Con camisetas negras como símbolo de protesta —ya conocidas como la “marea negra” de la educación—, el profesorado volvió a exigir al Gobierno asturiano medidas concretas que mejoren sus condiciones laborales y refuercen la educación pública
La comunidad educativa ha vuelto a llenar este lunes las calles de Oviedo en el primer día de huelga indefinida convocada de forma conjunta por los cinco principales sindicatos del sector, CCOO, UGT, SUATEA, ANPE y CSIF. Pese a la lluvia persistente y a la dimisión esa misma mañana de la consejera de Educación, Lydia Espina, miles de docentes participaron en una nueva movilización que partió desde la Delegación de Educación hasta la Junta General del Principado. Con camisetas negras como símbolo de protesta —ya conocidas como la “marea negra” de la educación—, el profesorado volvió a exigir al Gobierno asturiano medidas concretas que mejoren sus condiciones laborales y refuercen la educación pública.
La dimisión de Espina, anunciada como “irrevocable” y motivada por un “enorme desgaste emocional y personal”, no ha sido interpretada por los sindicatos como el final del conflicto. Desde organizaciones como SUATEA y UGT han insistido en que el Gobierno debe actuar con urgencia y designar un interlocutor “con capacidad ejecutiva” para desbloquear la situación. La protesta, recuerdan, se mantiene porque las reivindicaciones no han recibido respuesta suficiente.
Así, los sindicatos reclaman una mejora global del sistema educativo asturiano, con peticiones como la reducción de ratios, mejores condiciones salariales, menor carga burocrática, refuerzos en la atención a la diversidad, y la reversión completa de medidas como la eliminación de la jornada reducida en junio y septiembre. Esta última decisión fue uno de los detonantes del actual conflicto y llevó a la histórica manifestación del domingo en la capital asturiana, en la que participaron entre 19.000 y 50.000 personas, según distintas fuentes.
Durante la jornada de este lunes también está prevista una nueva reunión entre representantes del Gobierno y del comité de huelga. Tras la salida de Espina, la interlocución será asumida de forma transitoria por el consejero de Hacienda, Guillermo Peláez, y la vicepresidenta del Gobierno, Gimena Llamedo. En una comparecencia pública, Peláez ha pedido respeto hacia la situación personal de la exconsejera —actualmente de baja médica— y ha condenado los “ataques personales” sufridos por Espina durante las últimas semanas, al tiempo que reafirmó el compromiso del Ejecutivo con la educación pública.