Desde que Carmen Moriyón es la presidenta de Foro, se venía calibrando este gesto imperioso, bello, implacable y sutil de matar al padre amado. Tenía que ser una mujer la que iniciara el gesto
Me lo dijo hace unas semanas Jesús Martínez Salvador: Foro es el primer partido que va a por su fundador para poder así pasar la página. Se ha convertido en un eslogan de campaña y eso es mala cosa. En cualquier caso, nos pasamos todo el día pasando la página al periódico, a la novela, al libro, pasamos la página a la pareja, al amante, al perro, a los amigos; vamos matando personajes a la vez que vamos pasando las páginas de la vida. El personaje del folletín es aquí el padre fundador del partido, o sea, Cascos, o sea, FAC. El partido tiene que mostrar su autoridad y la jefa, Carmen Moriyón, entre cáncer y cáncer, ha ido pasando las páginas de la querella por la que demandaba a FAC por apropiación indebida de 1,2 millonacos de euros hace un año. Cascos, a su manera, era otro cáncer para Foro. Aunque la cosa se ha quedado en un quiste de poco más de 5.000 euros, lo que importa, en este caso, no es el tamaño, sino el hábito, así que el fiscal del TSJA ha reconocido que hubo delito de apropiación.
Hace falta una figura noble, cercana, que transmita serenidad a la hora de matar. No es que FAC no estuviera políticamente muerto antes, pero había que enterrarlo bien para que FORO no terminara más enterrado en las próximas elecciones. Así que en el partido están encantados, porque el fiscal les ha matado judicialmente al padre, aunque eso es mucho presuponer todavía hasta que el juez dicte definitivamente sentencia. Desde que Carmen Moriyón es la presidenta de Foro, se venía calibrando este gesto imperioso, bello, implacable y sutil de matar al padre amado. Tenía que ser una mujer la que iniciara el gesto. Cuando Freud habló por primera vez de matar al padre, estaba vengando al hijo de Abraham. Todo jefe de la tribu debe ser como Dios, con el sentido de la redención exacerbado y los ojos nublados por la ira.
Cascos es el buey sacrificado, bíblico, veterotestamentario que la derecha necesitaba para reconstruirse. Hay algo sagrado en todo esto. Hacia falta lapidar al padre para recomponerse electoralmente y tejer las alianzas necesarias que derroquen a Barbón dentro de un par de años. Aún queda mucho para eso pero, quien sabe, quizá la última tentación de Cascos, como la última tentación de Cristo, haya sido precisamente cometer el sacrílego acto de crear un partido a su imagen y semejanza para que la derecha lo ajusticiara una década después y Asturias volviera a disponer de un partido regionalista que aunara las voluntades del electorado conservador.
«Me masturbo ante la nada y hago semen de mi ruina», escribía Leopoldo María Panero en su poemario Erección del labio sobre la página, aquel libro testamental, apocalíptico, un verdadero tesoro lírico de un cuerpo/escombro alucinado y destruido. Con esta imagen romántica y nihilista, se desvela el final de una época, de un político, al que le han pasado la página, porque en esta vida, querido y desocupado lector, están los que pasan página y los que te la pasan.