Más de 16.000 personas se juntaron en el recinto de Gijón Life para disfrutar de las canciones del dominicano, que 24 años después volvía a la ciudad con su banda 4.40; ‘La bilirrubina’ cerró una actuación de dos horas de duración que vivió un apagón sonoro de 10 minutos en la segunda canción

A las 21.30 horas la cola de acceso al concierto iba desde la única vía de entrada al recinto del Parque Inglés (Hermanos Castro) que comparten Gijón Life y Tsunami Xixón al Palacio de Deportes y daba la vuelta a todo aparcamiento para coincidir paralelas a la entrada al mismo por la carretera que rodea la instalación. Caras de sorpresa, entre ellas las del presidente ejecutivo del Sporting, David Guerra, y cierta indignación que no fue a más porque a las 22.10 horas, cuando arrancaba el concierto, accedían los últimos para disfrutar de Juan Luis Guerra en la actuación hasta la fecha más multitudinaria del verano gijonés, con más de 16.000 espectadores, según fuentes del equipo de seguridad. Las ganas de ver al dominicano eran superiores, aunque no pocos se molestaron por tener que dejar su paraguas en la entrada colgados de una valla al estar estos utensilios, en un día que amenazaba agua, no permitidos. Cosas que no se acaban de comprender en un recinto al aire libre.
Arrancó el concierto con ‘Rosalía’, para seguir con ‘La travesía’, momento en el que se vivió un apagón en el escenario que obligó a parar la actuación. El susto duró cerca de 10 minutos, los que tardó en arreglarse la situación. “Problemas con los amplificadores”, se disculpó despúes Guerra, que siguió con una gran fiesta de merengue y bachata. ‘La llave de mi corazón’, ‘Vale la pena’, ‘Como yo’…, fueron las siguientes de una lista que hizo bailar un público con amplia representación latina. Se pudo comprobar en los saludos del cantante, con importante presencia de dominicanos, colombianos y venezolanos.
Éxitos nuevos y otros que ya sonaron en 1991 en Las Mestas, en la anterior y única visita del artista a la ciudad, fueron sucediéndose hasta llegar al esperado ‘Ojalá que llueva café’, que precedió a ‘El farolito’ y ‘Las avispas’. Con el público entregado, pidiendo los bises, salió la banda de nuevo al escenario para tocar ‘A pedir su mano’ y ‘Bachata rosa’, realizando un nuevo amago para, ahora sí, finalizar con ‘La bilirrubina’. Hasta pronto, Juan Luis.
El sonido fue marítimo. Ya con la talonera comentábamos que no se la oía. En el concierto en sí y especialmente tras el blackout en el segundo tema, no se oía nada qie no fuera la base de bajos, se oía al público por encima del sonido de escenario. Según avanzó la actuación se notaba cómo los técnicos cambiaban cosas y el sonido se volvía por unos segundos más nítido. No fue hasta los tres últimos temas y los bises que se escuchó medianamente la música.
Quería decir sonido malísimo, como el corrector del móvil 😅
Un sonido pésimo y cuando cantaron los de la orquesta parecía playback, la cantante que estaba al teclado no le iba la voz a la vez que la vocalización, no se si será, motivo del sonido porque no soy técnico, pero parecía que estuviera haciendo play back.
La gente entusiasmada, no se si era el efecto del alcohol o al poco criterio que hay. Con tal de que haya ruido les vale todo. Folixia mas folixia y calidad cero. Y 70€ de entrada. Nunca mas.