«Un fuerte tejido asociativo que ni la dictadura con su represión pudo eliminar, hace de Xixón puerto cultural del norte de España«
Hace una semana, pudimos disfrutar en nuestra ciudad de la Noche Blanca, un programa cultural consolidado gracias al buen hacer de muchos agentes, públicos y privados, que permite vestir de blanco la negrura de nuestras calles unidas al arte. Antinatural convivencia, pues ni noche ni arte se pueden considerar inocentes ni blancos. La noche, compañera sombría de la alegría, es imposible vestirla de candidez blanquecina, y jamás debemos contemplar el arte como crédulo, ingenio, puro, absorto en castos pensamientos. Entre la noche y el día, la creación se suele abrazar más al ocaso, y ante la batalla entre creatividad y la pusilánime prudencia de la inocencia, es en la primera donde se encuentran las armas para cambiar el mundo.
Volviendo a la Noche Blanca y a nuestras calles. La cultura es uno de los pilares fundamentales de la sociedad. Gijón lo ha tenido muy claro desde hace años. Ese pensamiento, fomentado e impulsado por las políticas públicas realizadas en la ciudad, unido a un fuerte tejido asociativo que ni la dictadura con su represión pudo eliminar, hace de Xixón puerto cultural del norte de España. Es cierto que en los últimos años los rankings culturales han bajado de pedestales nuestros buques insignia, pero basarnos en ellos o en historias mediáticas en donde se mide lo inmedible, sin pasear por nuestra ciudad, nos haría perdernos la oportunidad de contemplar la fuerza de un sector vertebrador y transversal que construyó ciudad generando inquietudes.
Por eso, por la cercanía y la permeabilidad que da la cultura, es tan importante acciones como la Noche Blanca. Porque no debemos olvidarnos del cuidado de aquellas estructuras que permiten al resto de la sociedad seguir creciendo, modificarse, formarse, gracias a la capacidad creativa de un sector que no solo es necesario, sino que permite un derecho fundamental del ser humano, como así reconoce la Carta internacional, que es la Cultura
Xixón dispone de recursos públicos y privados que nos convierten en referente cultural de nuestro país. Empezando por una red de bibliotecas públicas, configuradas y planteadas como el mayor pilar de la democratización de la cultura, cercanas, por su presencia en esos vertebradores de la ciudad que son los centros municipales integrados, y nutridas, pues en sus estanterías se encuentran numerosos fondos esperando unas manos abiertas a hojearlos. En nuestras calles, las librerías son punteras dentro de la comunidad autónoma, y generan la fidelidad que da la confianza, una confianza y fidelidad traducidas en complicidad entre librero y lectora. Decenas de compañías de teatro tienen en Gijón su casa, llenando Asturias de espectáculos, y rompiendo la barrera invisible de El Negrón para trasladar, enmarcados bajo una escenografía que resalta el conjunto, textos y gestualidad sobresalientes.
Tenemos un tejido asociativo rico, dinámico, fuerte, diverso, lugares de participación activa de la ciudadanía que impregnan de sentimiento de pertenencia a sus asociados y asociadas, y llenan Xixón de variada actividad. Disponemos de galerías de arte consolidadas en el escenario nacional e internacional. En una ciudad con una población que no llega a trescientos mil habitantes, podemos disfrutar de pequeñas salas expositivas para vislumbrar arte emergente o admirar firmas consagradas. Esa fuerza de su trabajo, esa consolidación en el sector artístico, hace que estén presentes de manera continuada en ferias dentro y fuera de nuestro país, favoreciendo la movilidad artística y el disfrute de quien atraviesa su dintel para entrar en el arte. Pero no solo disponemos de lugares con espacios abiertos a la calle, somos punteros en diseño, creativos y creativas que, sin escaparates, exponen sus trabajos en el mundo con premios nacionales e internacionales. Y punteros en el mundo de la moda, donde marcas gijonesas tienen su espacio en tan complejo sector, luchando contra las grandes cadenas de ropa que contemplan las telas como comida rápida, digerible y multitudinaria. Por último, y no porque no haya más, sino por no aburrir con todos nuestros recursos, las pequeñas tiendas en donde la tímida creatividad está en sus escaparates, en donde podemos ver telas, ilustraciones, muebles que dan imagen de la capacidad artística de esta ciudad, aunque sea en pequeños sorbos.
Sí, Xixón es cultura, la vive porque quizás la mar abrió nuestra mirada o tal vez porque no entendemos la vida sin las preguntas y respuestas, sin ese inconformismo que da la creatividad. Lo que está claro es que el dibujo realizado por las políticas cultuales y la manera de mirar la ciudad durante los años ochenta creo un edificio magnífico, admirado y envidiado por otros lugares, pero, con el paso de los años y la evolución social y administrativa, precisa una reforma que, sin perder la belleza de la construcción, apuntale estructura para seguir teniendo ventanas a la calle, para seguir mirando y transformando el mundo.