Mientras la FAV, Convocatoria por Xixón y Podemos celebran la decisión, desde el PSOE la consideran parte de la «estrategia» de Moriyón, y «la consumación de un premeditado fraude electoral»
Gijón ha amanecido este jueves aún conmocionada, para bien o para mal, por la expulsión de Vox del Gobierno municipal, decretada ayer por la alcaldesa, Carmen Moriyón. Y mientras las hipótesis y conjeturas sobre qué ocurrirá ahora germinan en boca de los ciudadanos de a pie, las tres fuerzas que conforman la oposición en el Ayuntamiento, al igual que la Federación de Asociaciones Vecinales (FAV), han encajado la noticia de formas dispares. Porque si tanto la plataforma ciudadana como Podemos y Convocatoria por Xixón, han celebrado lo ocurrido, desde las filas del PSOE han incidido en su posible carácter premeditado, incluso estratégico, calificándolo como «la consumación de un premeditado fraude electoral».
Quienes así se expresaron, en las horas finales de la tarde de ayer, fueron el secretario general de los socialistas, Monchu García, y el portavoz del partido en el Consistorio, Luis Manuel Flórez, ‘Floro’. A juicio del primero, «no es creíble que Moriyón descubra hoy que la extrema derecha dice y hace cosas de extrema derecha. Conocía el ideario de Vox, conocía sus planteamientos programáticos, y los metió en el Gobierno para hacerse con la alcaldía». Algo que, en la práctica, equivaldría a que «la ruptura estaba decidida, esta era la estrategia de la alcaldesa para alcanzar el gobierno de la ciudad», y que confirmaría la sospecha de los socialistas de que la regidora «se ha salido con la suya con mentiras a dos bandas». García concluyó su valoración preguntándose si, de cara al mantenimiento de la gobernabilidad, «buscar un tránsfuga que le permita seguir», antes de ceder la palabra a ‘Floro’, quien aportó que la sucesión de acontecimientos desde la investidura hasta este miércoles «es un auténtico fraude a la democracia y, por ello, denuncio la falta de legitimidad moral de la alcaldesa».
Más conciliador se reveló anoche el líder local de Convocatoria por Gijón (la coalición de Izquierda Unida, Más País e Izquierdas Asturianas), Javier Suárez Llana. En su caso, fue la alegría el sentimiento preponderante ante «una buena noticia», con la que «Xixón recupera la normalidad democrática». Aun así, recordó que el 17 de junio, durante el acto de traspaso de poderes de la anterior regidora, Ana González, a Moriyón, «advertimos de los riesgos del acuerdo con la ultraderecha. Los más de cien días transcurridos desde entonces no han hecho otra cosa que darnos la razón». Y es que la participación de Vox «ha dañado el normal funcionamiento institucional tanto del Ayuntamiento como, muy especialmente, de Divertia, y ha atacado valores y derechos con los que los gijoneses hemos construido nuestra identidad como ciudad durante las últimas décadas, deteriorando nuestro modelo de convivencia». Ahora bien, Suárez Llana también instó a la alcaldesa a «no quedarse ahí; aislar a la ultraderecha debe formar parte de su compromiso con Gijón y los gijoneses». Y aseveró que tanto a Foro como al PP, los dos únicos socios que quedan en el Ejecutivo, «les toca iniciar una nueva etapa en minoría, en la que deberán dialogar y buscar acuerdos, abandonando la unilateralidad, la falta de transparencia y el sectarismo que han ejercido. Un diálogo al que las fuerzas políticas de la oposición debemos ser capaces de contribuir con responsabilidad y alternativas».
«Rectificar es de sabias», celebran desde la FAV
En una posición intermedia entre sus dos actores de la oposición se situaba Olaya Suárez, edil de Podemos. «Era evidente que el pacto era tan indecente como insostenible», sentenció de entrada. Y, aunque satisfecha, afirmó que Moriyón «siempre supo perfectamente que eso era lo que representaba Vox, y decidió gobernar con ellos». A ese respecto, desde el partido morado expresaron su alegría, sobremanera, «por el hecho de sacar el Festival Internacional de Cine, así como otros eventos culturales, de las garras de estos bárbaros», aunque advirtiendo de que «si, de una forma u otra, (el Gobierno) sigue apoyándose preferentemente en la ultraderecha para sacar adelante las votaciones, seguirán siendo rehenes de sus exigencias».
«Rectificar es de sabias», fue la síntesis de la impresión que la expulsión de Vox causaba en Manuel Cañete, presidente de la FAV. Visiblemente satisfecho, el veterano representante vecinal gijonés puso sobre la mesa que, «cuando tuvimos la reunión con la alcaldesa el 2 de agosto, públicamente le dijimos que nos parecía un error que Vox entrara en las instituciones; primero, porque Moriyón fue la primera que dijo que no iba a gobernar con ellos». No en vano, para el líder de la FAV «Gijón es una ciudad de libertades, y no tiene sentido que las primeras medidas que se decreten generen tal grado de tensión y de discusión». Ni siquiera partiendo de un partido «elegido democráticamente, pero que defiende valores que tienen poco que ver con lo que es la ciudadanía de Gijón. Además, creo que es un error haberle dado responsabilidades culturales; controlar la cultura es controlar la libertad».