A medio camino entre Norteamérica y Gijón, así podríamos definir a la banda gijonesa Body & The Soulers. Esther Yuste (voz), Sonsoles Rodríguez (teclados y coros), Alfonso Castrillo (batería), Gustavo Pérez (guitarra y coros), José Ramón Ibáñez (bajo) y Kiko Flores (saxo) se han juntado para dar forma a su primer disco From side to side. ¿Cómo sobrevive una banda como esta al cierre de los locales? De estas y otras cuestiones charlamos con sus componentes.
Para quien no os conozca, ¿quién son, y a qué suenan Body&The Soulers?
Esther: Somos 6 músicos que venimos de diferentes estilos y experiencias, lo que hace que este proyecto sea muy variado. Todos tenemos una trayectoria bastante amplia, hemos grabado varios discos y hemos coincidido en unos cuantos escenarios muy diferentes. Las distintas influencias musicales de los componentes del grupo y una preferencia común por la música norteamericana de los años 40 a los 70 terminan de perfilar el sonido del grupo.
Con la mayor parte de vuestros miembros afincados en Gijón, habéis podido comprobar cómo es el panorama musical de la ciudad ¿qué opinión os merece?
Gustavo: Estamos todos afincados en Gijón salvo Kiko. Y hablar de panorama musical en la ciudad se nos antoja un poco excesivo… por desgracia. Pero teniendo en cuenta toda Asturias, hay un buen grupo de músicos que pelean contra viento y marea para sobrevivir tocando e intentan encontrar su hueco.
Cada año aparecen muy buenos discos aunque no parece que haya una coherencia estética o estilística como sí pudo haber en la época del Xixon Sound. En el rock duro sobresalen Desakato, en el del metal Warcry, en el del indie Alberto & García, en el del pop Pauline en la Playa, en el del rock clásico siguen incansables los Ilegales, en el de los cantautores Nacho Vegas y en el del folklore, por poner dos ejemplos distintos, estarían Marisa Valle Roso como vertiente más purista y el fenómeno de Rodrigo Cuevas totalmente rupturista. La salud es buena, dentro de la gravedad…
Vosotros tenéis un estilo muy personal, tocando música norteamericana, soul, jazz, rock… ¿es algo “raro” en Gijón, o hay tradición de este tipo de estilos?
Alfonso: Hacemos la música que nos gusta y que solemos escuchar normalmente. Cuando tienes algo tan “estudiado” es normal que a la hora de ejecutarlo te salga de una manera natural, y que a su vez, se noten también las influencias de otros estilos. En nuestro caso creo que esa es la receta. En nuestras estanterías de discos puedes encontrar desde James Brown a Iron Maiden, por citar algunos.
En Gijón siempre ha habido muchos grupos de rock, y el jazz ha estado y está bastante presente. Lo que quizás se echa en falta es que haya más grupos de soul, funk u otros estilos de música popular norteamericana.
Si tuvierais que elegir una sala para tocar en Gijón, ¿con cuál os quedáis?
Si tenemos que escoger una sala de conciertos o bar donde actuar, nos quedamos con el Savoy, tanto por afinidad de estilo como por personalidad. De hecho, la presentación de nuestro disco iba a hacerse ahí, porque era perfecto en todos los sentidos, pero por desgracia la pandemia no lo hizo posible.
Ahora, con el covid, la música ha sido uno de los sectores más perjudicados, y los conciertos han pasado casi al olvido. Pero hubo un tiempo (que esperamos vuelva pronto) en el que un concierto era, según muchos músicos, el momento más especial para un grupo. ¿Qué recuerdos guardáis de los conciertos? ¿Tenéis alguna anécdota de esas que no se puede contar?
Esther: Por causa de la pandemia aún no hemos tenido la oportunidad de presentar este proyecto. Echamos mucho de menos poder hacer conciertos, ver a la gente disfrutar de la música, cantar contigo las canciones, verlos bailar, pedir otra canción más cuando te despides y descargar toda nuestra adrenalina.
Estamos preparando un directo muy ameno y divertido para cuando podamos volver a hacer lo que más nos gusta. Todos tenemos anécdotas en el escenario. Yo personalmente tuve una experiencia algo bochornosa y cierto día me caí al suelo del escenario llevando un vestido corto… y digamos que no fue una caída muy elegante. Por lo menos seguí cantando desde el suelo y afortunadamente nadie salió herido, así que ¡todo acabó en risas!
¿Quiénes son vuestros referentes?
Sonsoles: Nos gustan muchos tipos de música muy diversos, que van desde el jazz hasta el rock, pasando por el R&B, rock&roll, soul, blues, funk… Artistas como Aretha Franklin, Etta James, Imelda May o Amy Winehouse pueden servirnos de inspiración en ocasiones, a la hora de componer algunas melodías o ritmos determinados. Y eso es precisamente lo que nos caracteriza, ese eclecticismo musical que tiene como nexo común el gusto por lo clásico.
Acabáis de sacar disco y estrenar videoclip, ¿cuáles son vuestros próximos proyectos?
Gustavo: El principal es conseguir sacar adelante esa presentación que ya hemos tenido que aplazar tres veces. Mientras, seguimos huyendo hacia delante componiendo nuevos temas. Esto siempre estuvo en mente porque solo con las canciones del primer disco se nos quedaba un concierto demasiado corto, pero se está dando la peculiaridad de que el grupo está experimentando cierta evolución a pesar de no haber tocado nunca juntos en directo. Eso nos motiva mucho.
La idea es apuntarnos también a cualquier iniciativa que permita hacer conciertos cumpliendo con las medidas pertinentes de seguridad, aunque es difícil, ya que con esta nueva marcha atrás no abundan. Y luego está esa constante de la actualidad digital, que es generar contenido para las redes. Probablemente hagamos algún vídeo más, aunque tendrá que ser de una forma mucho más casera dadas las circunstancias.
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