El profesorado de los centros asturianos se echa a las calles a la hora del recreo para mostrar su apoyo a la protesta de sus compañeros encerrados en la sede autonómica de Educación
La protesta que, desde hace días, protagoniza el profesorado público no universitario ha trascendido tanto el interior como los alrededores de la Consejería de Educación. En decenas de colegios e institutos, a la hora del recreo, los docentes han protagonizado este viernes paros y concentraciones para solidarizarse con sus compañeros encerrados en la sede de dicho organismo autonómico, y para recordar a la consejera Lydia Espina su firme voluntad de no ceder en sus peticiones: la reducción general de la carga lectiva de los maestros a 23 horas, la merma de la jornada laboral para los mayores de 55 años, y la recuperación de los días de libre disposición. En Gijón, el núcleo duro de la protesta se ha registrado en la confluencia de la avenida Constitución con la calles Carlos Marx y Pérez de Ayala; allí medio centenar de profesores de los cercanos institutos Doña Jimena, Jovellanos y Vallín se han reunido, pancartas en ristre, para unirse a la lucha que se registra por toda Asturias.
«Hemos venido a demostrar que el profesorado asturiano es un profesorado comprometido y que, por tanto se merece que la Administración se siente con seriedad a negociar», clamaba María Rodríguez, integrante de la plantilla docente del Doña Jimena. Decidida, como todos los asistentes, a continuar con las movilizaciones hasta que se orquesten cambios alineados con sus necesidades, sus miradas están puestas ahora en el próximo martes, el día en que, en ausencia de imprevistos, la Junta de Personal se sentará con Espina y su equipo para tratar de llegar a un entendimiento. «Que nadie piense que pedimos trabajar menos; lo que queremos es que se reduzca la carga lectiva para que, en las otras horas, podamos atender mejor la diversidad del alumnado, elaborar programas educativos y mejorar la calidad. Queremos trabajar lo mismo, pero mejor», sentencia Rodríguez. En ese sentido, la aplicación de reducciones en el caso del profesorado de más de 55 años podría ser crucial, pues «cuenta con una experiencia y una formación que, si se reduce su carga, podría ofrecer a otros compañeros para sacar adelante programas educativos».
Desde la Junta de Personal Docente No Universitario su presidente, Jorge Espina, no se atreve a tomar la temperatura a la voluntad, o falta de ella, del área de Educación. «No sabemos nada más de lo que sabíamos ayer, lo que nos dijo el lunes en una reunión de pasillo, de la que llegaba de viaje; por eso nos concentramos», asegura, molesto porque Espina, «en los medios, hace referencia a la necesidad de diálogo, que es lo que le venimos diciendo, pero ya hemos tenido que encerrarnos en la Consejería y salir a las calles». Ese malestar se incrementa ante las recientes prohibiciones de acceso a la sede de Educación, algo que «no podemos entender al proceder de un gobierno que se autotitula progresista», di bien «no se ha vuelto a repetir». De momento, la meta a cruzar está clara: conseguir que Espina y su equipo «abran una negociación en serio sobre los asuntos que estamos tratando. Y, para negociar, nos vemos obligados a estar en la calle».