El testamento de Enriqueta Ceñal dispone que, si el Ayuntamiento de Gijón incumple las condiciones del legado, la colección pasaría a Oviedo o a la Fundación Príncipe de Asturias

Los miembros de la comisión del Museo Nicanor Piñole han emitido un comunicado en el que manifiestan su oposición al cierre del museo antes de que se produzca el traslado a un nuevo edificio, tal como prevé el Ayuntamiento de Gijón. El grupo, encargado de velar por el cumplimiento de las condiciones de la donación que dio origen al museo, advierte que una clausura sin alternativa inmediata podría vulnerar el acuerdo firmado por la viuda del pintor, Enriqueta Ceñal Costales, con el consistorio gijonés.
En la escritura de donación, Ceñal estipuló que el museo debía tener carácter permanente y que las obras no expuestas fueran depositadas en el propio edificio, garantizando su seguridad y conservación. También estableció que, en caso de incumplimiento de esas condiciones, el legado sería transferido al Ayuntamiento de Oviedo y, si este no lo aceptaba, a la Fundación Príncipe de Asturias.
La comisión, que tiene carácter permanente y cuya función es asegurar el respeto a las cláusulas de la donación, recuerda que está “legitimada para iniciar y seguir el procedimiento oportuno hasta conseguir sentencia firme de resolución por incumplimiento”. En su comunicado, sus miembros aseguran tener “la obligación moral de velar porque el Museo Nicanor Piñole permanezca abierto para disfrute del público y como custodio de buena parte de la obra de uno de los grandes pintores asturianos y españoles del siglo XX”.
Los firmantes afirman no oponerse al traslado del museo a un edificio con mejores condiciones, como se acordó en 2008, pero insisten en que el actual debe seguir abierto hasta que ese cambio sea efectivo. Consideran que un cierre prolongado supondría “incumplir la definición de museo del ICOM (International Council of Museums)”, que exige permanencia, y podría interpretarse como una contravención de la donación original.
Asimismo, el comunicado alerta de los riesgos que entrañaría mantener las obras fuera de un espacio museístico durante un tiempo indefinido. Entre ellos, la falta de garantías de conservación y seguridad adecuadas, así como la posibilidad de que las destacadas pinturas prestadas por el Museo de Bellas Artes de Asturias y el Reina Sofía sean reclamadas por sus titulares, lo que supondría “un grave daño para el discurso expositivo del museo”.
Por todo ello, la comisión subraya que no cuestiona ni el proyecto para Tabacalera ni la futura construcción de un edificio anexo para albergar el museo, pero sí rechaza que el cierre del actual centro se produzca antes de que esté listo el nuevo espacio, pues —aseguran— “supondría su desaparición de hecho”.