El problema de la política local, la de calle, es que es así, tan directa como el suelo que pisas. Dice el sabio que por sus obras públicas los conoceréis
Da pena y dolor ver la actual acera de Marqués de San Esteban. Da igual cuando leas esto. Tras su instalación en 2017, una de las vías más importantes de Gijón se convirtió en una de las más feas de la ciudad. Una calle que en estas fechas es doblemente pisada, por playos y por turistas.
El daño visual de este auténtico despropósito lo sufrimos todos, día a día. Una imagen lamentable, de extrema suciedad. Uno se acuerda de las declaraciones que en su día hizo la directora general de Coordinación de Infraestructuras del Ayuntamiento, recogidas en El Comercio, y es preferible reír para no llorar: “No es que sea un material adecuado o inadecuado. No hay pavimento en el mundo que pueda resistir ni repeler el uso masivo e intensivo que se hace en la zona de concentración hostelera de los soportales”. Grandes palabras para una gran chapuza, reconocida por el propio edil de Obras Públicas de la época, que admitió tanto los errores en la colocación del suelo, con grietas y roturas, como en la elección misma del material.
El problema de la política local, la de calle, es que es así, tan directa como el suelo que pisas. Dice el sabio que por sus obras públicas los conoceréis. El sangrante medio kilómetro de chicles pegados en hormigón recuerda a los vecinos y comercios, de forma justa o injusta, una parte física y oscura de la administración de Foro Gijón. Como la mística es parte de la política, se desconocen las consecuencias del susodicho pavimento hormigonado en las elecciones municipales de 2019, que les desplazaron fuera del gobierno, hasta ser la tercera opción más votada. En cualquier caso, queda como memento mori para el refundado partido de tres concejales que busca liderar el centro-derecha gijonés, hoy disputado con extrema competencia. Pero, ¿hasta qué punto sigue hoy siendo algo que echarles en cara?
Ahora en 2021, ya ha pasado medio mandato socialista y la vía sigue igual. Entendiendo la ciudad como un relevo de responsabilidades, de alcaldesa a alcaldesa, ¿no sería lo justo pedir explicaciones al actual gobierno local? Frecuentemente y como curiosidad, lectores de este diario en Facebook descargan culpabilidad a la actual corporación sobre los desperfectos de Isabel La Católica, y remontan el “verdadero” origen del mal hasta los días foristas. Parece que interesa pisar el pasado pero no andar hacia el futuro. Y yo que pensaba que hablábamos de mejorar, caiga quien caiga.