Plan de vías: «Un referéndum sería una buena forma de medir el valor real que la ciudadanía le da a los consensos políticos y en este caso primordialmente»
«La pregunta es si Ana González sabe cuáles son los intereses de Gijón y a lo mejor es que no los conoce, no los siente»
«Barbón quiere pasar a la posteridad como el padrecito de todos nosotros, el hombre que nos protege, con un tufillo dictatorial y paternalista terrible«
Por Víctor Guillot. Pablo González acaba ser nombrado Presidente del Partido Popular de Gijón. El número dos de María Teresa Mallada en el Parlamento asturiano tiene la misión de recomponer un partido y sentar las bases de un proyecto político capaz de reforzar el centro derecha de la ciudad. Una nueva dirección política toma el mando hasta el próximo congreso. El viaje implica redefinir qué tipo de oposición desarrollarán los populares en los próximos meses, qué tipo de consensos habrá que intentar construir, de qué manera será capaz de movilizar a la ciudadanía y recuperar el arraigo del partido que, en otro tiempo, representó la única alternativa a la izquierda y hoy se ve acompañada por Ciudadanos y Vox, dos organizaciones que se disputan su espacio político en el sistema de partidos local.
–He tenido la impresión de que al PP de Gijón no le han faltado concejales competentes, pero sí una dirección política capaz de plantear un proyecto político que fuera alternativa a Ana González. ¿Está el PP en una nueva fase?
-Estamos en un partido para hacer política. No somos gestores, ni gerentes, somos una dirección política de un partido político. Eso implica saber a dónde queremos ir, marcar objetivos y caminos para llegar a eso objetivos. Ante quien afirma que la ideología ha muerto, yo digo todo lo contrario. La ideología está más viva que nunca y no es una ideología tradicional. Al contrario, es una ideología permeable a los cambios que se han producido en la sociedad y la sociedad ha cambiado muchísimo. Por eso hay que estar muy alerta para saber por dónde respira la política. Otros partidos pueden optar por un perfil más gestor, yo apuesto decididamente por la gestión política.
–Hasta el siguiente congreso, ¿cómo se perfila el nuevo proyecto del PP en Gijón?
-Se perfila hablando de ello. Contra lo que se pueda pensar, en otras etapas de lo que menos se hablaba era de política. Se hablaba de rifirrafes políticos, de expedientes, pero de verdadera política no. Hablar de política implica hablar de discurso político. Y la nueva política hace más hincapié de valores, de estrategias, de relatos.
-Y cómo se articula eso
-Introduciendo en nuestra vida interna conceptos de estrategia política
-Cuidado con los relatos porque suelen estar embarnecidos de emociones que no conducen a nada. ¿No prefiere hablar de propuestas?
-Tiene que haber un debate honesto, con confrontación de ideas para llegar a un relato. Otra cosa es vender relato a la opinión pública. Y yo creo que es importante que haya un relato. Todo tiene un barniz frío en la derecha, basado en la gestión. Los ciudadanos están acostumbrados a que todo mensaje político esté embadurnado de emociones y sentimientos. Y la derecha gijonesa y el centro debe empezar a moverse cómodo en ese contexto.
-¿Es un proceso refundacional de la derecha en la ciudad?
-No creo. Sería demasiado pretencioso por mi parte. El PP tiene que poner en valor lo que fue, poniendo en valor a personas muy involucradas hace 20, 15 o 5 años. Eso no tiene nada que ver con refundar. Una refundación remite a tirar por la borda un legado político. Ningún proyecto político tiene futuro si se olvida de su pasado. Lo que tenemos que hacer es reinterpretar e interpretar bien el pasado, asimilando lo mejor de él e incorporándolo al presente, dejando atrás sus peores momentos. Esa mixtura entre lo mejor del pasado y la nueva cantera es una de las claves del éxito del Partido Popular. Y además, marcando la diferencia con el resto de los partidos, que no nacen limpios o parecen neutros porque nacen sin historia. Nosotros somos el PP para lo bueno y lo malo.
-Da la impresión de que en Gijón se está viviendo una vida paralela a lo que está sucediendo en Génova 13 con Pablo Casado. Refundarnos o mantenernos. La venta de la sede es un ejemplo con criterios dispares. Núñez Feijoo entiende que no se debe vender.
-Hay mucho de titular periodístico en las intenciones del PP. Al PP se le interpreta. Y yo creo que no es así. Tenemos programada una convención y se va hablar de todo esto. No vamos a empezar de cero pero sí vamos a saber qué parte de nuestro pasado vamos a poner en valor y de cuál debemos aprender para no volver a repetirlo.
«Lo que no tiene que hacer el PP es obsesionarse con VOX como hizo el PSOE con Podemos hace cinco años«
-¿Será una conferencia que dirime entre ese Partido Popular que pone en valor una gestión política sólida como Galicia y ese otro PP madrileño que marca un perfil político propio salíendose de las líneas marco ideológicas y pragmaticas del PP?
-No lo sabemos. En cualquier caso, el PP está pasando ahora lo que a otros partidos les llegó en otro momento. Hasta el gobierno de Rajoy con su mayoría absoluta de 2011 los esquemas de funcionamiento eran clásicos. Había dos bloques. Y aunque la sociedad española ya era muy diversa, se seguía comportando políticamente bajo parámetros políticos de bloques, iniciado durante la Transición: el bipartidismo entre izquierda y derecha. Pero la crisis económica de 2008 polarizó las posiciones políticas y evidenció una realidad latente en la sociedad española. Entre ellas que el espectro del centro y de la derecha era muy diverso, nada homogéneo, y que no se correspondía con el modelo bipartidista. La izquierda ya estaba en ese proceso con la irrupción de Podemos. Pero la derecha no. La derecha española era el PP. La aparición de Foro primero, después Ciudadanos y luego VOX han obligado al PP a competir, sanamente. Y en cuanto aparecen otros partidos, el PP tiene que saber competir y ser consiciente de que ya no es la única referencia. Antes todo el mundo te votaba porque eras la única opción de centro derecha que había. Ahora esto ya no es así y estamos en eses proceso. Para esa base social de centro derecha tan heterogénea no puede transmitirse un mensaje político único. Es necesario segmentar el mensaje y yo creo que es mucho más fácil hacerlo en una ciudad que en un país.
–Yo creo que el PP, a diferencia de Ciudadanos y de Voz contaba con un arraigo, una implantación orgánica, si se quiere, suficientemente asentada como para que no se produjera un sorpasso ni por Ciudadanos ni por Vox. Ahora da la impresión de que el primero se descompone. Dicho de otra manera, lo que empezó en Cataluña termina en Cataluña. No sucede lo mismo con Vox. Y de ahí procede la deriva en el discurso de Pablo Casado, de su argumentación, Zarzalejos mediante, en el atrio del congreso durante la moción de censura impulsada por VOx, que nos dio alas para pensar en un derecha realmente moderna, racional, liberal, a sus embestidas en las sesiones de control, a imitación de las de VOX.
-Vox es un partido de aluvión que aglutina poca razón y mucho sentimiento, mucho espíritu de reacción, reacción que votaron ciudadanos adscritos anteriormente a cualquier otro partido. Vox es fruto de un momento y en ese momento estamos. Lo que no tiene que hacer el PP es obsesionarse con VOX como hizo el PSOE con Podemos hace cinco años. En Gijón, entonces, yo era concejal y lo viví en los plenos. Pude observar cómo el PSOE estaba permanentemente demostrándose, incluso, a sí mismo que era la izquierda verdadera. Y eso le condujo a darse tiros en el pie constantemente. Cuando tu mismo le enseñas a tu adversario político tus debilidades, tu adversario, obviamente, los aprovecha. Particularmente, nosotros en el parlamento asturiano afrontamos la presencia de VOX desde la racionalidad. Si VOX tiene una propuesta que interesa a los ciudadanos, la tendremos en cuenta, pero marcando la diferencia con toda naturalidad. Nosotros no queremos debatir con VOX sino con el Gobierno porque esa es nuestra labor como partido de la oposición. Nosotros lo que queremos es que el gobierno de Asturias deje de hacer ciertas cuestiones que entendemos barbaridades y que comience a hacer otras que entendemos beneficiosas. Y ese es el juego político. Que VOX, Foro o Ciudadanos quiera hacer oposición al PP nos la fuma, allá ellos. Nosotros vamos a lo que vamos sin ningún problema. Si cualquier partido tiene una propuesta que merece la pena se apoya, se apoya con matices o se enmienda y sin obsesiones. Ya que están en el arco parlamentario, deben ser tratados como otro partido más.
-Si Pedro Sánchez ya le puso el cuño democrático a Vox por su apoyo al decreto que regula los fondos europeos …
-…Quiénes somos los demás para enmendarlo.
-La pandemia ha provocado un deterioro de nuestras instituciones democráticas. Se acaba de romper el consenso del 2019 del Plan de Vías. Da la impresión de que Madrid obvia cualquier propuesta política, por muy consensuada que esta haya sido. ¿Será posible resolver desde una posición eminentemente democrática este conflicto recuperando ese consenso?
-Desde un punto de vista político creo que no es posible porque a Madrid le importa un carajo el consenso al que hayamos llegado en Gijón. Mi opinión es que la alcaldesa ha sido la tonta útil de todo esto, la que metió la piqueta al consenso. Barbón, hábilmente, se ha puesto claramente de perfil, advirtiendo o aventurando que esto iba a suceder. Cuando Ana González derriba el consenso, creyendo que de esta manera conseguiría que la estación se trasladara a Moreda, el Ministerio se descuelga. Una vez que la alcaldesa le hace el trabajo sucio al Ministerio ahorrándole aproximadamente 300 millones de euros, sólo queda la ampliación de la estación provisional. Y si yo fuera Ana González creo que estaría con la boca abierta preguntándome qué he hecho. Pues lo que ha hecho es política de partido, incluso de facción. Y lo que no ha hecho es defender los intereses de Gijón. La pregunta es si sabe ella cuáles son los intereses de Gijón y a lo mejor es que no los conoce, no los siente.
-Decíamos en el Diario Pop de este martes que más grave que la propia ampliación de la estación provisional es el deterioro de la confianza en los consensos, si estos después no se cumplen. Dicho de otra manera, es el deterioro institucional de nuestra democracia.
-Comparto la reflexión completamente. En Asturias lo venimos sufriendo con el rodillo de Barbón. A Barbón le importan un carajo los consensos. Nos pasa el rodillo con una sonrisa. Casi lo hace por nuestro propio bien. La alcaldesa, en ese aspecto, es más ruda. Nos pasa el rodillo y, además, se regodea. Al final, si los consensos no sirven de nada, entonces para qué hacer política. Visto de otra manera, si no son posibles los consensos, entonces sólo es posible la confrontación. Nuestra pregunta es si el PP debe caer en la confrontación. La labor del PP en ese sentido será difícil. Hay que seguir apoyando el consenso para que los ciudadanos comprueben que es la forma más útil de garantizar sus intereses, incluso, aunque no tenga muy claro si una mayoría de gijoneses cree que hace falta el consenso. La perversión de la política está en la perversión de la política de izquierdas. En el fondo, bajo la acción de Ana González o Barbón subyace un pensamiento: que me molesten mientras haya mayoría política de los míos. Es otra forma de consenso: el silencio mezclado con el rodillo de la mayoría. Pero eso tampoco vale. Voy a formularlo de otra manera: ¿penaliza romper el consenso? De verdad, en estos momentos no lo creo.
-Dependerá del valor que se le quiera dar. ¿Un referéndum salvaría los muebles?
-Sin duda alguna sería una buena forma de medir el valor real que la ciudadanía le da a los consensos políticos y en este caso primordialmente. Desgraciadamente, el virus del frentismo ya caló, no sólo en los partidos sino en la población, entre los ciudadanos. A eso ha ayudado VOX y la aceptación silente de la ruptura del consenso entre los votantes del PSOE también. No hemos oído ninguna protesta ni con el plan de vías ni con otras propuestas por su parte.
«A Barbón le pediría que nos hable a la cara, sin dobleces ni cartonajes. Nadie le va a responsabilizar de la pandemia«
-No cree que a la derecha le falta la capacidad para articular socialmente políticas que busquen consensos
-Cierto. Habría que verlo desde un punto de vista liberal y también conservador. El liberal nos dice que el individuo goza de toda la información para tomar sus propias decisiones sin necesidad de que otros tomen las decisiones por él. Es una mala tradición porque no se corresponde con la realidad. Cuando compites con personas, que tienen una tradición en la movilización, es cierto que la derecha no juega con ventaja. Y la clave es competir. Debemos respetar al individuo y salir al mercado político a ofrecerle nuestro mensaje político y ahí competimos peor. Tenemos que aceptar la cultura de la movilización tal y como se entiende hoy a través de organizaciones sociales, medios de comunicación. Yo quiero que el PP de Gijón compita y salga a la calle. Debemos adaptar el partido a las necesidad de la gente y eso requiere estrategia y recursos.
-Lo hemos visto con la movilización de los hosteleros. El Ayuntamiento dispone de más de un millón de euros en ayudas a los hosteleros. Los bonos no convencen a ninguno de ellos. La Alcaldesa se defendiendo reaccionando con un «A quién se lo quito». ¿Es una respuesta razonable a los hosteleros?
-Desde luego que no. Ese argumento está muy manido. Pero merece un respuesta vieja muy sencilla. Usted gobierna, es su problema. El Ayuntamiento tiene 320 millones de euros consolidados. Tienen remanente. Además se nos ha permitido usar los remanentens y los superhabits. Úsese. No hay ningún problema. Las cosas como son. Nosotros somos contrarios al uso de la deuda. Solo se debe hacer uso de la deuda para circunstancias extraordinarias. Para situaciones como la que vive en estos momentos la hostelería está perfectamente justificada. El problema es que nos pilla en Asturias muy ajustados, precisamente por habernos endeudado en cuestiones en las que no debíamos habernos endeudado, como son los gastos del día a día. Eso significa que no podemos endeudarnos para gastos extraordinarios de los que hacen realmente país o región.
-¿Cree que Adrian Barbón está dejando de lado la gobernanza de la región, focalizando toda su gestión en la pandemia y la crisis sanitaria?
-Lo creo. Por una decisión política de Adrián Barbón que lo ha centrado todo en un discurso político personalista, basado sólo en su imagen. Quiere pasar a la posteridad como el padrecito de todos nosotros, el hombre que nos protege, con un tufillo dictatorial y paternalista terrible. No comprende que somos adultos. Que no nos trate como idiotas. Yo le pediría que nos hable a la cara, sin dobleces ni cartonajes. Nadie le va a responsabilizar de la pandemia. Estaría bueno. Pero siéntese, explíquenos y no nos trate como a menores de edad, que es una falta de respeto a los diputados y a los ciudadanos y eso lo hace permanentemente. Yo ya no soporto el sermón de los sábados. Es vergonzoso.
-Siguiendo ese análisis, se tiene la impresión de que la Alcaldesa de Gijón sigue la misma tendencia paternalista. Pero en su caso, además, se añade un dato que no debe pasar desapercibido. No es el primer funcionario que alerta de como Ana González puentea a su propio equipo de gobierno, tratando con directores de área o gerentes directamente. Hace una semana presentaba ella misma los proyectos europeos Next Generation y daba la impresión de que se los había sacado de la chistera. Es como si la democracia no estuviera articulada en un marco institucional
-Nosotros en el último pleno del Parlamento pedimos la creación de una comisión para que todos los partidos póliticos puedan recibir toda la información de cada uno de esos proyectos. No pedimos algo que no esté sucediendo en otros parlamentos. Se trata de cumplir con un mínimo de salud democrática. Cómo es posible que Barbon, cuando adopta medidas extraordinarias, sólo se dedique a informar a toro pasado, a veces con una simple llamada telefónica. El parlamento estuvo cerrado durante la crisis. Ya de por si en el Parlamento los decretos no requieren de convalidación, de manera que su papel es reducido. Que la única ley que se apruebe es la de presupuestos es para hacerselo mirar. En el Ayuntamiento es distinto porque tiene otras competencias. Ana González no puede cerrar el pleno porque necesariamente tiene que convocarse para poder aprobar cualquier medida. Pero con los plenos telematicos la calidad democrática se deterioró muchísimo.
-Qué valoración hace de las propuestas: las gasineras, Roces…
-Puede estar muy bien. A mi me gustaría que esos recursos se destinaran a proyectos que generasen riqueza, empleo y, sobre todo, que no se dedicaran solo a grandes empresas. Deben estar incluidas pero no sólo. Y no estoy viendo eso. Yo lo que estoy viendo es que están intentando arrimar fondos europeos de recuperación para solucionar problemas que tiene la administración no los ciudadanos. Infraestructuras y servicios vinculados con la gestión de la administración. Y en segundo lugar yo creo que están apostando por las grandes corporaciones para la recepción y para la gestión de esos fondos, dando la espalda al tejido creado por las medianas empresas que tienen serias dificultades para acceder a esos fondos. Paradójicamente, estas medianas empresas son las que nos garantizan un empleo de mejor calidad sin deslocalizaciones. Veo mucho despiste y desenfoque político. Y sobre todo veo mucha burbuja. En Asturias puede haber dos o tres proyectos tractores y ya está. No va a haber 40. No va a ser así. Una vez más es una cuestión de marketing del PSOE. Quieren dar la impresión de que hay muchos proyectos y mucho futuro y mucha iniciativa y que vendrá mucho dinero y finalmente será la mitad de la mitad de la mitad. Al final a España le corresponden 70.000 millones nada más.
-El diario La Nueva España afirmaba en un editorial que Gijon había hecho los deberes y que en Asturias estaba por ver.
-Lo que yo no sé es que se entiende por hacer los deberes. Como se puede decir que ha hecho los deberes una ciudad para atraer proyectos europeos si son proyectos competitivos. Aquí no hay cuotas. Será básico el apoyo de las Administraciones Públicas y eso implica decisiones políticas. Y es fundamental que haya empresas competitivas y potentes que estén tirando por esos proyectos para una implantación posterior. Y por qué Gijón ha hecho los deberes. ¿Por qué está Arcelor aquí? El otro día Cofiño decía en una dosis de realismo: aquí, en el fondo, no hay nada. En Asturias acabamos de votar la oficina. Y ciertamente, no hay nada porque hace falta aprobar la condicionalidad. En Galicia y País Vasco sus gobiernos se han involucrado con su empresariado, van a seleccionar proyectos que, con un criterio político de utilidad, sean necesarios y gusten y eso es lo que van a potenciar. En definitiva, hay una selección previa. Aquí en Asturias eso no existe. Y eso nos aleja de otras comunidades. Ellos han comenzado antes que nosotros. Y todo el mundo sabe que hay que hacer mucho lobby para conseguir esos fondos. Yo quiero ver qué lobbie es es ese en Asturias.
-Volvemos otra vez a los consensos
-Cierto. Hubo otros momentos en que hacíamos lobbi entre asturianos y entre regiones. Creo que hacen falta dos consensos clarísimos en Asturias y en Gijón, liderados por PP y PSOE. La reforma de la administración y de la estructura municipal que requieren un gran consenso político. Nosotros se lo ofrecimos al gobierno de Asturias. Y en Gijón igual. No se puede dejar en manos de una consultora como hizo Foro. ¿No es posible hacer lo mismo con menos esfuerzo? Yo creo que sí se puede. ¿Alguien se ha puedo manos a la obra? No porque no se atreven y yo creo que el consenso ayuda mucho. Y la reforma de la administración en Asturias y en Gijón depende de nosotros. No depende de Madrid. Pues hagámoslo.
-¿Se ha puesto en contacto con Iván Ardura, el secretario local del PSOE en Gijón?
Todavía no. Quiero una reunión la semana que viene con él y con los demás. Puede que sirva para algo. No lo sé. Quizá no sirva para nada, o sí: para alcanzar un mínimo de funcionamiento democrático para esta ciudad. En cualquier caso, por nosotros que no sea. Queremos llegar a consensos con ellos. Hay que intentarlo.
estas tu preparado para llamar tonto a nadie,que eres la marioneta de la Mallada
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