúcar, arroz, cítricos, maíz, nueces, etanol, miel serán los paganinis de este negocio, para los que ya no hay margen disponible, según aclara los colectivos agrícolas españoles por el impacto tan regresivo como la competencia desleal ante productos que no son obligadas a demostrar la trazabilidad de exigencias de calidad y fitosanitarias como las exigidas en la zona euro: esto no es competir en un mercado justo en donde todos los productos compitan en condiciones de igualdad. En el capítulo comercial permitirá a las firmas europeas competir y ganar contratos gubernamentales suramericanos, sin caer presos de la discriminación por ser empresas foráneas. Obligará a trabajar con entidades sub nacionales, a nivel provincial o municipal, para permitir la entrada de las firmas europeas. Este proceso ya es conocido por muchas empresas españolas con largo recorrido en contratos de infraestructuras en esas tierras.
La apertura permitirá oportunidades por igual y obligará a aumentar la competitividad de nuestras empresas con las del resto del continente europeo. El acuerdo del ahorro de miles de millones de euros en aranceles, es mucho más favorable para la Europa tecnológica (la de primera velocidad) que para las economías en ralentí y de baja productividad como la española. No obstante, debe insistirse en el cumplimiento de una competencia leal para que puede ser una oportunidad para los emprendedores que sepan tomar ventajas al manejar un idioma común, lo que permite establecer lazos de negocio fluido. Lo que está claro es que el acuerdo no sacará de pobre a España, la duda está en saber si la hará más pobre. Pero hay más dudas. ¿Se aplicarán las normas europeas de seguridad alimentaria con el mismo “rigor” de higiene, calidad y fitosanitarias a las importaciones? ¿Cómo se asegura la trazabilidad en antibióticos, bien estar animal y sostenibilidad de las importaciones de carne para asegurar que no haya competencia desleal? ¿Un acuerdo directo entre España y los países hermanos hispanos no hubiera sido mucho más beneficioso? ¿Este acuerdo no es en beneficio fundamentalmente de Alemania que asegura así la venta de buena parte de su material industrial?
A ver, si nos regimos por el apoyo a ideologías «Verdes, ecosostenibles, ecoeficientes, etc» hay alguien que me explique, en palabras que cualquiera de inteligencia mediana pueda entender, que hacemos con la huella de carbono, aparte el coste, de un trasporte «sucio» en barcos quemando fuel oíl, de mínimo 6000km. Sería posible cambiar el sistema con políticos más coherentes, que apoyen la producción de cercanías? Aparte de los aditivos de esas frutas y verduras, para soportar el trasporte, estamos obligados a destruir nuestra salud, como con los productos africanos?