«En ‘Las Ganas’ se alinearon los planetas con Marisa Vallejo. Ahora o nunca, pensé»
La actriz y dramaturga Patricia Rodríguez, ha vuelto a Gijón para quedarse. Eso sí, no eligió bien la fecha, ya que casi a su llegada se desató la pandemia. Pero como no hay mal que por bien no venga, tuvo tiempo suficiente para estrujar esa cabeza repleta de ideas y no contenta con fundar una compañía de teatro, escribió una obra que se estrenará el próximo 15 de este mes de julio en el Teatro de La Laboral a las 20.00 horas.
Las Ganas (El Principio), así se llama la obra, da también nombre a este nuevo grupo de teatro y que está protagonizada por la actriz Marisa Vallejo.
¿Cuánto tiempo lleva dedicándose al teatro?
Llevo ya desde los veinte años. Me gradué en el Instituto de Teatro y Artes Escénicas (I.T.A.E)
Así que… de nueva nada de nada.
Pues va a ser que no.
Pero sabemos que hace poco que ha vuelto a Asturias.
Para contarle un poco mi historia, recordar que en su día me concedieron una beca de Cajastur y con ella me pude ir a París a estudiar al Ecole Philippe Gaulier.
Una prestigiosa escuela de teatro que el pasado año cumplió su cuarenta cumpleaños.
Allí estuve un año y tuve la oportunidad de trabajar en muchas compañías, con muchos profesionales y profesores.
Y viajar.
Estuve trabajando en Australia, Estados Unidos, México, Polonia, China, Lituania, Luxemburgo, Alemania y en Londres. En esta última ciudad eché raíces.
¿De qué manera?
Monté mi primera compañía de teatro, Little Soldier Productions, con la que sigo.
Así que su vida es un no parar…
Tengo que conciliar y hacer mucho esfuerzo porque a Asturias no regresé sola.
Lo hizo y sabemos que muy bien acompañada.
Si, están conmigo mis dos hijos y mi chico que es sueco.
¡Bueno no es de extrañar! Lo raro es que hubiera sido de aquí…
Se llama Gustaf Nilsson y se dedica a todo lo que tiene que ver con los efectos visuales del cine. Está también en este proyecto.
Hay alguien más…
La actriz Marisa Vallejo.
Y con ella surge todo.
Marisa me llevaba años diciendo que quería hacer algo conmigo, pero es tan “Rock and roll” como yo (se ríe) así que me daba miedo…
Pero se puso manos a la obra.
Se alinearon los planetas. Ahora o nunca pensé. Ella quería subirse a un escenario para hacer un monólogo.
Y todo fluyó.
Yo le dije: quiero hacer un espectáculo con garra y con esas ganas que tú tienes…
¿De qué se trata?
Una mujer de 62 años, persigue su gran sueño en la madurez de su vida y para ello pone su casa literalmente patas arriba en un esfuerzo por recuperar su carrera teatral. Nos invitará a café, a cenar, nos emborrachará. Juntos, todos, descubriremos La Tempestad de Shakespeare y sus anhelos por interpretar a Próspero, bueno y al resto de personajes; pero sobre todo la descubriremos a ella, a Marisa, una mujer auténtica, luchadora, brillante y llena de defectos.
Hay alguien más en escena…
Sí mi hijo, Samuel, que es un poco el “Pepito Grillo” de la protagonista, o el Ariel de Shakespeare.
Volviendo a la realidad ¿cómo encontró Asturias?
Hay una explosión de compañías increíble, pero lo que no llego a entender, es que los proyectos aquí se tengan que empezar sin financiación.
¡Ay amiga! Ese es el pan de cada día y las quejas de sus compañeros.
En otros países esto es impensable. Nunca, nunca se pone dinero personal.
Pero aquí si no hay pasta…
Pero eso delimita mucho el querer dedicarse a esto. ¿El que no tiene dinero no puede trabajar o crear?
Ya sabe que aquí los actores son autónomos.
Eso es otra. Las compañías de aquí sufren mucha presión por ese riesgo económico.
A parte de este gran problema que conoció en cuanto a lo laboral se refiere… ¿cómo ve Gijón?
Me encanta vivir aquí. La cercanía con mis padres, con la gente…
¿Se va a quedar?
¡Claro que sí! Seguiré viajando por trabajo, pero me quedo.