«Moriyón dimisión» y «Llévalos a Somió», los gritos más repetidos en una tarde marcada por el descontento vecinal
La inauguración de la Capilla San Esteban del Mar se vio este lunes marcada por las protestas de casi quinientos vecinos del barrio de El Natahoyo. Mientras la alcaldesa, Carmen Moriyón, descubría la placa conmemorativa, el acto fue acompañado por una sonora pitada y gritos de rechazo al traslado temporal del Albergue Covadonga a las antiguas instalaciones del Hogar de San José.
Convocados por la Asociación Vecinal Pando de Poniente, los manifestantes —muchos de ellos portando pañuelos rojos al cuello como símbolo de unidad— expresaron su preocupación por la cercanía del centro a varios colegios del entorno. Entre los cánticos más repetidos se escucharon consignas como “Moriyón dimisión”, “Llévalos a Somió” o “Sinvergüenza, respeta al Natahoyo”. Uno de los vecinos resumía el sentir de los presentes: “No buscamos otra cosa más que proteger a esos niños que viven aquí”.
La protesta llega después de que el concejal de Servicios Sociales, Guzmán Pendás, dirigiera una carta abierta a los vecinos para intentar calmar las inquietudes surgidas en el barrio. En ella, Pendás defendía que el traslado “no es improvisado, sino el resultado de un trabajo largo y meditado” que permitirá acometer la rehabilitación integral del Albergue Covadonga, cuyo edificio actual requiere una intervención completa.
El edil aclaró además que el traslado “afecta exclusivamente a las personas residentes del Albergue Covadonga”, es decir, a 55 gijoneses —35 hombres y 20 mujeres— con plaza estable y en proceso de recuperación personal.
Pendás insistió en que habrá un seguimiento exhaustivo y una comisión de trabajo con representación vecinal, además de la coordinación permanente con la Concejalía de Seguridad Ciudadana. También garantizó que el traslado será “estrictamente temporal”: el nuevo Albergue Covadonga reabrirá en su ubicación original en 2028, “totalmente renovado, moderno y humano”.
Pese a las explicaciones, cierto malestar vecinal se hizo notar este lunes en la calle Mariano Pola nº46, donde la tensión entre las promesas institucionales y la preocupación ciudadana marcó una jornada que debía ser meramente simbólica.






A la Monxina la empiezan a calar ,no hace nada de nada.