Tras recibir abucheos este lunes, la alcaldesa ha parado el proceso y busca ahora «una vía de consenso»

La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, ha dado un paso al frente tras la protesta de cerca de 500 vecinos del Natahoyo contra el traslado temporal del Albergue Covadonga y ha marcado distancia con las decisiones tomadas por el concejal de Servicios Sociales, Guzmán Pendás. “Asumo en primera persona la responsabilidad de encontrar una vía de consenso”, ha afirmado la regidora esta tarde, recalcando que el Ayuntamiento “no va a permitir que se juegue con la dignidad” de las personas afectadas.
Sus palabras llegan días después de un episodio de tensión durante la inauguración de la Capilla de San Esteban del Mar, donde una multitud recibió a Moriyón con gritos de “Moriyón dimisión” y una pitada constante. La alcaldesa reconoció haber vivido “un momento violento y desagradable” y aseguró haber reflexionado “mucho” sobre el clima generado. “Todo lo que rodea al traslado se ha contaminado de mentiras, de odio y de silencios”, lamentó.
Pero sus declaraciones también han tenido una lectura interna. Moriyón ha salido a aclarar, rectificar y enmarcar políticamente el proceso después de que desde Foro se intentaran desmarcar de la decisión. Su portavoz municipal, Jesús Martínez Salvador, explicó que la medida “no es una decisión tomada desde nuestro lado del gobierno”. Un gesto que situaba el peso del traslado exclusivamente en la Concejalía de Servicios Sociales, dirigida por el popular Guzmán Pendás.
“Sé muy bien dónde estoy y lo que soy. Soy la alcaldesa de una ciudad abierta, acogedora y solidaria”, ha afirmado la alcaldesa, que insistió en desmentir los rumores que circulan en el barrio, como la supuesta intención de consolidar el albergue en el Natahoyo o la existencia de un pacto secreto para desarrollar pisos de lujo en el entorno del Solarón. “Todo eso es falso”, recalcó. Aseguró además que comprende las inquietudes vecinales y la falta de información, pero rechazó frontalmente “el odio de fondo” que percibió en la protesta: “¿Por qué ese odio? Ese odio no es Gijón”. Moriyón reconoce que la crispación actual “impide afrontar este proceso con seguridad y dignidad”, y asume ahora el mando directo.