Los votos favorables del edil forista, del Oliver Suárez y del PP en bloque no bastan para sacar adelante una medida marcada por la acusación, vertida por el resto de concejales, de ser «un discurso antiabortista encubierto»
La izquierda gijonesa no es la única en cuya epidermis parece haberse abierto una herida sangrante. El último Pleno ordinario del año que está a punto de acabar ha demostrado hasta qué punto las fuerzas locales en el Gobierno también acusan sus propias diferencias… Incluso, dentro de las filas del mismísimo partido mayoritario, Foro. En uno de lo instantes más sorprendentes, comentados y tensos de los múltiples que han poblado la sesión celebrada este miércoles, Pelayo Barcia, concejal forista al frente de la cartera de Tráfico, Movilidad y Transporte Público, ha roto la disciplina de voto de la fuerza en la que milita y ha brindado su apoyo a la propuesta de Vox para que Gijón se declare ‘Ciudad por la vida’. La idea no ha prosperado, todo sea dicho, al contar únicamente con el respaldo de la portavoz de Vox, Sara Álvarez Rouco; del concejal no adscrito, Oliver Suárez; del PP en bloque y del citado Barcia, pero sí ha servido para sacar a la superficie esas discrepancias… Enturbiadas, además, por las acusaciones vertidas contra la proposición, sobre la que han llovido acusaciones de ser «un discurso antiabortista encubierto», lanzadas desde el resto de grupos. Incluso, del resto de Foro.
Ya la mera exposición de motivos, acometida por Rouco, dejó muecas de desconcierto y rechazo en los rostros de buena parte de la concurrencia. La única edil de Vox en el Consistorio sugirió establecer medidas en defensa de «lo único esencial para las personas, que es la vida», como organizar charlas y seminarios a favor de la maternidad, o festejar el 25 de marzo como Día Internacional por la Vida. En seguida quedó claro que el contenido de la propuesta despertaba suspicacias en la sala, pero más aún cuando Rouco afirmó que, hoy por hoy, se están dando pasos deliberados para negar la vida, con efectos lesivos, incluso, en el plano psicológico. «Muchos estudiosos de prestigio apuntan a que las corrientes de no pensamiento, de huida del compromiso o de rechazo a lo que incomoda son caldo de cultivo de las crisis en las personas«, aseguró, aun sin aportar ejemplos de ello. Tampoco escondió que tanto a ella como a su partido «nos resulta especialmente llamativo que, pese a la claridad con que se expresan determinadas leyes, o la Constitución, acerca del derecho a la vida y la integridad, no se vea un compromiso explícito por salvaguardar y enaltecer el bienestar de las personas«. Y concluyó arrojando una acusación general: la de que «se está promoviendo una legislación útil para vulnerar y cuestionar el valor de la vida«.
Menos de medio minuto después de que el micrófono de Rouco se hubiese apagado comenzaron las reacciones. Indignada y combativa, la primera en pronunciarse fue Olaya Suárez, portavoz de Podemos, quien recordó que «‘derecho a la vida’ es el concepto que utiliza el fundamentalismo cristiano para defender políticas antiabortistas«, antes de cuestionar el compromiso real de Vox con el bienestar de las personas cuando «no aplican las políticas para sacar adelante a familias vulnerables, ni apoyan la subida del salario mínimo interprofesional, ni votan a favor de los permisos de paternidad, ni se posicionan contra la vivienda vicaria… No defienden el derecho a vivir, sino la obligación de parir«. Igualmente visceral se mostró la concejala de Izquierda Unida (IU) Noelia Ordieres, para quien la postura habitual de Vox «no defiende la vida cuando ven la maternidad como una obligación«, además de que «niega los derechos de las mujeres, ataca a las personas LGTBI+…«. Y su homóloga del PSOE Carmen Eva Pérez Ordieres apostó por un enfoque constructivo, incidiendo en la necesidad de que «las condiciones laborales y salariales sean dignas, la existencia de un sistema educativo y sanitario públicos y de calidad, la protección de la integridad física de las mujeres para que no sufran agresiones y asesinatos, el respeto de todas las orientaciones sexuales, el cuidado del medio ambiente… Todo eso protege a las familias y la vida, y ahí sí nos encontrarán«.
Llegados a ese punto del Pleno, la proposición de Vox parecía haber encontrado un único aliado: el PP. Fue el recientemente nombrado concejal de Servicios Sociales y Vivienda, Guzmán Pendás, el encargado de defender esa conformidad. Y lo hizo utilizando como ariete los «alarmantes» problemas demográficos y de natalidad que acosan a España en general, y a Asturias en particular. «La situación hace que para muchas familias tener hijos se convierta en algo inasumible«, teorizó, revelando que, según un reciente informe realizado por el Observatorio Social de la Fundación La Caixa, «el 70% de los jóvenes quieren ser padres, pero sólo el 16% tienen hijos». En ese contexto, prosiguió Pendás, «debemos dar protección y apoyo a las mujeres que quieran ser madres, porque también es feminista protegerlas para que ese deseo no se frustre; no es igualdad que sólo las mujeres con recursos económicos sean madres». Y finalizó haciendo un llamamiento a la importancia que reviste «crear un clima social en el que se fomente la natalidad y la vida«.
La del concejal popular fue la única voz amiga que Rouco escuchó. Incluso el portavoz de Foro y del Gobierno, Jesús Martínez Salvador, se alineó con el voto en contra del PSOE, de IU y de Podemos, argumentando, en primer lugar, que la de Vox «es una propuesta estándar«, replicable en cualquier otra localidad del territorio español; y, en segundo, que «para defender estos postulados no hace falta recurrir a eufemismos. Si quieren algo a favor del aborto, díganlo; digan que las mujeres no deben tener todos los derechos, y deben ser aleccionadas«. Valiéndose de un tono que sorprendió, y no para mal, a la bancada de la izquierda, Salvador volvió al ataque. «No sé cómo se atreven a mezclarlo con la baja natalidad; la baja natalidad se combate con medidas eficaces, y aquí no pide ni una sola medida para que nazcan más hijos en Gijón«, apostilló. Y concluyó prometiendo que en Foro «siempre defenderemos la libertad dentro de la ley«.
Al menos, en la mayoría de Foro… Para incredulidad del Salón de Plenos, en el momento en que la alcaldesa, Carmen Moriyón, solicitó los votos favorables se alzaron las manos de Rouco y de todo el PP, sí, pero también la del concejal no adscrito y ex miembro de Vox, Oliver Suárez… Y la de Pelayo Barcia. Una inexplicable ruptura de la estrategia del partido que ningún otro edil forista imitó, y que ahora deja dos dudas en el aire… ¿Qué motivó esa decisión: la convicción personal, alguna suerte de interés político…? Y, más importante aún… ¿Afectará de algún modo al rol de Barcia en el partido?
Yo a ese Pelayo lo ficharía. Si tengo un asunto importante en el que tuviese dudas le preguntaría para saber qué es lo que no tengo que hacer. Este fue el que defendió a los ultras violentos del fútbol, el que llevo la dirección de empleo en el momento de más paro, el que está pacificando el tráfico… Porfa que no le den más cargos