Los habitantes del barrio atacan lo que entiende como «falta de solidaridad» por parte de sus homólogos de la parroquia rural, mientras desde la Asociación Vecinal insisten en que «nuestro interés no es que los autobuses entre en el barrio, sino evitar una desgracia en la parada actual»

¿Es el fruto de una desgraciada equivocación? ¿Un error de interpretación que lleva arrastrándose desde hace más de un año? O, quizá… ¿Se trata de una acción calculada y deliberada con la que se trata de alcanzar algún fin aún desconocido? A los vecinos de Nuevo Roces, si bien son masivamente partidarios de cualquiera de las dos primeras opciones, tales detalles les importan bien poco. Lo único que saben a ciencia cierta es una cosa: la nueva crítica formulada desde la Asociación Vecinal ‘San Emiliano’ de Vega contra un posible cambio del trazado de la línea 16 de la Empresa Municipal de Transporte Urbano de Gijón (EMTUSA) les ha sentado como un tiro. No porque descarten los argumentos esgrimidos en la parroquia rural, en la que están preocupados por el aumento del tiempo de viaje que entrañaría introducir los autobuses en el barrio, sino por lo que entienden como una «falta de solidaridad» hacia una zona, Nuevo Roces, que, como Vega, llega largo tiempo denunciando sus propios problemas de movilidad. Eso, a pie de calle; en la Asociación Vecinal que preside Graciela Buzón, más prudentes, insisten en que su interés no radica en mover las rutas barrio adentro, sino en tomar medidas para dotar de seguridad a la parada ubicada en la carretera de Ceares… Aunque eso suponga desplazarla a otra parte.
«Lo que hemos pedido al Ayuntamiento no es cambiar la parada como tal, sino hacerla segura; pero desde el Gobierno nos trasladan que, al estar en una carretera, va a ser complicado, por lo que una posible solución sería meter los autobuses en Nuevo Roces«, explica, paciente, la propia Buzón, abanderada de esta causa desde que, en enero de 2024, asumiese el liderazgo de la entidad vecinal. Y, aun así, el asunto tiene su solera, pues esta demanda ya suma bastante más tiempo. Y con razón. En la actualidad, la parada de la 16 en cuestión, conocida como ‘Contrueces’, es un mero poste a orillas de la carretera de Ceares, a pocos metros de varias edificaciones aparentemente abandonadas y en ruinas, sin que haya cerca paso de cebra o servicio alguno, y sin que exista, ni siquiera, un tramo de acera. Un escenario, recuerda Buzón, de lo más inquietante, especialmente a la vista de que buena parte de sus usuarios «son niños que van a los campos del Llano 2.000». De ahí que, concluye, la exigencia esté motivada, en último término, por el afán de potenciar la seguridad. «Que la 16 de EMTUSA se meta dentro de Nuevo Roces, o no, nos da lo mismos; lo que queremos es que se haga lo que se tenga que hacer para evitar una desgracia«, sentencia.
Sobra decir que, fuera de la diplomacia que impera en el despacho de la presidenta vecinal, los lugareños se expresan de maneras bastante más directas. «Hartos nos tienen con su egoísmo… ¡Hartos!«, clamaban esta mañana aquellos consultados por miGijón, que prefieren mantenerse en el anonimato, pero que no esconden su malestar. Efectivamente, el que el hermanamiento entre vecinos haya parecido quedar olvidado está levantando alguna que otra ampolla… Y saber que, si se mueve la parada, la duración del viaje sólo se incrementaría en cuatro minutos, según estimaciones hechas por EMTUSA gijonés, no ayuda. «Lo que debería importarles a todos los que están en esto es la seguridad de la gente, no que puedas llegar a tu destino un pelín más tarde«, ahondan. Hay, incluso, quienes aportan posibles alternativas, como «rescatar aquellos autobuses lanzadera a las parroquias rurales, sin desviar líneas urbanas; será deficitario, pero… ¿No le van tan bien a EMTUSA?«. Y ruegan a sus camaradas de Vega que se replanteen el enfoque de sus demandas. «Estamos todos en lo mismo. Somos dos barrios con deficiencias en materia de transporte público. ¿Por qué no unimos fuerzas, en vez de tirarnos los tratos a la cabeza?«.