Entrevista al humorista, periodista, escritor y guionista (Parte I)
Pepe Colubi (Madrid, 1966) nació en la capital de España, aunque al año vino a vivir a Asturias, con lo que técnicamente es asturiano. Pese a estar a punto de cumplir quince años viviendo en Cataluña y a medio camino de Madrid por trabajo, el Principado siempre está presente. Son muchos recuerdos y mucho bagaje entre radio, prensa, cursos de verano de la Universidad de Oviedo o festivales como la Semana Negra y el FICX. Precisamente, con la resaca de la gala inaugural de este último todavía presente, quedamos con él. Un banco sirve como escenario de una charla con MiGijón en la que no hay líneas rojas.
Humorista, periodista, escritor y guionista. ¿Con cuál se identifica más?
Por decir uno, aunque podría matizar todos, escritor porque es lo que más he hecho en la vida. Escribía en prensa habitualmente, mantengo una columna en ‘Cinemanía’, los libros, las novelas, etc… Es donde más cómodo me siento como etiqueta, aunque ya te digo que matizaría porque todo eso de la inspiración, el folio en blanco y los clichés del escritor a veces me dan un poco de rabia.
Fue el hombre que condujo la gala inaugural de la 59 edición del FICX. Regreso del público, presencialidad… ¿Fue como volver a la vida?
Después de lo que todos hemos pasado y estamos pasando porque la cosa se ve que repunta, esta especie de oasis de presencialidad y salas llenas, por supuesto con mascarilla, es una vuelta. No me gusta eso de volver a la normalidad porque si la vida es algo es anómala, siempre. Entonces parece que la normalidad es una cosa impuesta que tenemos que hacer sí o sí, pero ver un cine lleno y sentir que la cultura puede ser segura, es gratificante.
Antes ya fue maestro de ceremonias en la 49. ¿Le esperamos para la 69?
Sería un número muy motivador. 10 años más vieyo, me veo con fuerzas. Si mi referente es Keith Richards que está como está a la edad que tiene, por qué no llegar. Justo tendré 65 años en la 69 edición, pero me postulo si hace falta.
“No me gusta el concepto de volver a la normalidad porque si la vida es algo es anómala, siempre”
Con una década entre ambas galas, ¿ha notado mucho cambio?
Es dentro de un coto cerrado que es el cine y en sí ha cambiado mucho. Por ejemplo, el formato digital. Hace 10 años había mucho formato físico que había que transportar. Aunque hay alguna antigua como ‘Don Juan en los infiernos’ de Gonzalo Suárez que es en 35 milímetros, ahora los archivos de las películas que se emiten son prácticamente digitales y eso a nivel logístico de un festival se nota muchísimo. En la parte de una gala, se han inventado hace mucho tiempo, es enfrentarte a una responsabilidad con un público en directo y hacer atractiva la presentación de una programación intensa de cine que dura una semana; es como un mundo propio. Es muy peculiar y muy concreto y creo que una de las claves de la gala que hicimos el viernes es que no duró mucho porque a veces se extienden y se desarrollan, es como una especie de bucle y aquí no llegamos ni a 40 minutos. Quedé contento con el resultado.
Es una de las tres patas del banco que conforman ‘Ilustres Ignorantes’ con Javier Coronas y Javier Cansado. 14 años en el alambre. ¿La risa es sinónimo de éxito?
No hace falta que se ría todo el mundo, eso sería mágico porque el humor es un acto bastante individual, pero la gente que consigue risas alrededor tiene una especie de público asegurado. Me da igual que hablemos de humor elevado, costumbrista, chistes, cuentachistes… Todo mi respeto a la gente que llena y consigue risas y creo que conseguirlas en el humor, aunque parezca obvio, es sinónimo de éxito.
¿Se debe hacer humor con la actualidad informativa?
Es una opción muy respetable y legítima que mucha gente tira por ella. Como en todo los campos del humor hay gente buena, mala y peor. Pienso en referentes inalcanzables como Bill Maher que vive exclusivamente de la actualidad política, John Oliver o ejemplos más cercanos como ‘El Intermedio’ que realmente diseccionan demostrando que la actualidad, por seria que sea, siempre tiene un enfoque que puede ser humorístico; el fin en sí no es hacer reír sino que es la manera de ‘atacar’ a través del humor, con lo cual es un elemento de expresión y de comunicación totalmente válido.
Le pongo en situación. Tormenta de ideas con Coronas y Cansado y les plantean la posibilidad de llevar a un político asturiano al programa. ¿Quién tiene cualidades para triunfar y pasar un rato cachondo?
Tengo que negarte la mayor porque no llevamos políticos. Esa cosa de la ecuanimidad: si llevas uno tienes que llevar a todos, si no parece que cargas para un lado o para el otro. La premisa es no llevarlos con lo cual no es que me escaquee es que es un imposible, un intangible que no se da nunca en ‘Ilustres Ignorantes’.
“En Asturias hay mucho que hacer en comedia, humor o producción de ficción y hay gente luchando y tirando hacia adelante”
¿Le aburre la política?
No, es parte de todo. Me aburre la reiteración, cuando se marea mucho la perdiz, una especialidad de los políticos precisamente, pero estar levemente informado es necesario y tenemos herramientas. Hay una cosa maravillosa cuando se usa bien: Twitter, puede darte en dos o tres ‘clicks’ los puntos de vista distintos que hay sobre una cosa y luego hay que tener nociones para estar informado y saber qué nos están haciendo.
Hemos hablado de humor. ¿Asturias necesita descojonarse?
Reírse sin más y seguir en la mierda… Hablo de todos los países porque fíjate lo que está pasando en Alemania con el repunte del COVID, curiosísimo. Parecía un ejemplo en el inicio y resulta que hay un porcentaje de gente sin vacunar. Más que necesitar la risa, y hablo de Asturias o cualquier persona cabal, tiene que usar la risa. No es un fin en sí mismo, es un medio. Es una manera de vivir y analizar; lo decíamos hace un momento, analizar a través del humor, que el humor no sea un oasis pequeñito, vallado y apartado y justificándose en sí mismo contra el drama que se le permite todo, campa a sus anchas por todos los estamentos de la sociedad. Es como el niño consentido, en su nombre se puede decir cualquier chorrada, barrabasada, moñería o cursilería y el humor parece que se justifica. Más que necesitar la risa o el humor, se necesita tenerlo totalmente incorporado al ADN.
14 años viviendo en Catalunya. Desde la óptica externa, ¿cómo ve el Principado?
Tengo una visión muy acotada porque estoy en contacto, sobre todo, con familia, amigos, gente cercana. En el ámbito en el que yo me muevo Asturias está un poco cercenada. La comunicación en particular, pero sobre todo, en comedia, humor, producción de ficción veo que hay mucho que hacer y hay gente luchando y tirando hacia adelante. No es solo una cuestión de Asturias, es de los malditos centralismos; más que Barcelona, Madrid incluso. Mi visión de Asturias no es un análisis profundo, pero es emotivo porque es cercanía, es sentimental y siempre que vengo lo hago con ganas.
Apelando al lema ‘Asturias Paraíso Natural’, ¿puede ser un paraíso cultural?
Tiene los mimbres para hacerlo. Estamos en medio de un festival de cine con solera, con muchas ediciones a sus espaldas y un interés palpable en la gente que se traduce en una ebullición en Gijón. Lo viví muy de cerca porque estuve más de diez años trabajando en el FICX y veo como se involucra, no solo la gente de la ciudad, sino los que trabajan en el festival. Llegas con mono a cada nueva edición. Hay mimbres, hay interés, se ha visto en la producción incluso con todos los inconvenientes teatrales, cinematográficos, literarios. Debería ser un paraíso cultural.
“Si me invitaran a ‘La isla de las tentaciones’ colgaría el teléfono muy rápido y bloquearía el número. Con esta barriga cómo iba a estar allí”
Su relación con el sexo. ¿Se atreve a decir lo que muchos piensan, pero no se atreven?
A veces espero que no estén pensando lo que yo digo porque entonces vamos mal. Sí hay cosas muy básicas sobre el sexo que nos gusta a todos y todas con dos dedos de frente, pero en ocasiones digo barrabasadas, ficciones exageradas, hiperbólicas e irrealizables que, si es lo que tiene la gente en la cabeza, hay que mirárselo (risas).
¿Hay mucha moralidad en el asturiano o es una personalidad fuerte?
El sexo sigue teniendo un áurea de tabú, ojo y está bien que así sea. No el tabú católico, conservador o represor, pero tiene una parte de acto íntimo, es decir, como la escatología. Me encanta que la gente se encierre en el baño para ir la baño, no me gusta verlos subidos en cuclillas a una mesa; sé que lo están haciendo, no tengo necesidad de verlo. Creo que va por barrios. No es que el asturiano sea especialmente pudoroso, pero tampoco es excesivamente desinhibido. En Cataluña sí que hay un gusto por la escatología, el famoso ‘caganer’ de los belenes viene por algo, pero no me parece un hecho diferencial del tipo de humor que le puede gustar a cualquier persona.
“El asturiano no es especialmente pudoroso, pero tampoco es excesivamente desinhibido a la hora de hablar de sexo”
De vuelta oficio. Ha trabajado en gabinetes de prensa, diarios, revistas, radio…. En esta última mucho en la SER con Gemma Nierga, Pedro Blanco, Pachi Poncela o incluso en Los 40 Principales en Radio Asturias. ¿Echa de menos las ondas?
Por un lado, sí. Me quito el mono bastante con un podcast mensual de reggae en Radio Primavera Sound. Me gusta todo tipo de música, pero escuché reggae desde guaje y siempre con una especie caos, sin poner orden. Por mi trabajo y los libros que saco, estoy relativamente conectado haciendo entrevistas. Es un mundo que me gusta, me atrae. Estuve años trabajando en radio y algo queda dentro, siempre hay un huequito, pero no tengo previsto ningún proyecto ni me lo han ofrecido.
¿Los medios de comunicación están desprestigiados?
Acaba de pasar algo que me ha parecido un tirón de orejas maravilloso. Hablo de la historia del hombre en coma durante 35 años. Afortunadamente es casi una anécdota en la que todos los medios entraron al trapo y lo difundieron tal cual. Es un buen tirón de orejas para el ‘fact-checking’, la comprobación de datos y por lo menos poner en duda cosas que, en este caso era de asuntos menores, pero que en cosas de más calado también juegan una importancia fundamental. Los medios están en construcción y está bien que de vez en cuando haya tirones de orejas.
También ha publicado 12 libros. El último ‘Dispersión’ donde ‘Pipi’, su alter ego que empieza en ‘California, 83’ y sigue en ‘Chorromoco 91’, obtiene el título en la Universidad. Cuatro palabras: Asturias, Catedral y Rocío Jurado. ¿Hacemos spoiler?
(Risas). Esto fue algo que sucedió en 1996. Actuaba Rocío Jurado en la plaza de la Catedral de Oviedo, tenía un pase de prensa porque lo estaba cubriendo para ‘La Nueva España’, y me metí en el foso. Allí me asomé, pegué la barbilla a las tablas del escenario y Rocío Jurado me vio. Avanzó hacía mi señalándome mientras cantaba la canción que no recuerdo cuál era y llegó a poner una rodilla en tierra y acabó a unos centímetros de mi cara. Finalizó la canción y, empujado por la fuerza de la historia, le dije: ‘¡Guapa!’ y me descolgué de las tablas. Me acuerdo de que estaban Ortega Cano y Rociito en el público y cuando salían, una chica se subió a la valla y dijo: ‘Rocío, sigue así, de puta madre’. Era todo surrealista, iba detrás de ellos flipando y como diciendo ‘esto parece Chechenia’.
‘La tele que me parió’ de 1999. ¿Queda algo de aquel nacimiento?
Aquel libro me cambió la vida radicalmente. Acababa de dejar, por desavenencias, el trabajo en la radio y fue el mes que salió publicado. No tenía puesta ninguna esperanza de vida en él; iba a salir, estaba muy contento, pero vio la luz en el momento justo y lugar oportuno y me convirtió en crítico de televisión. Empecé a escribir en ‘Rolling Stone’, en ‘La Ventana’ de la SER, ‘Diario 16’ en sus últimos coletazos, la revista ‘Tiempo’, todo hablando de televisión y es un libro al que le estoy muy agradecido porque me cambió la vida literalmente. A partir de ahí, también empezaron a llamarme para ir a programas de televisión y años después para ‘Channel nº 4’, un programa de Cuatro. Fue todo como un efecto dominó.
“En 1996 cubría un concierto de Rocío Jurado en la plaza de la Catedral de Oviedo y desde el foso acabé gritándole: ‘Guapa’”
¿Qué diría si le llamaran para invitarle a ir a ‘La isla de las tentaciones’? Es lo que arrasa ahora mismo.
Colgaría muy rápido y bloquearía el número porque, imagínate, ¿qué pintaría yo ahí? Si me sienta el bañador fatal joder, con esta barriga cómo iba a estar allí.
Sus camisetas suelen llevar mensajes. Por ejemplo, una para frenar la intolerancia a la leche, contra Trump o con la cara del mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero. ¿Veremos alguna de Asturias en televisión?
Si encuentro la camiseta adecuada, por supuesto. Soy como muy maniático, es decir, tienen que ser medio irónicas, pero no chistes obvios como la típica de los pies enfrentados que pone ‘Sex Instructor’ y si puede ser que no se haya visto mucho… He comprado docenas de camisetas en webs americanas: cosas de actualidad, política americana, pero con un poco de ironía. (Javier) Cansado y (Javier) Coronas me toman el pelo porque tengo manías como rechazar la doble impresión: atrás y adelante, no. Si tiene que ser un sitio, impresión delantera; que el dibujo no sea muy grande, que no tenga nada en las mangas. Parezco ‘la Vieja‘l Visillo’ escogiendo camisetas, pero una de Asturias por supuesto.
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