La actriz recuerda el traumático nacimiento de su hija Lucía y las dificultades de criarla sola con solo 22 años

Blanca Romero ha vuelto a dejar claro que si algo la define es la honestidad. En su reciente aparición en el programa Mis Raíces, conducido por Isabel Jiménez en Cuatro, la actriz asturiana abrió su corazón en un viaje emocional acompañado por su familia más cercana: sus padres, su hermana Tania y su hija mayor, Lucía Rivera, presentes por primera vez juntos en televisión.
Durante la entrevista, recordó sus inicios en el mundo de la moda, cuando debutó en las pasarelas de su ciudad natal con solo 14 años. Poco después, con 22, se convirtió en madre de Lucía. Más adelante se casó con el torero Cayetano Rivera, quien adoptó legalmente a su hija. Aunque su matrimonio fue breve, durando apenas tres años, dejó huella en su vida personal y profesional. El día de su boda quedó marcado por la trágica muerte de su primo, testigo del enlace, en un accidente de tráfico de camino a la ceremonia.
Romero no tuvo reparos en confesar que no se sintió parte de ese entorno. “Me dormía en esas charlas. Necesitaba moverme”, admitió. A pesar del divorcio, mantiene una visión positiva sobre su exmarido y valora que siga en contacto con Lucía. “Comparado con el padre biológico, Cayetano salió con nota”, sentenció.
La maternidad temprana la enfrentó a múltiples obstáculos. Crió sola a su hija en condiciones muy difíciles. Rememoró el traumático parto de Lucía, que nació en posición complicada, sin incubadoras disponibles y con graves lesiones. “Tuve que pedir el alta para ir a verla a otro hospital”, relató entre lágrimas. A los dos meses del nacimiento, ya trabajaba en Barcelona para sostener a su hija.
Blanca explicó que la ruptura con Cayetano también dañó su carrera: “Pasé a ser ‘la ex de’, y eso ensombreció mi imagen”. Aunque reconoce que otras mujeres contaban con más apoyo, destaca la ayuda incondicional de su madre en los primeros años. “Ella me la medio crió. Yo era más una compañera de juegos que una madre tradicional”.
Hoy, a sus 49 años, ha elegido una vida más tranquila en Asturias, donde cuida a su hijo pequeño, Martín, y visita con frecuencia a su abuela. Lejos de las etiquetas, Blanca sigue demostrando que su fuerza reside en su verdad.
Interesante, gracias.