Nicolás Terrados, médico JJOO Seúl 88 y Barcelona 92
“Es una pena que se pusiera en marcha el Centro de Estudios Olímpicos y esté parado. Se podría fomentar el espíritu olímpico y empujar a la gente a hacer más deporte”
“En los Juegos de Seúl tuvimos que ir un mes antes, éramos muy pocos médicos y nos ocupábamos de todo, un estrés grandísimo. Barcelona fue totalmente diferente”
Nicolás Terrados (Jaén, 1958) es uno de los grandes nombres de la medicina en Asturias. Afincado en la región desde hace más de 30 años, lidera la Unidad Regional de Medicina Deportiva ubicada en Avilés. Terrados lo mismo trata a un ciudadano de a pie que a un deportista de élite ya que el equipamiento está destinado a todo tipo de personas. De hecho, eso es lo que más le gusta de su trabajo. Amante del olimpismo, Terrados formó parte de las expediciones de Seúl 88 y Barcelona 92 y, aunque a veces le gustaría volver a una cita olímpica, el recuerdo de aquellos años es tan bueno que le generan dudas. Sobre la situación que vive el deporte y el olimpismo tiene claro que hay cosas que deberían cambiar. Un descanso entre consultas sirve para conversar con el doctor.
¿Mantiene viva la llama de Barcelona 92?
He sido deportista muchos años, jugador de baloncesto en diferentes equipos y le debo mucho a este deporte porque me permitió pagarme la carrera e incluso tener unos ahorros para poder ir a hacer la especialidad a Escandinavia porque en España no había. Por ello, estoy muy agradecido al deporte y como deportista el tema olímpico siempre me gustó mucho y lo viví con mucha intensidad. Tuve la suerte de que me seleccionaron para el equipo médico de Seúl 88 en una época en la que en cada equipo olímpico, cada país podía llevar muy pocos médicos. De hecho, éramos sólo cinco para todos los deportistas españoles. Esto te da pie a vivir mucho la Olimpiada y la relación con los deportistas. Aunque conocía sobre todo otros deportes, luego me contrataron para trabajar en el Plan ADO, un programa para ayudar a los deportistas económicamente y en todos los aspectos técnicos y médicos posibles para preparar la Olimpiada de Barcelona 92. Los médicos que formamos parte de ese plan de preparación tuvimos mucha relación con los deportistas porque estábamos muy pendientes de su salud, de hacerles test para asesorarles sus entrenamientos, etc. Además de la cita olímpica, viví los cuatro años que esos deportistas se dedican full time a preparar una Olimpiada, tengo grandísimos recuerdos de los dos Juegos Olímpicos.
En 1988 pidió una excedencia en la Fundación Deportiva Municipal de Avilés y se integró en la Asociación Deportes Olímpicos como médico dentro del programa de seguimiento de varios equipos olímpicos españoles. ¿Algún deportista de la época que le llamara la atención?
Los que más he valorado y más recuerdo son los que quizá, sin tantas cualidades genéticas, a base de su esfuerzo, de su tesón, de entrenar… llegan. Por ejemplo, cuando el Plan ADO me mandó a Alicante a asesorar a dos judokas, una de ellas Miriam Blasco. En las primeras valoraciones veíamos que tampoco tenía unas grandísimas cualidades, pero entrenaba muchísimo, estaba muy mentalizada, había mucho esfuerzo personal y eso lo valoro casi más que el que nace con unos genes que le hacen muy rápido, le permiten saltar más o ser más resistente.
¿El deporte vivió un salto de calidad?
Sí, lo creo. Cuando fuimos a Seúl obtuvimos cuatro medallas, no destacábamos en ningún deporte, los deportistas no tenían un gran asesoramiento, pero ya nos contaban los coreanos que ellos habían estado preparando su Olimpiada ocho años antes profesionalizando a sus deportistas, asesorándolos con buenos entrenadores, buenos médicos, etc. y ahí es cuando el presidente del Comité Olímpico Español Carlos Ferrer Salat y su mano derecha Alfredo Goyeneche crearon el Plan ADO. La idea se la había dado Manuel Fonseca, el otro candidato a presidente, pero la asumió como suya. Ferrer Salat dijo que era un gran plan para obtener dinero privado y que no tuviera coste para el Estado. Además, se quería profesionalizar a unos deportistas cuatro años para preparar la Olimpiada de Barcelona porque tenía que salir bien y a los entrenadores que teníamos, muchos eran muy buenos, apoyarles y darles dinero y si alguno no lo era tanto, darle formación o traer algún extranjero para que le ayudara. Así fue como se trabajó con el plan ADO y el resultado en Barcelona fue un cambio grandísimo.
“Saúl Craviotto ha cuidado muy bien su cuerpo, pero es muy importante la mente. Mientras le dure esa cabeza tan buena, seguirá, pero no debería ir más allá de París”
También fue médico del COE. ¿Es lo máximo para un profesional de la salud?
Para mí, que soy de medicina deportiva, sí. Tengo amigos que lo máximo para ellos sería estar, por ejemplo, en un equipo de fútbol, pero a mí me gusta la medicina deportiva, colaborar con diferentes deportes, aspectos fisiológicos y que no se nos olvide que la medicina deportiva no es sólo para el deportista de alto rendimiento. De hecho, un buen ejemplo es este Centro Regional de Medicina Deportiva que aúna la atención a los deportistas de alto rendimiento asturianos, más o menos el 30% de nuestro trabajo, y el 70% es ayudar al deporte para la salud. Esa es la otra gran parte de la medicina deportiva, igual de bonita o más, y si uno está en relación con el alto rendimiento es muy fácil luego extrapolar hacia abajo los conocimientos que tenemos. Por ejemplo, una señora que hace gimnasia de mantenimiento aquí y lo que aprenda trasladárselo a Saúl Craviotto no, pero de Saúl hacia atrás los cambios fisiológicos que hay cuando alguien hace deporte y las mejoras en el metabolismo es mucho más fácil.
Unos Juegos Olímpicos, ¿son una fuente de conocimiento para un profesional como usted?
¿Los propios Juegos? No, porque es un estrés tan grande que lo considero una experiencia. Lo que es fuente de conocimiento es el trabajo con los deportistas los cuatro años anteriores Te obliga a estar al día, tienes que saber lo último ya que ese deportista quiere que lo sepas porque está dedicando seis horas al día a entrenar y tienes que asesorarle bien. En conclusión, los Juegos Olímpicos en sí, no, los cuatro años preolímpicos, sí.
¿Tiene la sensación de que aquellos que no son deportistas quedan en un segundo plano?
Es que nuestra función es estar en un segundo plano. Los que me dan pena son los entrenadores porque no tendrían que estar en un segundo plano y lo están demasiado. Tenemos el ejemplo de Miguel García (técnico de Saúl Craviotto), el entrenador que más medallas olímpicas ha conseguido y está en un segundo plano. Un entrenador bueno no tiene que estar ahí. El resto del staff, los demás que estamos detrás, sí tenemos que estar en un segundo plano porque ayudamos un poquito. Los triunfos de los piragüistas son por sus horas de entrenamiento, dedicación, los buenos entrenamientos que planifica el entrenador y un porcentaje pequeñito es el asesoramiento para que coman una cosa, tomen una vitamina, controlarles el corazón para que no lo tengan mal. El gran porcentaje de su éxito no son las ayudas médicas o nutricionales, son sus horas de entrenamiento y el entrenador que ha planificado esas sesiones.
“Muchas veces me han ofrecido irme, pero en Avilés hago lo que me gusta: el 30% del trabajo es para el deportista de élite y el resto ayudar a la gente a mejorar su salud”
¿Le gustaría regresar a una cita olímpica o es una etapa cerrada de su vida?
Hay veces que pienso que me gustaría, pero tengo un recuerdo tan bueno de esas dos olimpiadas. En la de Seúl tuvimos que ir un mes antes de los Juegos, éramos muy pocos médicos y nos ocupábamos de todo, un estrés grandísimo y Barcelona fue totalmente diferente. Teníamos muchísima ayuda porque estábamos en casa, ahí los deportistas los conocía mucho porque había estado cuatro años con la mayoría de ellos y encima empezaron a sacar medallas nada más empezar. Miriam (Blasco) obtuvo la medalla de oro al segundo o tercer día de la Olimpiada, fueron continuas alegrías y ver que el trabajo de esos cuatro años se reflejaba en los resultados. Esos días fueron totalmente diferentes.
Nicolás Terrados es una referencia dentro de la medicina deportiva. ¿Nunca han tocado a su puerta para irse a otros lugares?
Muchas veces, pero en Avilés hago el trabajo que me gusta y me dejan hacerlo. A mí me gusta la medicina deportiva como se hace aquí, una parte pequeña es para el deportista de alto rendimiento y con lo que él necesita, con la tecnología y los aparatos, que los hay en muy pocos sitios de España, pero soy médico y el resto de nuestro tiempo es ayudar a gente que mediante el ejercicio físico mejora su salud o incluso algunas personas que nos mandan de los centros de atención primaria con enfermedades que se benefician de hacer ejercicio como la diabetes, obesidad… Esa parte como médico es muy gratificante y este centro te permite hacer las dos cosas. Tengo compañeros que están en la medicina deportiva de élite y solo con el deportista de alto rendimiento. Es bonito, pero están en una historia que es un poco burbuja. Otros, hacen medicina deportiva para las personas de a pie y se pierden la parte del alto rendimiento. A mí como me gustan las dos, este es el sitio perfecto.
Precisamente estuvo unos años trabajando con Marcelino García Toral.
Una cosa puntual, muy bonita, con un equipo de trabajo muy bien montado por parte de Marcelino con sus ayudantes, con un gran preparador físico. Pedí un permiso al Ayuntamiento de Avilés y algunos días iba con ellos a aportar lo poquito que aportamos nosotros porque como te decía antes, el que de verdad aporta es el deportista y el entrenador. En el caso del fútbol, añado también al preparador físico.
Y hace no mucho ha estado con el K4 que encabeza Saúl Craviotto…
Saúl fue el primero junto a Carlos Pérez Rial ‘Perucho’ hace ya 14 años que estuvieron controlados médicamente en este centro. Luego Saúl ha ido cambiando de compañeros, pero recuerdo que el primero fue con Perucho, la primera medalla que sacaron en Pekín. Después ha variado, pero se ha mantenido fiel a su entrenador y tanto él como su técnico siguen fieles al asesoramiento médico de nuestro centro. La semana pasada tuvimos un test de esfuerzo en el pantano, en Trasona intensísimo y lo hacen perfectamente porque saben que los datos que obtenemos les ayudan a ajustar los entrenamientos.
“Ser médico del Comité Olímpico Español es lo máximo porque colaboras con distintos deportes, aspectos fisiológicos…”
Oiga ya que estamos. ¿Tenemos Saúl para rato?
Él ha cuidado muy bien su cuerpo, pero en el deporte es muy importante la mente y lleva muchos años entrenando y trabajando. Mientras le dure esa mentalidad tan buena, seguirá, pero yo creo que para rato no debería. Que llegue a la siguiente olimpiada, saque otra medalla con sus compañeros actuales porque están trabajando muchísimo y ya está.
¿Para un médico es lo mismo el fútbol, el judo o el piragüismo?
No, por suerte son muy distintos y por eso es bonito trabajar con varios. Una de las razones por lo que me gustaron tanto los cuatro años del Plan ADO es porque tuve que trabajar con deportistas olímpicos de muchas especialidades y en este centro pasa lo mismo. Son deportes diferentes, aunque algunos de ellos sí que tienen una fisiología muy parecida. Por ejemplo, los intermitentes como el fútbol, baloncesto y balonmano tienen muchas cosas en común: el tipo de esfuerzo que se hace, el daño muscular que tienen… Mientras otros como el piragüismo o ciclismo son de resistencia y no tienen ese daño muscular que se produce con el impacto, eso los hace muy diferentes.
Quizá lo que no conozca mucha gente es cómo influyó en la carrera de Raúl Fernández, bronce en los Juegos Paralímpicos de 2004 en Atenas. Fue el primero en ver sus cualidades para el judo cuando era una persona que venía del mundo del ciclismo…
Sí, pero Raúl es otro ejemplo de que no sólo es importante tener cualidades físicas. Hay que tener una mentalidad, un tesón, unas ganas que no las tiene cualquiera porque cuando vimos que podía tener más éxito cambiando a un deporte tan diferente, él se lo tomó muy en serio. Fíjate lo que supone cambiar de ciclismo a judo, empezar de cero y luego sacar medallas. En esto ayuda lo que lo que se llama la fisiología del ejercicio. Cuando hice medicina deportiva en el Hospital Karolinska de Estocolmo, me enseñaron que la basan en eso, una ciencia que estudia cómo funciona el cuerpo humano, todos los órganos -pulmón, corazón, músculo, metabolismo…- cuando hace ejercicio. A partir de ahí ya es como tiene que entrenar, comer, prevenir lesiones porque nosotros consideramos que si se lesiona es un fracaso. La fisiología del ejercicio trata de prevenirlas, de conocer el esfuerzo que hace un músculo o un tendón para que no se lesione.
Supongo que a uno le da un poquito de alegría cuando ve esa medalla ¿no? Hay una parte que también es suya.
A mí me alegra primero por ellos porque es un premio a su esfuerzo y luego si tanto yo como los demás hemos colaborado un poquito siempre decimos: ‘Un 1% de esa medalla, una esquinita es nuestra’.
Hablando de olimpismo, la Universidad de Oviedo puso en marcha el Centro de Estudios Olímpicos del que no se conoce su funcionalidad. ¿Habría que replantearse la creación de organismos si no se les va a dar uso?
Es una pena que se creara ese centro y que esté parado. He sido profesor de la Facultad de Medicina 26 años, pero hace cinco que lo dejé. No tengo relación porque ese centro estaba ubicado en la Universidad de Oviedo. Es una pena, pero no sabría contestarte el por qué. En una comunidad autónoma tan deportiva y que vive mucho el olimpismo, a pesar de que somos pocos, estaría muy bien un centro de esas características para fomentar el espíritu olímpico y el deporte en sí para empujar a la gente a que haga más actividad física porque, como está demostrado, nos va a dar más salud a todos. La realidad es que una manera de que los niños y jóvenes hagan más deporte es también que se vea a la élite, lo mismo que cuando ven a Nadal cada vez hay más niños que juegan a tenis. Hacer deporte es muy necesario porque tenemos niños y jóvenes más sedentarios. España en los últimos años ha pasado a ser el país de Europa con más obesidad infantil y los estudios demuestran que no es por la nutrición, es por el sedentarismo. Nuestros niños no comen peor que antes, lo hacen incluso mejor, pero como no se mueven, somos ahora tristemente el país de Europa con más obesidad infantil y juvenil.
“El gran porcentaje del éxito de los deportistas no son las ayudas médicas, son sus horas de entrenamiento y el entrenador. Nuestra función es estar en segundo plano”
¿Las administraciones y los organismos deberían replantearse su trato hacia aquellos que han sido olímpicos?
Sí. En otros países los deportistas que hacen esos esfuerzos por defender su país, sobre todo en deportes poco remunerados, luego se les encauza su carrera profesional. El ejemplo cercano es Italia donde les ayudan a entrar en el cuerpo de los Carabinieri o se les coloca en estamentos federativos. Antes en los países del Este al que acababa su carrera deportiva le ayudaban mucho porque han estado como Saúl (Craviotto) 20 años de su vida esforzándose en conseguir éxitos para el país.
¿Hay un error a la hora de enfocar el deporte como algo secundario, como una ‘maría’?
Si lo dices a nivel docente, por suerte, ahora en colegios e institutos aunque en horario sea una ‘maría’, como en España tenemos muy buenos profesionales que han estudiado Ciencias de la Actividad Física logran que el alumnado vea que es importante. Observo que estos profesionales, como digo en España muy bien formados, muchas veces logran inculcar a los alumnos que hacer actividad física o deporte va a ser bueno para su salud y si les queda grabado, a lo mejor ahora cuando son adolescentes no lo hacen, pero espero que en el futuro hagan actividad física. El deporte normal es bueno para su salud; el de alta competición, no. Por eso los deportistas de élite tienen que estar rodeados de un gabinete de prevención de riesgos laborales.
La Familia Olímpica del Principado va a retomar tras el verano el proyecto del Museo Olímpico. ¿Le sorprende que en 2022 todavía se esté buscando un espacio para parte de la historia del deporte asturiano?
Sí, me sorprende porque es relativamente fácil conseguirlo. El sentimiento es como cuando veo la situación del Centro de Estudios Olímpicos. Da pena que no se haya avanzado en esa sede. La suerte del movimiento olímpico es que cada cuatro años se autoimpulsa cuando se empieza a acercar la Olimpiada. Es un hecho deportivo tan grande debido a las televisiones, a la prensa que lo enfoca muy bien que se relanzan los valores olímpicos. Si no hay sede para ese museo es una pena, pero el olimpismo tiene la suerte de recibir un impulso cada cuatro años.
¿Qué retos tiene por delante?
No tiene que ver con el olimpismo, pero estamos intentando desde Avilés que se aumente la prescripción de ejercicio de manera más oficial en los centros de atención primaria. Organizar mejor, sé que es difícil, o tener medios para que se pudiera aconsejar a muchos pacientes cómo hacer ejercicio en determinadas enfermedades. Ya hay 26 enfermedades que se benefician si se hace ejercicio. Ese es mi reto.