Llegó de Extremadura para trabajar en el proyecto comunitario Mar de Niebla y aquí sigue, enfrascada en este proyecto tan interesante de inserción educativa del barrio de La Calzada
Minerva Sánchez se considera «asturmeña» Llegó de Extremadura para trabajar en el proyecto comunitario Mar de Niebla y aquí sigue, enfrascada en este proyecto tan interesante de inserción educativa del barrio de La Calzada. Por esta época, los jóvenes que trabajan en uno de sus muchos talleres, el de comercio, abren una juguetería. Sánchez es además la responsable del programa de acompañamiento juvenil, “La Ofi” en Mar de Niebla. Dicho programa va dirigido a jóvenes que tengan entre 16 y 30 años y que estén interesados en activarse. Es también la encargada de la campaña de repartir entre familias vulnerables, juguetes para regalar el día de Reyes Magos. Ella nos cuenta todas las claves.
Explíquenos qué es el programa “La Ofi”.
Son jóvenes que ni estudian ni trabajan, en el momento de inscribirse, pero tiene interés en ponerse a hacer algo. Están desorientados, no saben muy bien a qué se pueden dedicar…algunos arrastran el estigma del fracaso escolar, ya que abandonaron la ESO. El año pasado, por ejemplo , se atendió a ciento catorce.
Ustedes, digamos que les dan una orientación.
-Nuestro objetivo principal es la reinserción educativa, pero por supuesto, en función de necesidad exclusiva, haciéndoles un itinerario individual, durante todo el tiempo que está en el programa.
¿Cuánto tiempo es eso?
Va en función de lo que haya decidido hacer y del interés que veamos nosotros.
¿Por ejemplo?
Pues participar en alguna de nuestras formaciones; buscar empleo; retomar la ESO a través de la escuela de adultos y entonces les damos un apoyo educativo (clases particulares); o asistir a un taller ocupacional…tenemos uno que es para creación de ideas, por ejemplo. Todo destinado a esa reinserción principalmente formativa.
Háblenos del Proyecto Transversal.
-Todos los viernes se juntan durante dos horas y comentan algo que les gustaría hacer. Uno de los objetivos es la participación, dese cuenta que son jóvenes que tienen, digamos, menos oportunidades que otros.
¿Y la casuística de esto?
Diferentes complicaciones de la vida o simplemente no querer estudiar.
¡Si yo lo llego a saber, hubiera mandado a alguien que yo me sé para activarse en los estudios! En fin. ¿Cuántos años lleva aquí Minerva?
Cinco.
¿Es de aquí?
Soy extremeña, acabé la carrera de Educación Social y compartía piso con una amiga que era de Gijón. Yo como soy del “terruño” del interior…
Le propuso buscar trabajo pro aquí.
En un sitio que tuviera playa…había pensado en el Sur, pero me convencieron para que visitara esto y…aquí estoy. Soy “asturmeña”.
Me gusta esto de “asturmeña”.
Una generación de mi familia ya estuvo viviendo aquí…yo me encuentro fenomenal, soy muy adaptable.
Volviendo a Mar de Niebla ¿cómo preparan los proyectos?
Primero, es una asociación territorial, es decir de este barrio, de La Calzada, y los proyectos van apareciendo y perfeccionándose poco a poco.
Según las necesidades…
Eso es. A raíz de un análisis de las necesidades del barrio se van preparando. Además de eso tenemos proyectos más vanguardistas, que se han ido aprendiendo de las diferentes redes que hay en el País Vasco y Cataluña, con las que tenemos mucha sinergia.
Ahora vamos al tema juguetes. ¿Cuánto hace de esta iniciativa?
Yo creo que la asociación lleva ya unos diez años repartiendo juguetes. Donde se da el salto de calidad, digamos, es en el momento que en lugar de entregar una caja con juguetes aleatorios o “random” como dicen los chavales ahora, se le da otro enfoque.
Que nos va a explicar.
Se decidió que esta iniciativa formase un círculo perfecto. Un grupo de jóvenes se forman en comercio, bajo una metodología que se llama “aprendizaje servicio”.
Eso cómo es.
Sobre todo práctico. Aprenden a montar una tienda, eligen el local, hacen su marca, uniformes, pintura…todo.
Aprender de una manera práctica.
Así es y eso para personas que llevan tiempo desconectados del mundo académico, es muy atractivo y se acostumbran a trabajar en equipo y desarrollas en ellos una labor social porque en “esa” tienda de juguetes van a atender a las familias que no tienen grandes recursos para comprar juguetes.
Pues muy bien pensado.
Pero hay más.
Y seguramente que mejor.
Van a entrar en una tienda muy bonita, muy cuidada y van a elegir sus juguetes como cualquier otra familia, ganando en dignidad, atención…
Son juguetes donados.
Y evitamos que cientos, cientos de juguetes, vayan a la basura. Se les da una segunda vida involucrando a otro grupo, el voluntariado.
Personas que quieren compartir su tiempo en algo social.
Esas personas reciben a las personas que donan, formando un círculo muy guapo. Cada año la juguetería tiene un nombre diferente, además de su temática. Es según lo haya elegido el grupo que ese año está en esa formación.
Qué guapo.
Este año se llama “Dulces Juguetes” y son doce jóvenes, pero en cualquier formación el máximo, son catorce. Y son proyectos que duran un año. Muchos de ellos acaban uno, y se apuntan a otro.
Y los chicos que acaban un proyecto, o los que sean, ¿vuelven por aquí?
Eso es lo mejor de todo. Vienen a contarte que encontraron trabajo y en muchas ocasiones ellos se encargan de dar charlas de la experiencia a otros jóvenes.
Eso es un gran incentivo.
¡Claro!
Volviendo al tema de la juguetería ¿Cómo acceden las familias a esos juguetes?
Son dos fases. La primera, la llamamos de familias beneficiarias y la segunda de puertas abiertas.
Vamos con la primera.
La primera son familias que nos derivan a la juguetería desde los propios proyectos de Mar de Niebla, los que trabajan con personas en vulnerabilidad o de otras entidades que también trabajan con este tipo de familias. Cuando les damos cita, ya conocemos cuantos hijos tienen y sus edades.
Una atención totalmente personalizada.
Sí, porque cuando entran en la tienda ya les enseñamos las estanterías de juguetes correspondientes a su edad. Como una tienda normal y corriente.
Humanizando mucho esa acción.
La segunda fase es que cualquier persona pueda llegar a la tienda. Y en este caso quiero aclarar muy bien un tema.
Es el momento.
Estas familias que vienen derivadas, tienen 100 puntos por hijo. Dentro de lo que elijan tienen que llevarse un libro y un peluche, y del resto de los puntos que les queden, lo que les apetezca. En la fase de puertas abiertas puede haber familias que no te digan exactamente el número de hijos…
La picaresca…
Para que las personas que entran consigan sus cien puntos, tienen que dar un donativo, ¡ojo simbólico y no cuantificable!
¿Cinco céntimos, por ejemplo?
Y ya está, es para evitar que alguien llegue y desmantele la tienda. No es por otra cosa. Esto tiene que quedar muy claro. No vendemos los juguetes.
Tú vas, dejas cinco céntimos y te llevas los juguetes correspondientes a cien puntos.
Eso es. Luego vas otro día, dejas otros cinco céntimos y vuelves a poder disponer de otros cien puntos. Todo el mundo tiene que tener la misma oportunidad. No es un afán recaudatorio. Esos donativos van dirigidos al programa Infancia.
Queda claro que es para que no haya listos que les quieran engañar. Y esto lo digo yo.
Destacar que colabora muchísimo, muchísimo la gente, empresas, asociaciones de padres, clubs deportivos. La gente se vuelca.
Finalice.
Cuando le das a un joven la oportunidad de participar, no decepciona. Y otra cosa, uy, le cuento lo de las bicis…hay un taller que se llama “Bicilab” Es un taller para arreglar bicicletas, enseñan a los que no saben y hacen rutas por Gijón y en verano se les contrata al Parque de Moreda, ahí tenemos un contenedor acondicionado y ese taller en el que han ido aprendiendo cosas durante todo el año, se transforma en “Biciaventuras”.
Para todo el mundo y de cualquier edad…
Sí, así que para el que no sepa andar en bici, o arreglar la suya, nosotros en una sede que tenemos para esa época estival, podemos ayudarles.
¿Alguna cosa más?
Que todavía tienen tiempo para pasar por la tienda de juguetes. Que no quede ningún niño sin Reyes.