Pedro Sánchez cambió la política nacional. Ante la domesticación, uso la rebeldía. Ante la confusión, la claridad de la ideología. Ante el poder de la estructura, el poder de las ideas y la militancia
En política no todo vale. Llevamos durante meses, años, enfrentándonos a una situación insostenible por la mala praxis de algunos políticos que parecen más hooligans repletos de alcohol que personas que tienen la responsabilidad de cambiar el mundo. Parece mentira como el discurso político se ha ido volviendo cada vez más tosco, más grosero, más estridente, sin límites morales, repleto de tuiteros y tuiteras recriminando al que piensa diferente, se podría casi decir sin convicciones morales, sin ideas más allá del mensaje fácil y bronco, inmediato y carente de poso. Si no conseguimos volver al camino de la conversación, del lenguaje, de la palabra, con el respeto y el civismo que debemos y tenemos que exigir a nuestros representantes, estaremos llevando la democracia al abismo. Debe existir el desacuerdo político, sin duda, pero el desacuerdo no debe llevar al menosprecio, no se deben traspasar límites de lo considerado correcto, sabiendo que lo correcto es esa forma difusa y cambiante. Debe existir el desacuerdo para poder crecer, pero se puede crecer muy poco si metemos las raíces de nuestro discurso en el fango, como lleva haciendo, durante demasiado tiempo, la derecha, empujada por la ultraderecha.
Lo ocurrido con el presidente del Gobierno, con Pedro Sánchez, durante estos últimos años ha sido uno de los mayores ataques a un representante público que recuerdo. Sí, podemos nombrar el “váyase, señor González”, pero la calumnia, el uso político de las situaciones personales, la permisividad del pim pam pum hacia quien ha trabajado para su nación, la inclusión de meros recortes de prensa como armas arrojadizas, los aparentemente atajos de algunos jueces ante Manos Limpias, no debería ser apoyado, jaleado, magnificado, no por el ciudadano, sino por las personas que están en el Congreso, que nos representan, que son la imagen de España, que son los que regulan, grosso modo, nuestra vida a través de las normas legislativas. ¿Cómo es posible que el principal partido de la oposición vea en la mentira una oportunidad? ¿Cómo es posible que un partido, que se entiende de Gobierno, use el fango como campo de batalla? ¿Cómo es posible que el moderado Feijóo se relama con las injurias personales hacia el entorno de todo un presidente del Gobierno de España? La extrema derecha nos está empujando a todos hacia una manera de entender la política alejada de la belleza que realmente tiene. La política es hermosa en sí misma, al embarrarse por el mal uso de la misma, como se hace actualmente, genera desconfianza, lejanía, rechazo, provocando los populismos. Cuando usamos tierra, mar y aire, mentiras, recortes, cotilleos de portal, en todo un Congreso de diputados y diputadas, en la Cámara más importante de la nación, estamos haciendo flaco favor al país y a nuestro sistema democrático.
Pedro Sánchez cambió la política nacional. Ante la domesticación, usó la rebeldía. Ante la confusión, la claridad de la ideología. Ante el poder de la estructura, el poder de las ideas y la militancia. Eso ha sido así. El Presidente nos puede caer mejor o peor, podemos considerarlo soberbio o seguro en sí mismo, podemos creer en sus medidas o no, pero la política ha sufrido un cambio cualitativo con el Secretario General del Partido Socialista Obrero Español desde su “no es no”. Su capacidad del uso de los tiempos, su inteligencia en el arte de la política, la argucia para lograr los consensos (idolatramos la Transición por la capacidad de llegar a acuerdos y no lo hacemos en el presente) lleva a ser considerado por los contrarios como una persona que se aferra al poder. ¿Quién no quiere poder en política? ¿Quién no quiere acabar lo inacabado? ¿Quién no quiere contribuir a cambiar su nación? Aznar se quiso aferrar al poder con una mentira, Pedro Sánchez es Presidente con consenso, con ideología, con política. Eso, eso que no estábamos acostumbrados, provoca rechazo porque en una sociedad del ya y ahora, del hartazgo fácil, no suelen ser tan habituales liderazgos con tanto empuje y tanto poso ideológico. Casado, Iglesias, Rivera, Arrimadas… fueron fugaces, Pedro Sánchez continúa por una única razón, porque es votado por los ciudadanos y ciudadanas de este país. Es tan sencillo como eso. Decir que se aferra al poder es no creer en la democracia. Los y las votantes le han otorgado ese poder y responsabilidad en cada elección a la que se ha presentado y él ha intentado hacer la labor de la mejor manera que pudo y supo ante el día a día de una de las grandes economías europeas, a lo que se unió el estallido de un volcán, una pandemia, una guerra en Europa y una matanza en Gaza. Todo ello se ha traducido, durante estos años, en blindaje del Estado de Derecho, en redistribución de la riqueza con los impuestos a banca y eléctricas, en salario mínimo social, en ERTEs, en luchar contra el cambio climático, en incremento del poder económico de los y las pensionistas… Ello se ha traducido en políticas públicas en beneficio de las personas.
¿Qué va a hacer el Presidente? No tengo la menor idea. Pero sí tengo claro que la militancia del Partido Socialista Obrero Español estará con él, intentado hacerle ver la importancia de su liderazgo para seguir construyendo un país que, no hace tanto, estuvo roto por la corrupción, por los rescates bancarios jamás devueltos, por la tasa de desempleo sangrante, por el desmantelamiento de los servicios públicos. Estará ahí, haciendo que se sienta arropado por aquellos que vimos otra forma de hacer política, que nos hizo ver que el poder de las ideas está en las personas que conforman la organización. Estará ahí por amor a la democracia y a unos ideales. Los electores ya lo han arropado en su momento, dándole la confianza a través de los cauces constitucionales, haciéndolo Presidente a través de la representatividad que confiere nuestra Carta Magna, ahora somos los y las militantes los que debemos defender una manera de sentir y de entender un proyecto político, representado de manera sobresaliente en Pedro Sánchez. Somos los que debemos hacer ver a la sociedad que no todo vale en política, logrando la complicidad de toda aquella persona con ese pensamiento, porque si no lo hacemos, estaremos denigrando la democracia.
Recordemos que unos quemaban muñecos en las concentraciones frente a Ferraz, queriendo quemar las ideas como quemaban los libros. Es el momento de la política, del lenguaje, de las bellas artes que tan malas se están quedando. Es el momento de reflexión, no solo del Presidente, sino de todas aquellas personas que amamos la política como instrumento para cambiar la realidad, para conseguir los sueños, para ayudar a los demás. Es el momento de parar la espiral de improperios de la derecha y la ultraderecha con el uso de la palabra, con el argumentario, con los mensajes. Es el momento de parar para que mañana, pasado, dentro de diez años, quien gobierne este país, sea quien sea, no vea como utilizan a sus seres más queridos para hacer daño político. No es victimismo de un Presidente, es amor a la política, y eso es tremendamente necesario, hoy, mañana, siempre.
Basura socialista
Segun comenze a leer pensa que te referias al PSOE, debe se que por ejemplo a Ayuso no le buscaron las cosquillas primero con su padre, luego su hermano y ahora el novio…
Y a la mujer de Feijoo una ministra del Gobierno la acuso tambien de un bulo que se habia publicado en prensa que posteriormente el propio diario que la publico tuvo que desmentir.
Me imagino que estaras buscando tu puestin como todos…
A engañar a otros por favor…
AHORA VAIS DE OFENDIDITOS???
Unfollow.
Pedro Sanchez antes de las elecciones «NO DORMIRIA SI TENGO QUE PACTAR CON PODEMOS» al día siguiente de las elecciones besos abrazos y pacto con podemos. (por poner un ejemplo, hay muchísimos mas)… tu a eso como le llamas, en mi pueblo siempre se llamo mentir…. perdón, que el presidente no miente, solamente miente todos lo que no opinan lo mismo, él simplemente cambia de opinión.
Así es, ellos se pueden permitir meterse con la familia de cualquier político o persona que no sea de su mismo opinión , pero cuidadin la de ellos que no la toque nadie… Es alucinante el cinismo y la doble vara de medir de esta gente
Es increíble cómo seguís defendiendo a este mentiroso compulsivo que tenemos por presidente. No doy crédito.
Claridad de ideología dices, para hablar de la personificación de la frase «donde dije digo…». Un hombre sin principios, capaz de vender a compañeros, a un partido y a un país con tal de seguir apoltronado en el poder. Indecente lo que estamos viviendo.