POR JOSU ALONSO
“El seleccionador ha conseguido que los aficionados se sientan orgullosos de su selección tras unos años de cierta desafección”
“La foto que nos hicimos algunos miembros del staff con la camiseta del Sporting nunca buscó ofender ni atacar a nadie”
¿Había tenido alguna vez la Federación Española de Fútbol, La Roja y una delegación de los Juegos Olímpicos un jefe de prensa asturiano? La respuesta correcta es no, pero la historia está para cambiarla y eso es lo que ha hecho Pablo García Cuervo. Praviano del 81, no para. Eurocopa, la cita en Tokio y ahora las ventanas de clasificación para el Mundial de Qatar. Todo esto en el último año, aunque está a punto de cumplir cuatro en la casa que preside Luis Rubiales. Un aventurero que siempre está dispuesto a tirarse a la piscina y que se define como «un periodista feliz».
¿2021 ha sido el año de su vida?
A nivel profesional ha sido un gran año y a nivel personal también. No sé si es el año de mi vida, pero en lo profesional me ha permitido vivir situaciones muy bonitas, muy relevantes y estoy muy agradecido a Luis Rubiales y a Alejandro Blanco por su confianza.
Desde su entrada en la Federación Española ha trabajado con cuatro seleccionadores: Lopetegui, Hierro, Robert Moreno y Luis Enrique. ¿Cada uno entiende la comunicación de manera distinta?
Cada entrenador es diferente. Creo que lo que tiene que hacer el jefe de prensa es adaptar el plan de acción a la personalidad y a la opinión de cada técnico: no todos son iguales y la estrategia de comunicación con ellos no puede ser la misma. Realmente, con el que más tiempo he trabajado es con Luis Enrique. Cuando llego a la Federación, Julen Lopetegui tenía una forma de trabajar distinta y fue una etapa de observación y mucho aprendizaje. Después del Mundial, llega Luis Enrique y en verano de 2018 establecemos un plan, medido fase a fase, para poder desarrollarlo y en el que seguimos. Estamos muy satisfechos y contentos.
¿Cómo fue el primer contacto tras el fichaje de Luis Enrique por la Selección Española? No sé si ser asturiano le hacía partir con ventaja.
La verdad es que no, nunca había hablado con él. Sí es verdad que uno a través de la profesión establece relación o contacto con muchos técnicos asturianos, pero no era el caso. Luis Enrique gana en las distancias cortas por su personalidad, su alegría y su espíritu colaborador. Me considero un afortunado por poder aprender cada día de personas de la talla de Luis Enrique, Molina o Luis Rubiales.
El seleccionador es querido y odiado a partes iguales. ¿Por qué cree que hay esa imagen del gijonés?
Pienso que esa imagen ha cambiado. Al final, en el fútbol, los aficionados valoran, en general, en función de la camiseta que defienden y todos sabemos la rivalidad que existe entre los equipos en los que jugó el seleccionador. Creo que nadie puede poner en cuestión la capacidad profesional y la trayectoria que tiene Luis Enrique: campeón como jugador, campeón de todo como técnico en un club como el Barça y en la Federación reconstruyó una Selección con un modelo muy particular. Creo que ha vuelto a hacer que los aficionados se sientan orgullosos de su selección. Ese es el principal logro y alguien que hace que vuelvas a sentirte identificado con algo, después de años de una cierta desafección, no puede generar odio, todo lo contrario. Las cosas no suceden por casualidad: Luis Enrique fue una apuesta personal de Luis Rubiales, que lo tenía clarísimo y su opinión coincidió con la de Molina. Es una elección magistral del presidente y ejecutada por un entrenador que está claramente entre los mejores del mundo, en el top 5.
¿Luis Enrique es ‘Marca Gijón’?
Tiene un gran afecto por Gijón, por todo lo que tiene que ver con Asturias, con el Sporting, con sus orígenes… Es una persona con valores, muy vinculado a la tierra de dónde salió y donde vivió su infancia, juventud y sus primeros pasos en el fútbol profesional. Este verano estuvo mucho tiempo en Asturias, allí se encuentra bien y vuelve cada vez que puede.
Tras el partido ante Suecia, un aficionado le gritó que se fuera a su casa y Luis Enrique le respondió con un corte de mangas. ¿Cómo gestiona una situación así?
La organización local del partido, UEFA y nosotros tenemos la responsabilidad de evitar situaciones desagradables. Es verdad que se vivió una situación puntual, que no suele darse, donde un aficionado sueco tuvo palabras muy gruesas después del partido. Más allá de eso, ya habíamos hablado con UEFA para que se recupere en el interior de los edificios, como ha sido siempre, las zonas de entrevistas flash para evitar incidentes. Creemos que eso se va a ir retomando poco a poco. Técnicos y jugadores saben muy bien lo que significa ser profesional del fútbol, pero deben existir unos códigos mínimos de respeto. Todos tenemos la responsabilidad de evitar acontecimientos con insultos graves a los profesionales.
Luis Enrique siempre ha dejado claro que no le gustan las entrevistas, pero de repente le podemos encontrar hablando, por ejemplo, con el ciclista Ibón Zugasti en su canal de YouTube. ¿Huye de los medios convencionales?
No lo entiendo de ese modo. En el Barça hacía casi 200 ruedas de prensa al año. Luis Enrique valora mucho la calidad del trabajo que desarrolla junto a su staff y atender a la prensa como a la prensa le gustaría, condicionaría su manera de entender la profesión. En cualquier caso, siempre ha cumplido con las obligaciones que requiere el cargo. Ha habido partidos, con datos contrastados con informes de UEFA, donde ha hecho más de 15 entrevistas en zona flash y rueda de prensa. Esto quiere decir que cumple con todo el mundo, hace más incluso de los mínimos que se le exigen. Durante la Eurocopa es asombroso la cantidad de acciones de comunicación que llevó a cabo.
Pero me refería a entrevistas en radios o periódicos. Recuerdo cuando Lopetegui o Robert Moreno pasaban por las emisoras. ¿No cree que serviría para conocerle un poco más?
Cuando llegué a la Federación me encontré que el seleccionador nacional atendía a las cinco radios grandes el día antes o dos días antes del partido. ¿La gente conoce más profundamente a Lopetegui o a Del Bosque por ello? Creo que no. La voz del seleccionador es la más importante que hay en el fútbol español a nivel deportivo y tiene que tener un valor y un peso. Cuando habla la gente escucha porque no aparece demasiado o lo hace en ocasiones puntuales. Luis Enrique no cansa porque se miden y escalonan sus intervenciones y la manera de hacerlas. La sobreexposición me parece algo tan peligroso como poco productivo.
Al final a usted le vemos en las ruedas de prensa junto al seleccionador o los futbolistas, pero ¿cuánto trabajo hay del que no se ve?
Hay trabajo tanto en el ámbito interno como externo. Pero, sinceramente, el mérito siempre es del seleccionador. Es una persona muy receptiva, le gusta escuchar y te facilita mucho el trabajo. Dentro de la estructura de la selección, todo el mundo tiene su rol y, obviamente, se trabaja con jugadores, con el seleccionador… Una organización, una estructura tan grande e importante como la Federación requiere un departamento de prensa fuerte y con una estrategia clara.
“Luis Enrique no cansa a la gente porque se miden sus intervenciones y la manera de hacerlas”
“En los Juegos me sorprendieron Craviotto, Entrerríos y Gasol. Tardaba 25 minutos en recorrer 100 metros, siempre cariñoso con la gente”
¿Siente la presión del combinado nacional?
Siento la presión de hacer las cosas bien y la responsabilidad de responder a Luis Rubiales que es la persona que me trajo aquí. Es cierto que estamos en una etapa preciosa, de un gran esfuerzo, de cambio y transformación de las estructuras del fútbol español y creo que se está consiguiendo. Entonces, tienes la responsabilidad de estar a la altura y no fallar a la persona que ha confiado en ti, al presidente. La Federación es algo muy grande que requiere la máxima profesionalidad, atención y esfuerzo de los trabajadores y en este caso somos muy conscientes de dónde estamos y de lo que tenemos que ofrecer.
El staff técnico protagonizó hace unos meses una portada en el Diario El Comercio con la camiseta del Sporting en los prolegómenos del derbi, algo que fue cuestionado por algunos. ¿Cree que es criticable?
La crítica está a la orden del día, sabemos en qué país vivimos y de dónde venimos. Lo que no es criticable es que haya ocho o nueve miembros del staff de la Selección Española que sean del Sporting, eso es un dato objetivo. Esa foto no tuvo ninguna mala intención, nunca buscó ofender ni atacar a nadie, todo lo contario. Se nos pidió desde el medio, se valoró y decidimos hacerla con todo el cariño del mundo y sin el ánimo crear ninguna polémica.
Hablemos de la cita olímpica, de su papel como responsable de prensa del COE. ¿Un sueño hecho realidad?
Fue un reto muy bonito y muy inesperado, una experiencia vital que todos los profesionales deberían poder vivir al menos una vez. Fue maravilloso a la vez que exigente, durísimo por las condiciones que vivimos en Japón, dar servicio a tantos medios de comunicación y tantos deportistas que conviven en la Villa Olímpica. Fue algo inolvidable, con una gran carga de trabajo y una tremenda exigencia, pero estoy muy agradecido de haber podido estar allí.
¿Qué deportistas le han sorprendido en lo personal?
En todas las disciplinas hay gente extraordinaria. Por ejemplo, Saúl Craviotto, con el que tuve oportunidad de tener bastante relación, me pareció una persona fantástica, Raúl Entrerríos -por tirar un poco para casa- me pareció un deportista de una talla excepcional en lo humano, en lo personal y en lo deportivo por su capacidad de liderazgo. Me impactó muchísimo ver a Pau Gasol cómo abandonaba el edificio de la Villa Olímpica donde estaba la delegación española y para cruzar los 100 metros que había hasta el comedor igual paraba 35 veces a hacerse fotos, siempre con una buena cara, cariñoso y educado con la gente. En recorrer esa distancia tan pequeña podía tardar 25 minutos porque todo el mundo se paraba con él. Lo de Gasol me parece de extraterrestre.
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