Una veintena de asociaciones españolas y cuatro de Portugal integran el movimiento, concebido para llevar a cabo acciones en defensa del cánido peninsular, y cuya primera medida es un crowdfunding para sostener su cruzada; este lunes se ha presentado en Gijón

Muchos de quienes lean estas líneas, por no decir todos, habrán jugado alguna que otra vez al archiconocido juego de la soga. Para aquellos que no, la explicación de su funcionamiento es sencilla: dos equipos, cada uno desplegado al extremo de una larga cuerda, que deben tirar de ella y aflojarla alternativamente, hasta agotar al oponente y lograr llevar la soga a su propio terreno. Un entretenimiento fácil, sí, pero en el que tienen su dosis de importancia la fuerza, la habilidad… Y la coordinación. De ahí que, en el tira y afloja que los colectivos animalistas mantienen con una parte del sector ganadero por la situación del lobo ibérico, varios de los primeros hayan decidido coaligarse para formar un frente común y contribuir, en la medida de lo posible, a la defensa de esa especie tan propia de los campos asturianos. El resultado es el Fondo para la Protección del Lobo Ibérico, presentado oficialmente ayer lunes en el Café Dindurra de Gijón, y cuya actividad arranca hoy martes, Día Internacional de la Madre Tierra, con una primera iniciativa: recaudar fondos con los que sostener económica una lucha que, sospechan sus fundadores, será larga, dura y costosa.
«Antes de nada, hay algo que tiene que dar claro: no estamos aquí para enfrentarnos al sector ganadero, sino para bajar los decibelios de la polémica e iniciar un proceso de debate sosegado, con escucha activa de todos los sectores afectados«, matiza Ángela Otero, coordinadora del Fondo y protagonista, junto con su compañero Emilio de la Calzada, del acto de presentación celebrado hace poco más de veinticuatro horas en el Dindurra. A ambos se les puede considerar el rostro de este movimiento, surgido a partir de la labor de la Plataforma en Defensa de la Cordillera Cantábrica, de la De la Calzada es presidente, y creado como una forma de imprimirle, y que ya integra una veintena de asociaciones españolas, más otras cuatro de Portugal. Una masa crítica transnacional que se ha propuesto, por encima de todo, conseguir que el lobo deje de ser utilizado como arma partidista y política. «Sinceramente, no creo que lo tengamos delante sea a la totalidad de los ganaderos«, acota Otero. Muy al contrario, la opinión del Fondo es que «hay una minoría dentro de ese colectivo que tiene unos intereses determinados, como también sucede en el sector de la caza, y que están actuando como lobbies de presión. Ese ruido, que dificulta a la mayoría de la población comprender la realidad de la situación, es el que queremos acallar».
«Aquí se está usando a este animal como cabeza de turco. Europa dio fondos al Ministerio de Transición Ecológica cuando incluyó al lobo en el LESPRE… ¿Y ahora se está dispuesto a perder ese dinero? Es un síntoma de dejadez administrativa»
Porque la coyuntura, insiste Otero, es mucho menos apocalíptica de lo que proclaman aquellos que abogar por la desprotección del lobo. «El problema del mundo rural no es este animal«, ahonda la coordinadora del Fondo. «Sí, es un depredador, pero esa es su función en el ecosistema; está haciendo su trabajo, por así decirlo, y eso es algo con lo que debemos aprender convivir, y no lanzarnos al exterminio«. Desde luego, hablar de convivencia de manera ligera es sencillo, incluso frívolo, pero el alegato de Otero y de sus compañeros también incluye posibles medidas para conseguirlo. «Existen fórmulas para minimizar los daños. De entrada, se han desarrollado cerramientos eficaces para las explotaciones ganaderas, y se podría aumentar el pastoreo presencial, con lo que, de paso, de contribuiría al aumento del empleo en el mundo rural, favoreciendo, incluso, un cambio generacional y la inclusión de la mujer». Todo ello, sin obviar el buen resultado que podría dar el uso de perros adiestrados para ahuyentar a lo lobos de los rebaños, un recurso que «ha quedado demostrado, estudios de expertos mediante, que funciona». En fin, lo que sea, menos sacar al lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE), o autorizar su caza. «Aquí se está usando a este animal como cabeza de turco. Europa dio fondos al Ministerio de Transición Ecológica cuando incluyó al lobo en el LESPRE… ¿Y ahora se está dispuesto a perder ese dinero? Es un síntoma de dejadez administrativa».
Afortunadamente para Otero y el Fondo, el posicionamiento general de la población es favorable a su causa. De ahí que confíen en que la campaña de crowdfunding, que se mantendrá activa hasta el 31 de junio y con la que esperan recaudar 200.000 euros, dé frutos jugosos. «Es una meta ambiciosa, lo sabemos, pero estamos convencidos de que la conciencia ciudadana está por la protección del lobo y de la naturaleza», manifiesta Otero. Al término de esa ventana de tiempo, el dinero obtenido se destinará en un 50% a emprender acciones de carácter legislativo y judicial, y el otro 50%, a fomentar la educación y la concienciación sociales, por medio de charlas, talleres o colaboraciones con centros educativos y entidades. Quienes accedan a dar un paso al frente pueden hacerlo a través de la web del Fondo, o en sus redes sociales. Y sus integrantes insisten en su convicción de que no faltarán voluntarios. «Entre todos podemos calmar este conflicto sin recurrir a una matanza. Sólo hay que tranquilizarse, sentarse a dialogar y, de ese modo, encontraremos soluciones«.