Miles de personas se congregaron en torno a la hoguera para participar en la más arraigada de las celebraciones paganas; desde primera hora de esta mañana el personal de EMULSA se encarga de devolver al espacio su lustre habitual
Ha sido ‘la noche más corta’ del año, como certeramente dicta su merecido apodo. La oportunidad colectiva para dar la bienvenida al verano por todo lo alto, echar al fuego los deseos y anhelos más esperados, y abrazar una de las tradiciones paganas con más arraigo en España en general, y en Asturias en particular. Porque, un año más, con el beneplácito del tiempo, que respetó, en muchos lugares del Principado las hogueras de la Noche de San Juan iluminaron el crepúsculo de este salto del 23 al 24 de junio con el fulgor anaranjado de las llamas, en un clima festivo que, en el caso concreto de Gijón, gozó de una buena respuesta del público. Miles de personas se congregaron en la playa de Poniente para disfrutar del espectáculo, danzar ante el fuego, participar de la icónica festividad… Y contribuir a dejar un rastro de basura que, esta misma mañana, los técnicos de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (EMULSA) se han esmerado en limpiar.
Encontrar el amor, hallar el empleo ideal, lograr que desaparezcan mil y una dolencias distintas, poder realizar algún ansiado viaje… La lista de deseos arrojados a las llamas es casi tan extensa como los dispares perfiles que se reunieron alrededor de la fogata, al son de las gaitas y mientras no pocos osados se lanzaban a interpretar la ‘danza prima‘. No fueron los únicos, por supuesto; en distintos puntos de Gijón colectivos y particulares optaron por desafiar la normativa y prender sus propias hogueras, sumándose a una práctica que, a la vista de su buena acogida, no parece perder músculo pese al correr de los tiempos y al cambio de las costumbres. Afortunadamente, no hubo que lamentar incidentes reseñables, y con las primeras lunes del amanecer los vehículos y profesionales de EMULSA se desplegaban en el arenas pera retirar todos los desechos y habilitar de nuevo la zona para el baño… Bajo la airada mirada de decenas de gaviotas, que veían con indignación desaparecer el apetitoso bufet libre dejado para ellas tras la fiesta.
Los actos de esta noche sirven de pistoletazo de salida oficioso a unas celebraciones estivales que, de hecho, llevan semanas llenando de alegría, música y actividades los barrios gijoneses. Este fin de semana, sin ir más lejos, será el turno del Polígono de Pumarín y de Castiello-Bernueces, últimas antes de dar el salto al mes de julio.