Deseo que llegue el momento en el que una mujer líder en ciencia sea tan habitual como lo es hoy en día un hombre
Convertirme en científica fue una de las mejores decisiones de mi vida. Mi profesión me reporta muchas satisfacciones y algunos sinsabores, pero, desde luego, el balance es positivo. Desde niña me gusta utilizar mi mente como herramienta de entretenimiento y diversión, así que imagínate lo que significa poder usarla para trabajar. Claro que la investigación científica requiere esfuerzo y sacrificios; si no, no sería un trabajo. También demanda persistencia y resiliencia. Con todo, a veces no se logran los objetivos; no puedo decir ‘si haces esto y esto y eres así y así’, lograrás tus objetivos.
Muchas personas tienen dificultades para desarrollar su profesión, algunas veces incluso para encontrar un empleo. Lo triste es que esas dificultades aumenten innecesariamente debido a sesgos de género u otros relacionados con el miedo a la diferencia. Por eso es importante para mí el 8 de marzo, el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Porque estoy deseando que llegue el año en el que no necesitemos tener más este día. El momento en el que los niños y las niñas puedan elegir su profesión sin estar mediatizados por la tradición, la educación, la historia o la falta de referentes. El día en el que normalicemos la figura y el papel de las mujeres en el desarrollo científico. El día en el que una mujer líder en ciencia sea tan habitual como lo es hoy en día un hombre.
Este es mi sueño. Que llegue el día en el que nadie tenga dificultades añadidas para elegir o ejercer su profesión por ser diferente a lo tradicional.
Montse Rivas es investigadora y profesora de la Universidad de Oviedo. Fue nombrada ‘Embajadora de Gijón 2022’ por su intensa labor en la organización de congresos para la ciudad