POR JOSU ALONSO
“Alguna vez me tentaron para entrar en política, pero saben que uno puede hacer mucho más siendo cura que ministro”
“Javier Fernández es amigo y además de Mieres. Adrián Barbón está dando el ‘do de pecho’, lo hemos visto con las vacunas”
Ángel García (Mieres, 1937) es conocido por todos como el Padre Ángel. Lleva más de media vida desarrollando labores humanitarias desde su ‘centro de operaciones’: la Iglesia de San Antón. Restaurantes o peluquerías para los más necesitados llevan su firma y pocos políticos se le resisten para responder a sus peticiones de ayuda. A sus 84 años es un guerrero que acaba de recibir un nuevo galardón en su tierra. Del premio, la situación de Asturias, la Iglesia, la pandemia o la clase política conversa con miGijón.
Ya es nuevo ‘Embajador de la Sidra’, nombramiento que otorga la Fundación Sandra Ibarra. Su nombre se suma al de personas como el cantante Víctor Manuel, el periodista José María García o el actor Roberto Álvarez.
Para un asturiano venir a Asturias siempre es una bendición de Dios. Con todas estas personas a las que uno admira y quiere tanto, mucho más todavía.
En este caso hablamos además de una fundación cuya presidenta es embajadora de ‘Mensajeros de la Paz’.
A Sandra Ibarra la conocí en África. Ella iba de embajadora, recién operada de cáncer. Son privilegios que uno tiene, haber conocido personas solidarias como ella, es una campeona.
El padre Ángel es conocido por muchos como el ‘cura de los famosos’. ¿Esto sirve para que las personas sean más solidarias?
Lo que sirve es estar siempre en contacto con la gente. Nos hemos hecho curas para ser mediadores entre los hombres y Dios. Cantinflas decía que no quería que se acabaran los ricos, sino que se acabaran los pobres. Sirve para seguir diciendo a la gente que la solidaridad es patrimonio de todos, no solo de los que tienen mucho o son de izquierdas o de derechas. Esta pandemia nos ha demostrado que no hace falta ser cura, monja o una ONG porque había muchos vecinos que hacían el bien cuando podían.
¿Usted es consciente de que no es un cura al uso?
Soy un cura normal y hago lo que tiene sentido común: bendecir a los que quieren que les bendiga, bautizar a los que a veces nadie quiere y estar cerca de los unos y los otros. Si me preguntas, será más anormal los que no hacen lo que yo hago. Lo que no realizo son excomuniones, cosa satánicas ni celestes. Si es raro que venga una mamá con un hijo con cáncer que quiere que le bendigas, un pobre que te pide un litro de leche o un rico que te quiere dar unos dólares para compartir con los demás que baje Dios y lo vea.
Alguna vez también se ha dejado ver por el papel couché. ¿Asume que esto puede despertar críticas?
Creo que a veces las críticas que recibo algo de razón tienen, con lo cual no pasa nada (risas). Aprendí de un cardenal que iba por una plaza en Roma y unas personas le increparon. Él les dijo que igual tenía razón y pidió perdón por lo que hacían mal. Por eso, pienso igual: los que te critican algo de razón tienen igual que no la tienen toda los que te alaban tanto.
Más allá del acto del pasado fin de semana, en octubre le tendremos de nuevo por aquí con motivo de los Premios Princesa… Lo cierto es que cada vez que puede, viene. ¿Cómo encuentra Asturias?
Si te digo la verdad, apagada. Me gustaría ver la Asturias que conocí de niño: revolucionaria, viva, con gente saliendo a la calle, políticos que se jugaban el puesto porque no estaban de acuerdo con sus superiores y decían que les hacían el AVE o les daban cuestiones relacionadas con la Sanidad o se iban, hombres y mujeres que no tenían miedo de ir a la cárcel por defender a los demás… También soy hijo de esa época, supongo que los de ahora no lo han conocido y pueden estar conformes con esta Asturias. Es verdad que somos muy fanfarrones y decimos que Asturias es España, pero Asturias es el centro donde hemos hecho tantas cosas, sobre todo nuestros padres y nuestros abuelos, que no les podemos olvidar y con esta pandemia muchos de ellos se nos han ido.
“Asturias tiene muchos escaparates y uno de ellos son los Premios Princesa, pero también está la sidra, el queso Cabrales y sus hombres y mujeres”
“A la reina Sofía le dije que estuviera tranquila porque con la boda no perdía un hijo, ganaba una hija y además asturiana”
¿Y qué cree que ha pasado para llegar a este punto?
Ha pasado lo que pasa en la Iglesia católica: los niños y los jóvenes no se han afiliado. No hemos encontrado esos líderes o esos pastores, curas y obispos que arrastran a la gente. Mi cura de Mieres hablaba y a los niños nos encandilaba. Además, esta generación está muy acomodada, pero estoy seguro que en la siguiente vendrán esos líderes como vinieron los primeros de la democracia.
En 1994, la ONG que fundó –‘Mensajeros de la Paz’- recibía el Premio Princesa de la Concordia. 27 años después ¿qué balance hace?
Esto no ha sido una obra de dos curas chalados. Nació con raíces cristianas en Oviedo y, gracias a muchos cooperantes y voluntarios, hemos sido capaces de estar presentes en más de 54 países. Somos los que creen y los que no, lo que son de una tendencia política, sexual u otra, todos cabemos en ‘Mensajeros de la Paz’. Ha cambiado que cada vez encuentras personas que quieren darse a los demás.
¿Los Premios son el escaparate de Asturias al mundo?
Asturias tiene muchos escaparates y uno de ellos son los Premios Princesa, pero también está la sidra, el queso Cabrales y sus hombres y mujeres. Cuando ves un asturiano se te pone la alegría en los ojos. Asturias es algo muy especial, sobre todo, para los que hemos salido hace más de 50 años. Sin embargo, no tenemos morriña de la tierra porque nosotros llevamos Asturias donde esté, no hace falta venir para respirar lo que es la asturianía.
Al principio de la pandemia pidió el galardón para el Gobierno central. Después de todo lo que ha pasado durante el último año ¿se arrepiente de sus palabras?
No me arrepiento de animar a los políticos, sean del partido que sean, a que sigan trabajando por los demás. Es imposible que alguien sea capaz de acusar a los políticos de querer que se muriera la gente. No lo hicieron bien porque no podían o no sabían, pero nadie duda de que han intentado hacerlo lo mejor posible. Volvería a escribir la carta, aunque me costó disgustos, porque bendecía a los políticos fueran de donde fueran y pedía que ellos me bendijeran. Es una costumbre del papa Francisco: siempre que estás con él te dice ‘Rezad por mi’ y les decía lo mismo. Me armaron un follón, sobre todo, los que se creen que son propietarios de mi ser o mi manera de pensar. Algunos cunado te ven con alguien enseguida te dice que eres del PP, del PSOE, de Podemos… Siempre digo que mi secretario general es el papa Francisco, no hay otro.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguraba en una entrevista que se había vacunado a todo el mundo “sin preguntar lo que votaban”. ¿Se imagina que usted preguntara la filiación de todos los que se acercan a su iglesia a pedirle ayuda?
Sería una barbaridad y, a veces, sufro en mis propias carnes cuando llegan lesbianas, gays, personas que no están confirmadas o no son católicos practicantes y quieren bautizar a su hijo que se les exija un montón de papeleo. Cuando llega alguien no solo no pregunto es que ni lo veo. El Gobierno tiene demasiada burocracia, pero nuestra Iglesia y lo acaba de decir el papa, también. Tenemos que hacer las cosas más sencillas, Jesús de Nazaret no pedía tantos papeles para bendecir, casar o dar de comer y beber.
Al hilo de la crisis sanitaria, usted escribió en 2020 una carta a Pablo Iglesias, por entonces vicepresidente, diciendo que hacía falta más gente como él. ¿Debe la Iglesia opinar de cuestiones políticas?
Sí, somos hombres y mujeres que estamos en el mundo. Debemos votar y tener una afiliación política, pero eso no quiere decir que te marques. Cada uno puede hacer el bien a los demás desde ahí. ¿Por qué debemos escondernos? ¿Por qué ha de ser más bueno uno de Izquierda Unida que uno del PP, o uno del PP más que uno de Vox? No lo entendido nunca y eso me crea a veces problemas. Escribí a Pablo Iglesias, pero también a Rajoy, Casado, al presidente de Asturias y del resto de comunidades diciéndoles que quería que hicieran más. Se nos estaba muriendo mucha gente y había que salvar vidas. Por eso uno es capaz de hacer cualquier cosa: tirarse al mar, montar en un avión, saltar en paracaídas o decirles a los políticos que mandaran militares, herramienta para poder cuidar a nuestros mayores… Se que a algunos no les ha gustado. Si hubiera escrito a alguien de derechas igual no me hubieran criticado tanto (risas). En ‘Mensajeros de la Paz’ hemos dicho siempre que creemos en Dios y en los hombres, cuando hablamos de hombres es en los políticos, en los obispos, en los periodistas, en los peluqueros y en la gente de la calle.
Me voy al lado opuesto. No es la primera vez que desde Vox lo critican y tampoco usted simpatiza mucho con ellos. ¿Qué sentimiento le despiertan?
Te digo lo mismo que antes, igual tienen razón en criticarme en algo, pero en todo no. Siento como cuando el papa Francisco dijo que sentía vergüenza de lo que había pasado en Lampedusa. Al ver la gente que se muere en el mar no puedes quedarte impune, sin decir nada. He abrazado y besado a los de Vox, el PP e Izquierda Unida, los únicos que se enfadan son los otros cuando besas y abrazas a unos. Son buena gente, pero algunos deberían irse a casa porque no saben trabajar y venir otros mejores para hacer este mundo mejor. Un mundo mejor no podemos hacerlo las ONG, me atrevo a decir que ni los curas, lo hacen los gobernantes. Quien hace que venga en el AVE a Asturias o que suban los sueldos son los políticos, con lo cual hay que creer en ellos.
“Los políticos son buena gente, pero algunos deberían irse a su casa y dejar paso porque no saben trabajar”
“El Gobierno, igual que ha ido a Cataluña, tiene que venir a Asturias porque esta comunidad lo ha dado todo, pero se ha quedado sin nada”
Hablando de políticos ¿hay alguno asturiano que sienta que es un espejo en el que mirarse?
Igual me mojo porque en una ocasión que venía a Asturias y se presentaba a la reelección el presidente Javier Fernández, dije que si pudiera le votaría. Es amigo mío y encima es de Mieres. ¿Por qué no voy a aplaudir al presidente del Principado que ha hecho que los asturianos seamos los primeros vacunados? ¿Por qué no voy a aplaudir al presidente de Galicia o al alcalde Madrid por lo que hacen? Hay algunos que prefieren maldecirles por lo que no hacen, cada uno puede ver el vaso como quiera, pero yo veo más bien lo que hacen y les reclamo. Si alguien ha sido incómodo con los obispos y los políticos he sido yo. Ahora que hubo esta remodelación del Gobierno, a los que salían les escribí para decirles que le seguía queriendo y que vinieran por la Iglesia de San Antón si podían.
¿Nunca le han tentado para entrar en política?
Alguna vez, pero saben que uno puede hacer mucho más siendo cura que ministro, aparte nos dicen que los curas somos ministros de Dios. Fuera de bromas, un cura tiene un poder que es rezar cuando no puedes hacer más cosas. Tarancón ha hecho más bien a España cuando escribió aquella carta valiente a Franco diciéndole que no debíamos callar por más tiempo que había gente pasando hambre y le tuvieron casi 30 años castigado en Solsona. Fue un obispo fuerte, que no se doblegó ni ante los jefes de Estado ni los políticos y cuando le pedían excomulgar no lo hizo nunca. He vivido y convivido con él y ojalá uno fuera capaz de hacer ese testamento que dijo: ‘Quisiera que me recordaran porque fui un hombre que hablé con todos e intenté hacer el bien’.
¿Pero no cree que con su pensamiento podría haber ayudado a dignificar la política? Según el barómetro de la Sexta del año 2016, usted era el personaje más valorado en España por encima de Felipe VI.
Creo que sí, pero no siendo quizá político. En una charla que he dado en el Club Siglo XXI, donde estuvieron Carrillo y Fraga presentándose el uno al otro, he planteado si es posible que lleguemos a un momento donde Pedro Sánchez presente a Pablo Casado. El día que haya ese ‘café público’ habremos ganado mucho en la política. Cuando hablo con ellos no les digo otra cosa: dialogar, quererse, ponerse en el lugar del otro.
En la remodelación del Gobierno de Sánchez ¿le hubiera gustado la entrada de un ministro asturiano?
Sin duda alguna, pero ya hemos tenido ministros como Suárez Pertierra. Si estuviera con el presidente el Gobierno le diría que en el Principado había muchas asturianas que podrían ser ministras.
Me hablaba antes con cariño de Javier Fernández. ¿Es el presidente del Principado del que guarda mejor recuerdo?
Sin duda alguna, pero con todos he tenido cariño y amistad: Pedro de Silva, Vicente Álvarez Areces… Una de las primeras visitas que hice nada más acabar la pandemia del año pasado fue a Adrián Barbón porque él había ido, siendo alcalde de Laviana, a un país de África con nosotros. Los presidentes de Asturias han sido tíos buenos, pero quiero que haya otros mejores todavía y que el actual de el ‘do de pecho’. Creo que lo está dando: ha traído a Sánchez a Gijón, a ministros y ministras a Asturias para que conozcan la región. El Gobierno, igual que ha ido Cataluña, tiene que venir a Asturias porque es importante. Es una comunidad muy envejecida y deben llegar los fondos europeos porque lo ha dado todo, pero se ha quedo sin nada: sin carbón, sin dinero… y necesitamos resucitarla.
El arzobispo Sanz Montes decía en su homilía del Día de Asturias que había más protección a la tauromaquia que al ahorro y la eutanasia. ¿Se pueden comparar ambas cuestiones?
Comprenderás que no voy a tirar piedras sobre mi propio tejado (risas). Hay que proteger a los animales y a los niños. El papa Francisco decía sobre los matrimonios gays que estaba de acuerdo en que hubiera matrimonios civiles y tuvieran derechos y obligaciones, pero matrimonio de la Iglesia solo es el de un hombre y una mujer. Otra cosa que decía, y todo estamos de acuerdo, es que no se puede matar al feto, ni después de nacer ni cuando uno es muy viejo porque dejar que se mueran las personas es un pecado. Lo que quiso decir el arzobispo en Covadonga es esto: hay que proteger a los animales, pero también a las mamas que tiene niños porque el aborto llega porque no les ayuda nadie. Eso entra en la conciencia de cada uno, nadie quiere que aborte su mujer o su hija.
Entre las personalidades con las que ha hecho buenas migas está otra asturiana, la reina Letizia. ¿Cómo es en la distancia corta?
Es alguien que no había estado nunca en Casa Real y lo está haciendo muy bien. Cuando eran novios, la reina Sofía estaba preocupada y yo le dije que estuviera tranquila porque no iba a perder un hijo, iba a ganar una hija y además asturiana. Ella se reía. Es lo mejor que nos ha pasado.
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