Desde la Organización añaden que no firmar podría supondría la supresión inmediata de puestos de trabajo y la desaparición de «lo poco que protege a los trabajadores«
La Organización de Trabajadores de la Enseñanza Concertada de Asturias (Otecas) ha explicado en un comunicado que ha decidido firmar «por responsabilidad» el Acuerdo para la mejora de la calidad en la enseñanza y el mantenimiento del empleo en los centros concertados con la consejería de Educación, pero advierte de que el mismo no da respuesta a sus reivindicaciones. «Somos sabedores que, de no firmarlo, este quedaría sin efecto y, por lo tanto, desaparecerían, además del censo de profesorado para la recolocación, la plantilla de infantil (1,08 profesores por unidad escolar) y las ratios de mantenimiento del empleo de Educación Especial, Educación Primaria y Enseñanza Secundaria Obligatoria que están implantadas o podrían estarlo en centros afectados por la supresión de unidades por decisión administrativa», aseguran.
Así, añaden desde Otecas que todo esto supondría la supresión inmediata de puestos de trabajo y la desaparición de lo poco que protege a los trabajadores. No obstante insisten en que con esta firma quieren dejar claro que no pueden avalar un Acuerdo que sigue sin dar una respuesta eficaz a ninguno de los aspectos que recoge su título: ni a la calidad educativa ni al mantenimiento del empleo. Tampoco recoge el acuerdo, según Otecas, ningún incentivo para facilitar la contratación de los trabajadores inscritos en el censo de recolocación.
«Entendemos que esta negociación, en lo que respecta al profesorado, no ha respondido al principio de el deber de negociar con buena fe. Las propuestas referidas a los puntos anteriores que consideramos esenciales eran rechazadas sin debate empleando la fórmula supondría una circunstancia que la Administración no podría asumir. Atendiendo tanto a su forma como a su contenido, nos podíamos haber ahorrado gran parte del tiempo, todo un curso, empleado en ella. Para este viaje no se necesitaban alforjas», concluye Otecas.