El piloto gijonés, de 9 años, al que patrocina «Visita Gijón», entrena habitualmente en el Circuito de Asturias: «El objetivo es que disfrute lo máximo posible de todo esto en función de nuestras posibilidades»
La historia del gijonés Nicolás Cué y la velocidad se inicia hace muy poco. No podía ser de otra forma. Solo tiene nueve años, pero ya ha comenzado a cosechar sus primeros éxitos. Con cinco, se subió por primera vez a un kart. «Había probado el fútbol y la natación», dice Patricia, su madre, pero el chico encontró su lugar dentro de un monoplaza. El padre, Adrián, fue piloto de autocross y rallies. «Un día, vinimos al Circuito de Asturias a ver a un amigo nuestro que iba a correr», describe. José Luis Echevarría, impulsor del circuito en el que comenzaron otros pilotos como Fernando Alonso, ofreció al pequeño probar uno acorde a su estatura. «Es curioso», avisa su madre. «Nicolás es muy tímido, pero accedió a subirse y… hasta hoy». Le gustaba. No había otra explicación.
Nicolás contesta con pocas palabras a aquello que se le pregunta. El deporte que practica invita a pensar en velocidad y adrenalina, pero lo que muestra es sencillez. Sabe estar para ser tan pequeño. No presume, pero tampoco duda en afirmar con seguridad que lleva «muy bien» los estudios. Su madre lo corrobora: «saca muy buenas notas». «La prioridad es esa», afirma. En la misma línea, sostiene que «tiene que ser responsable con aquello a lo que ha decidido dedicarse y eso implica no descuidar sus obligaciones y su formación». Nicolás asiente. No le queda más remedio.
Al piloto ya le ha dado tiempo de saborear las mieles de ganar. En su palmarés, sobresale su victoria en la copa social y en el 30º aniversario del Circuito de Asturias, donde también competirá este año. Hace dos, debutó en el campeonato gallego de Karting, donde quedó tercero en la general, en categoría alevín. En 2022, el pequeño logró el subcampeonato en la misma categoría, y sumó un tercer puesto en la categoría «Rookies», en el campeonato de Asturias. Este año correrá por primera vez en la categoría Mini/Mini Novel, en la que también participarán pilotos de más edad. Aun así, Nicolás no se achanta. Preguntado por si teme correr contra niños mayores que él, el pequeño reconoce no renunciar a nada. El kart es una disciplina que suele servir como trampolín hacia otras relacionadas con el mundo del motor. Sin embargo, el chico no tiene claro hacia dónde quiere ir. Lo normal, vaya. Como si fuera la viva expresión del «carpe diem» en versión diminuta, menciona: «Ahora, karts; luego, no lo sé».
«Ahora no hay vacaciones, pero sí carreras»
Con respecto a la seguridad, los padres reconocen que «hay golpes, toques y piezas rotas», pero los circuitos están preparados para evitar males mayores. Aun así, hay quienes advierten a Nicolás de los peligros de la velocidad. Preguntado por las culpables, el chico responde: «Mis abuelas». La vida de su familia ha cambiado. «Ahora no hay vacaciones, pero sí carreras», comentan. Pero Nicolás cumple con su parte, así que están en paz.
En este 2023, el piloto tiene previsto rodar en el campeonato gallego. Viajará también a Valencia, si su familia se lo puede permitir. «Un chasis nuevo para una unidad como esta cuesta más de 3.000 euros. Por si fuera poco, lo conveniente es disponer de dos motores, valorados en 2.000 euros. «Si quieres estar arriba en las carreras, se necesita dedicarle tiempo y dinero; el máximo lo fijas tú», avisa su padre. Por eso, el patrocinio de «Visita Gijón», confirmado hace unas semanas, es tan importante. Su ayuda está haciendo posible la participación del chico en aquellas competiciones que la familia se había propuesto. «Nos ha animado a continuar porque esto es como una hucha rota», reconocen Adrián y Patricia. Otro pilar fundamental es el equipo que colabora con Nicolás y su familia, Squadra Racing, siempre dispuestos a echarles una mano. Sus padres son realistas: «El objetivo es que pueda disfrutar todo el tiempo que pueda de esto en función de nuestras posibilidades».
Después de que Nicolás diera un par de vueltas al circuito, vamos al taller. Allí se encuentra José Luis Echevarría, detrás de una barra de bar. «A este le falta mala hostia», dice sobre el chico. Pero avisa de que la adquirirá con el tiempo. «En el momento de empezar, llegaba a una curva, dudaba y, cuando se quería dar cuenta, le habían pasado dos», resume bromista. Desde la sabiduría que le otorga la experiencia, reconoce que niños como Nicolás, «son jóvenes y tienen que madurar», y que todo tiene su tiempo. Echeverría pone el foco en lo verdaderamente importante: la prudencia, la educación, el día a día y el único objetivo de divertirse. Después, se verá: «A estas edades, hay que caminar, caminar, caminar y aprender». «Antes lo decía menos en serio, pero… si el karting fuese fácil, lo llamarían fútbol», zanja entre risas. Nicolás escucha abstraído. Solo quiere volver a subirse en su kart.