Ninguna lucha es sencilla. Somió no logró su pretendida independencia de Gijón y los bablistas tampoco que la Feria tenga un cartel oficial trilingüe

Nada, no pudo ser. Ni el encendido debate de la oficialidá del asturiano ha logrado torcer las voluntades de los rectores de la Cámara de Comercio local: un año más, y van sesenta y ocho ediciones, la Fidma no tiene ni tendrá cartel oficial en bable, ni en eonaviego. No habrá imagen ‘trilingüística’. El Principado y su bablista consejera de Cultura van a tener que ponerse serios para subsanar tal ‘anomalía’. Algún paso se ha dado porque el protocolo reserva una jornada ferial para mayor gloria de la llíngua asturiana. Será el día 16, compartido con el Día de Oviedo y el de las Familias numerosas. Y numerosos serán los candidatos/as, seguro, que optarán a pasar el mes de diciembre de vacaciones pagadas, con cargo al erario público asturiano, en la hermosa ciudad de La Coruña, dentro de la publicitada “V edición de la Beca Residencia Asturies”. A saber.
La citada Consejería que lidera doña Vanesa Gutiérrez afirma, en su convocatoria, que esta beca “se consolida como una herramienta para fomentar la excelencia artística, la diversidad lingüística y el desarrollo creativo de autores y autoras que escriben en asturiano y en eonaviego”. ¿Beneficios? Alojamiento gratis un mes en la capital de las Rías Altas (1 al 31 de diciembre de 2025), transporte desde cualquier lugar de Asturias y 800 euros para gastos de manutención. Sí, han entendido bien. Se denomina “Residencia Asturies”, pero se concreta y desarrolla en La Coruña. Curioso que allí se vayan a buscar la inspiración nuestros creadores literarios, porque no consta, según los expertos en la materia, que las ñoclas de la Costa da Morte se expresen en eonaviego ni en nuestro querido idioma no oficial asturiano, ni siquiera cuando el agua empieza a romper a hervir bajo su coraza.
En todo caso, afortunado/a será a quién le toque el cupón vacacional. De esa manera, seguro que ni con las nueva Vía Fiscal Asturiana habrá manera de tener fondos para carteles feriales ‘trilingüistas’, ni para otras cosas. Y es que, cambiando ‘el terciu’, nunca es sencillo romper las inercias. Si no, que se lo digan a Pelayo Barcia, el combativo concejal de Foro en el ayuntamiento local y auténtica bestia negra de la ya ancestral política de movilidad municipal enfrascada en prohibiciones, cortes de calles, bajas emisiones en medio de atascos de camiones, pasadizos imaginarios para conducir a los bañistas a la playa y cosas similares. Con el bastón de mando en la mano, el bueno de Barcia se cargó (al menos de momento) aquel proyecto de pintar de colorines todas las calles de la ciudad cuan laberinto ‘parchisiano’ para mayor locura del común de los conductores. Habrá que ver qué sucede con Munuza y aledaños. De mano, el propio Barcia nada quiso ni quiere saber del asunto, claro que: ‘dónde manda patrón/a…’ Lo dicho, habrá que ver en qué termina el tema, máxime cuando se plantea en términos de batalla política entre las áreas de Obras Públicas (pro reforma) y de Tráfico (anti reforma), ambas en manos de Foro. Las apuestas van a favor de la primera. Ya se verá, pero la banca, en femenino, siempre gana.
Entretanto, eso sí, la entrada principal del recinto ferial sigue siendo por una calle de doble sentido y aceras muy estrechas, solución de emergencia tras ahogarle don Aurelio los accesos, como amargamente se quejaron en su día los responsables de la Cámara, con el cierre al tráfico de la avenida de El Molinón. Una emergencia que, como casi todo en esta ciudad, tiene síntomas de eternizarse. Por ello, tiene guasa que el PSOE local repruebe a Barcia por sus planes de tráfico cuando el ‘cascayu’ del Muro y sus controvertidas consecuencias siguen formando parte, y no para bien, del chascarrillo popular. Igual todos estos banales problemas no se hubieran ni planteado si llega a prosperar hace más de treinta años el intento de sedición, eso sí, pacifica, de la parroquia de Somió. Hartos de considerarse ninguneados por el Ayuntamiento de Gijón, hubo un conato de rebelión que, seguro, los más veteranos vecinos tendrán en el recuerdo. De hecho surgió hasta una bandera propia, ardilla incluida, que aún ondea en no pocas casas de la pedanía. No era eso de “Gijón nos roba”, pero casi. El asunto de la independencia de la parroquia tuvo escaso recorrido (igual, fíjense, porque incluso entonces ya no era conforme a la Constitución), pero no deja de tener su miga que la Fidma hubiera pasado a formar parte del Estado Independiente de Somió o de la República de Somió, al igual que la Providencia, La Guía, la ería del Piles, Casa Suncia o El Jardín, por citar algunos y diversos clásicos.
De momento, la Feria sigue estando en Gijón, aunque no fueron pocos los intentos de llevar su gestión a otros lares bastantes más lejanos que la citada parroquia antaño secesionista. Mucho más pacífica se presenta esta edición ferial, que abrió sus puertas plena de empresas y de protocolo oficial. Lo único seguro es que, como siempre, y desde que el recordado Pedro García Rendueles se ‘lanzase’ a poner en marcha la máquina del autobombo a base de macro cifras oficiales de visitas, se volverá a batir el récord. De hecho, se baraja hacer una ‘porra’ con la cantidad que será elegida en suerte al azar. Apuesten. Sin duda será superior a los 744.332, cifra elegida en la edición del año pasado. Eso, seguro. Es curioso ver como a las autoridades varias les encanta resaltar ese guarismo, aún a sabiendas que es más falso que la pureza de las aguas del Piles. Por cierto, ni mención en los discursos inaugurales a la pretendida sedición de Somió ni a sus osados promotores, y eso que ninguno de ellos se auto desterró en su día en Llanera, ni en Villaviciosa, ni siquiera en Oviedo. Igual los vericuetos judiciales del caso aún colean en el ‘prestigioso’ Tribunal Constitucional. Lo justo para estar tranquilos.