“Estaría encantada de la vida de seguir ahí y que sus novelas estén en la tele o en cualquier otro medio”
“Mamá era ‘gijonuda’. Cuando volvió de Cádiz a los 17 años le encantó Gijón y aquí pasó su vida”
Begoña y Chomin son, por sí solos, dos nombres comunes. Sin embargo, su apellido va asociado a una de las grandes escritoras de la literatura universal: Corín Tellado, la mujer que más libros ha vendido en la historia y que recientemente ha vuelto a ser noticia después de que Telemundo se haya hecho con los derechos para explotar sus títulos. ¿Qué significa esto? Que próximamente podríamos ver las novelas de la asturiana en Netflix, Amazon o HBO, entre otros. El salto llena de orgullo a sus hijos, el mismo que siempre les ha llevado a presumir de una madre adelantada a su tiempo.
De Planeta a Telemundo. Menudo bombazo ¿no?
Chomin: Sí lo es. Nosotros llevamos cinco años publicando novelas en formato digital con Planeta. La relación era muy buena y nos comunicaron que había interés por parte de Universal en esto. Mejor partner que Planeta no lo hay con lo que negociamos con ellos las premisas y cuando le dimos un enfoque se habló con Telemundo.
Por aclarar ¿es una venta o una cesión de los derechos?
Ch: Los derechos se venden, pero con retorno, es decir, es una cesión durante un tiempo: ellos lo utilizan para lo que quieran y a los tres años el producto que salga es suyo, pero el derecho revierte a ti. Lo que hicimos fue ceder unos títulos, pero ellos pueden utilizar la obra entera por un tiempo determinado. Si esto va bien, tenemos un derecho de tanteo.
¿Cómo han sido las negociaciones?
Ch: Llevamos hablando desde noviembre de 2020. Había muy buena sintonía y al acuerdo inicial llegamos al día siguiente, pero luego había que mirar contratos, cláusulas, suplementos… Por eso se demoró seis meses. Ellos querían y nosotros también. El dinero no fue importante porque habían aceptado casi todo lo que habíamos dicho. Sabíamos que íbamos a llegar a buen fin.
¿Qué pensaría Corín Tellado?
Begoña: Estaría encantada de la vida de seguir ahí, que hablen de ella y que sus novelas estén en la tele o en cualquier otro medio.
Decía yo que era una adelantada a su tiempo. ¿Imaginaría que sus trabajos darían el salto a la televisión?
B: Sí se lo imaginaría. Ella pensaba que un día se haría algo grande, que no caería en el olvido.
Ch: Estoy de acuerdo. Los formatos los podía desconocer, pero se imaginaba que esto no iba a parar.
La mayoría de las personas se quedan con el recuerdo cuando entierran a sus padres. Sin embargo, ustedes tienen sus libros y, a partir ahora, las series que se puedan producir. ¿Qué le recorre a uno por dentro?
B: Me remueve mucho. Esta entrevista me altera porque me recuerda sentimientos. El otro día mi hermano hizo una entrevista en una radio y fue la primera vez que oía su voz en 11 años, todavía no he sido capaz de ver vídeos.
Ch: Cuando pusieron su voz, flipé. Hablaba con una fluidez brutal, era antes de la enfermedad. Estaba muy ágil.
¿Cómo vivieron su infancia? No sé si el apellido pesaba.
Ch: Cuando tenía un año, mamá ya escribía. Me daba un poco igual porque lo tenía asumido. Sí es verdad que había situaciones en el colegio como el típico profesor de izquierdas que te proscribía por ser hijo de Corín Tellado o dejaba el coche fuera para que no te dijeran nada porque era de los primeros en tenerlo.
B: Ese tipo de cosas sí me afectaban. Pesó el apellido, pero era un todo: era famosa, los años 70, estaba separada…
¿Eran conscientes de todo lo que rodeaba a su madre?
Ch: No. Cuando iba a Barcelona nos llevaba a mi hermana y a mí a los hoteles porque iba con el abogado y el editor y lo vivíamos como algo normal. Solíamos patinar por los pasillos (risas).
B: Vivimos muy bien, muy acomodados, pero sin grandes lujos. No teníamos el coche último modelo, la persona que nos llevaba al colegio no era un chófer al uso sino la persona que trabajaba en Autosalón donde mamá tenía guardado el coche; vivíamos en Roces, no en Somió… Era todo especial, no iba por el libro. Por eso somos gente normal.
Es curioso porque a Corín Tellado siempre se la asoció a la novela romántica mientras que ella defendía que ni era romántica ni escribía novelas románticas. ¿Esto cómo se explica?
B: Era casamentera. Ella siempre intentaba encarrilar el matrimonio a algunas amigas que le contaban sus penas. Era cariñosa y amante de su familia, pero no besucona.
Mario Vargas Llosa llegó a asociar a su madre a un fenómeno sociocultural por su “vasta producción”. Las palabras no salen de la boca de un cualquiera…
Ch: Es una persona que supo valorar, no como otros que censuraban. Mamá siempre decía que quería que leyeran sus novelas y las tiraran, era su escritura. Mario (Vargas Llosa) lo que hizo fue darse cuenta de que era así y cada poco sacaba un título.
Vamos a dar algunos datos. Es la autora más vendida en lengua castellana, tanto que figura en el Libro Guinness de los Récords de 1994 con 400 millones de ejemplares vendidos. En 1962 la UNESCO la declaró la autora más leída después de Miguel de Cervantes. Tiene en torno a 5.000 títulos publicados, traducidos a 27 idiomas. Escuchar todo esto seguido ¿da vértigo?
Ch: Mamá vendía el derecho y la editorial gestionaba y luego pagaba. Nunca fui consciente de toda la gente que la leía o la cantidad de idiomas a las que fue traducida. Ahora, con el paso de los años, ese pensamiento ha cambiado. El negocio que quiere hacer Telemundo es brutal y cuando te das cuenta de que alguien que publica a Elton John o Leonard Cohen, entre otros, está encantado con este proyecto, flipo.
B: Yo lo valoré más tarde, de jovencita no tanto.
Corín Tellado nace en Viavélez, pero en 1951 se traslada a Gijón donde vivió el resto de su vida. Podríamos decir que la escritora fue una gijonesa más…
B: Ella estuvo desde los nueve hasta los 17 años en Cádiz. Cuando el padre muere, vuelve aquí con una novela publicada y dijo que se quedaba en Gijón, le encantó.
Ch: En Gijón la reconocieron mucho. Tini Areces le dio una calle y varios premios. Mamá era ‘gijonuda’ como yo (risas). Mis hijos me llaman aldeano así que imagínate…
Sobre la calle en Gijón, debe ser especial. Lo digo porque sobrevive al tiempo.
B: Eso sí que me choca, cuando vas en taxi oír calle Corín Tellado.
Ch: También tiene una en Viavélez. Me gusta mucho, sobre todo por mis hijos, porque es un orgullo salvo que venga algún gobierno que diga que la literatura es una mierda y que lo quiten como ahora pasa con todo.
¿Con qué ojos vería Corín Tellado el Gijón actual?
B: Sería amiga de la alcaldesa porque se hacía amiga de todos los alcaldes, daba igual del color que fuera.
Ch: Le encantaba tomar sus sardinas en El Planeta. Con Gijón, en general, ya te digo que estaría encantada. Ella se quedaría más asombrada con su entorno: mis sobrinas que se sacaron las oposiciones, mis hijos que acabaron sus carreras, ver a todos trabajando…
“Fidel Castro prohibió las novelas de Corín Tellado en Cuba y nadie sabe la razón”
“Vivía mucho el momento. El día anterior a su muerte fue a trabajar con bastón y ciega con mi cuñada”
Y ustedes siguen manteniendo esa vinculación con la localidad de nacimiento de su madre. ¿Es como cerrar el círculo?
B: Viavélez es muy pequeñín, tenemos una casa donde solo va gente que vemos en verano. Es muy especial, es una maravilla. Suelo escapar de la multitud de Gijón. Adoro esta ciudad, menos en verano.
Ch: Ahora están promocionando mucho el pueblo dándole el valor que tiene por la persona que está allí. El Día del Libro le pusieron una placa enorme a mamá al lado de nuestra casa.
Podrían hablar durante horas de su madre.
B: Es verdad que cualquier cosa que tiene que ver con ella me altera emocionalmente, pero disfruto. Cuando alguna amiga se interesa por ella, puedo pasarme horas. Además me sale la risa sola.
Ch: No soy coñazo, pero si me preguntan con cariño hablo de ella. En caso contrario, no cuento nada.
Además de adelantada a su tiempo, ¿definirían a Corín Tellado como una mujer humilde, pero con carácter?
Ch: Poco hay que decir, acabas de definirla perfectamente. Esa es la realidad.
B: A veces no daba esa imagen porque era tímida, creían que era soberbia, pero en absoluto.
En una entrevista le preguntaron por la reencarnación y ella contestó: “Yo no lo pasé muy mal con Corín Tellado. Creo que me volvería a reencarnar en mí misma». ¿Podríamos decir que también era optimista?
Ch: Muchísimo. Era muy folclórica, montaba los domingos unas paellas en la finca…y trabajó hasta el último día.
B: Vivía mucho el momento. El día anterior a su muerte fue a trabajar con bastón y ciega con mi cuñada. Esa madrugada falleció.
¿Qué han heredado sus hijos de aquella mujer que llegó a decir que había sacrificado su vida por la literatura?
Ch: El trabajo como cuestión general y soy muy maniático porque literatura cero.
B: Tengo gustos que hacen que me parezca cada día más a ella: escapar del bullicio, estar cada día más en casa, disfrutar de mis hijos…
Precisamente les iba a preguntar por si les había dado por coger el testigo de la escritura.
B: No es tan fácil y eso que lo intenté. Soy procuradora y, en una ocasión, un colega de profesión me tomó el pelo preguntándome porque no iba a escribir ‘novelinas’ como mi madre. Le contesté que lo podía hacer él y así viviría muchísimo mejor. Una vez cogí papel y bolígrafo, pero es que no sé por dónde empezar. A mamá le salía solo. Mi cuñada solía decir que pensaba más rápido que lo que dictaba. Tú le pedías que te hablara de un móvil y te escribía tres folios. Tenía una agilidad mental muy grande. Mi hija Corín escribe bien alguna cosa, igual salta la sorpresa con mi nieta Corín.
¿Y por la lectura?
Ch: Eso sí. Suelo leer lo que me interesa en un momento dado.
B: Me encanta leer de todo. Intento convencer a la gente de que lea porque es algo que puedes hacer sola, no necesitas a nadie y te causa placer. Si no te gusta lo dejas y listo.
El hecho de haber forjado una carrera exitosa en tiempos de una dictadura ¿hace que el éxito sea aún mayor si cabe? Su madre señaló en una ocasión que la censura le había enseñado a insinuar.
Ch: Ella se fue adaptando. Recuerdo novelas que se las echaban para atrás y cambiaba los finales. Pasó de escribir novelas blandas a, en la parte final, hacer lo que fuera. B: Le ponían rayas rojas. Por ejemplo, Fidel Castro las prohibió y nadie sabe la razón. Estando en Cuba se lo pregunté a un cochero y no me creía que era su hija. Mamá vendía en Cuba muchísimo de estraperlo, en quioscos… Fíjate que yo no las encontré, me las trajo un amigo.
(Continúa: “Feminista era Corín Tellado que se separó de un paisano en los años 60 y nos crió sola”)
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