Hace dos años que la gijonesa Natalia Peña fundó en el país celta su marca, puramente artesana e influida de principio a fin por su personalidad; estos días exhibe sus piezas en el stand que Gijón Impulsa mantiene en la FIDMA
Fueron muchas las vidas, las trayectorias profesionales y los proyectos personales que, con la llegada de la pandemia global del coronavirus a principios de 2020, se vieron, si no directamente truncadas, sí forzadas a vivir un giro drástico de timón, una reinterpretación sistémica para adaptarse a la realidad sociosanitaria y, a más largo plazo, al nuevo mundo que surgió de aquella crisis. A Natalia Peña López, esa necesidad la sorprendió muy lejos de la Gijón en la que nació allá por 1983; concretamente, en la lejana Irlanda, donde se desempeñaba en el sector de la banca. De la noche a la mañana, con la población confinada y las mayoría de negocios clausurados, se quedó sin trabajo; sin embargo, Peña decidió convertir lo que podría haber sido un trauma en una oportunidad, y hacer de su buena mano y su creatividad en la elaboración de joyas de artesanía un foco de beneficio. El resultado, Nat and Bow, vio la luz hace ahora dos años, y estos días se exhibe en el stand que la 67ª Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA) reserva a Gijón Impulsa. Un servicio ese último que, de hecho, se ha convertido en clave para que esta gijonesa por los cuatro costados, ya instalada en su ciudad natal, haya visto su proyecto afianzarse, crecer y ganarse un futuro que, confía su autora, se dibuja prometedor.
La pasión de Peña por esta disciplina viene de lejos. Antes de la pandemia, aunque ya instalada en el país celta, conoció a su ahora marido y, con la boda en ciernes, «decidí diseñar mi propio tocado; sé que hay más marcas que se dedican a esto, pero quería que fuese algo único, que llevase mi personalidad, que dijese a quienes lo viesen quién soy yo». Poco después, con el mundo asolado por el virus y sin empleo, se decidió a dar el paso definitivo. «Empecé a hacer cursos para mejorar mis capacidades, practiqué en casa y, al final, me animé a crear una plataforma online de venta de artesanía donde fui colocando mis diseños», rememora. La apuesta salió bien, y el público «empezó a conocerme; aparte, como estaba en Irlanda, vendía a bastantes países de Europa. Por eso, cuando regresé a España, en 2022, me lancé a crear la página web que tengo ahora. Y en ella sigo».
Llegados a este punto, es fundamental plantear la pregunta elemental… ¿Qué es lo que Nat and Bow ofrece a sus clientes? Bien, la forma simple de resumirlo sería decir que se trata de una firma de tocados, joyas y complementos artesanos para mujeres; no obstante, como sucede con todas las síntesis, hay mucho más bajo esa superficie. «Trabajamos mucho la opción de la personalización, aunque tengamos unos diseños propios; si alguien prefiere perlas a cristales de Swarovski, o si se quiere hacer una pieza para una boda a juego con los zapatos, con el ramo, con algún detalle del atuendo del novio… Todo eso lo atendemos», detalla Peña. Y lo hace empleando dos materias primas esenciales: el latón, que le llega desde España, y la plata, que le proveen orfebres afincados en Oviedo. Incluso los baños baños de plata u oro finales se realizan en Asturias, completando una preferencia por la proximidad que no eclipsa en absoluto el carácter anglosajón del segundo nombre de la empresa, ‘bow‘, una referencia a la pasión de su fundadora por los nudos.
Efectivamente, en estos dos años de actividad la criatura de Peña ha crecido y se ha desarrollado, si bien uno de los espaldarazos más sólidos lo recibió en enero de este 2024. Hasta ese momento «trabajaba desde casa, pero tenía ganas de habilitar un espacio al que los clientes pudiesen venir para tocar los productos, probarlos… Claro, no podía ser algo a pie de calle, porque basta que alguien entre mientras estás trabajando para que debas parar y, entonces, el acabado ya no sea el óptimo». La solución se la brindó Gijón Impulsa, en la forma de una de las dependencias que mantiene en el Edificio Cristasa, en la avenida de Argentina. Y no sólo eso; aparte de ese espacio, «en el que trabajo con toda comodidad», el servicio municipal «te mantiene al tanto de todas las novedades en materia de ayudas, cursos… Este mismo lunes sale una nueva línea de subvenciones para los diseñadores de autor, de la que ellos me hablaron». En definitiva, un puntal nada desdeñable para un proyecto que, confía una esperanzada Peña, «todavía tiene mucho que crecer»; con ese objetivo en mente, ya pondera ampliar su catálogo para incluir en él joyas y complementos masculina… Y alguna que otra sorpresa más que, por el momento, y con sonrisa pícara en el rostro, confiesa preferir «guardarme, hasta que esté preparada».