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En un momento en que la preocupación por la crisis climática comenzaba a hacerse hueco en la mente ciudadana, la efigie del caudillo se convirtió en curioso oponente de la ‘Supersardina’, estrenada aquel mismo año
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Es curioso que hoy en día haya individuos que nieguen el cambio climático, borrando del mapa las ayudas destinadas a lo que, a ojos de casi todos, es el gran problema de la humanidad.
El año 2008 puso encima de la mesa, con Ecologistas en Acción aquí en España, que había que tomar medidas sobre la generación de residuos e ir dejando de utilizar las energías que más los propiciaban.
Ya se hablaba entonces de medios de transporte más modernos y eficientes, de coches que consumieran energía sin hacer daño al medioambiente… De dejar de extraer petróleo… ¡No nos lo creíamos! Parecía un problema muy lejano…
Ahora lo que no nos creemos es que los cuatro hombres más poderosos del mundo sean negacionistas de todo esto que les contamos. ¡Parece de chiste! Detrás de todo ello está el egoísmo y la riqueza mutua. Como siempre.
Igual es que los de esta santa villa tenemos que resucitar a ‘Supersardina’, el pez que llegó en aquel año para salvar las aguas de la dársena del Puerto Deportivo, el agua de los arenales gijoneses y, de paso, encararse con un rey Pelayo disfrazado de ‘Monstruo de los Siete Ojos’.
Convertido en enemigo número uno de la valiente ‘Supersardina’, a esta ni le asustó su careto lleno de ojos y rojo como un tomate, ni el pelo amarillo panoya que se veía, si nos apuramos, desde Candas, y mucho menos su gesto de pocos amigos. O ninguno. Sin olvidar aquellas pinzas gigantes como dedos que parecía que te iban a arrancar la cabeza.
La verdad es que no se supo muy bien de qué iba disfrazada la pobre estatua pero, desde luego, no le faltaba detalle.
Podría haber pasado igualmente por el ‘Monstruo de las Galletas’, o por el bueno de Sebastián, el cangrejo amigo de la Sirenita.
¡Ahí lo dejamos!