La propuesta del Consistorio de dotar a la actual sede vecinal de una sala anexa decepciona a los lugareños, quienes tachan de «palabras vacías» la proposición de construcción aprobada por unanimidad por el Pleno en noviembre de 2023

La nueva directiva de la Asociación de Vecinos de Nuevo Roces, presidida por Graciela Buzón, ocupó sus cargos con una promesa conjunta en los labios: la de dar la batalla al Ayuntamiento por todas aquellas cuestiones pendientes en el barrio. Y este miércoles esa voluntad ha vuelto a materializarse. El ente que representa a los habitantes del área más ‘joven’ de la ciudad hacía público un comunicado expresando su profundo descontento con el Gobierno local en general, y con la Concejalía de Hacienda en particular. ¿El motivo? La ausencia en los presupuestos de 2025, que presumiblemente serán aprobados esta misma mañana, de una partida para la construcción del ansiado centro municipal integrado (CMI). Un proyecto aprobado por unanimidad por el Pleno en noviembre del año pasado, y cuyo incumplimiento, opinan en el colectivo vecinal, relega el total a la mera condición de «palabras vacías».
Si la inexistencia de dinero para ello caldea los ánimos en Nuevo Roces, el que la opción de ampliar la actual sede vecinal con una sala anexa que cubra las funciones de ese CMI no ha contribuido, precisamente, a serenar el ambiente. «Podemos entender que se proyecte un centro de proximidad similar al de El Natahoyo, que dista ya bastante de uno integrado, como lo son el de Gijón Sur o El Llano, pero, como poco, queremos una dotación económica suficiente para su realización con, al menos, servicio de atención a la ciudadanía, servicios sociales, un aula de estudio y equipamiento deportivo; todo ello, con el personal suficiente para abrirlo al público», reclaman desde la asociación. Esa posibilidad fue descartada por la edil de Hacienda, María Mitre, hace apenas una semana, durante el último Consejo de Distritos. En aquella ocasión, amplían los habitantes de Nuevo Roces, la concejala en cuestión argumentó «una falta de recursos económicos para afrontar lo que se aprobó en la proposición». Poco después, y siempre según el relato del ente vecinal, desde el área de Participación, que lidera Guzmán Pendás, se condicionó el proyecto a la disponibilidad de dinero en el remanente de tesorería.
Todos los detalles anteriores no hacen sino incrementar el descontento de una población, la de Nuevo Roces, que lleva años observando como el proyecto del CMI «se ha ido minimizando», hasta quedar como única opción la de esa estancia anexa. Y es que, concluyen los lugareños, el Consistorio «deja pasar el tiempo, entreteniendo el asunto en propuestas que distan mucho de lo que este barrio necesita».