Ganas, concienciación con el medio ambiente, ropa cómoda, bolsas de basura y guantes. Esto es todo lo que necesitas para practicar ‘plogging’, el deporte sostenible que combina el ejercicio físico con el cuidado del planeta. En definitiva, se trata de aprovechar cualquier actividad física al aire libre para la recogida de los desperdicios que se encuentran en playas, montañas o en las propias ciudades.
La práctica nació en Estocolmo en el año 2016 y en la actualidad unas 25.000 personas la practican a diario. Entre ellas, los alumnos del Bachillerato Internacional del instituto Jovellanos, un grupo de 18 jóvenes entre 16 y 17 años que demuestran que la juventud no solo es sinónimo de botellones o fiestas ilegales, sino que hay muchos otros de los que se puede estar orgullosos.
Ploggijón, la asociación ecologista de alumnos del Jovellanos
El instituto Jovellanos de Gijón es el único centro público de Asturias en el que cursar el Bachillerato Internacional. Pero sus enseñanzas van más allá del inglés y lo académico. Los alumnos no solo se forman intelectualmente, sino que también lo hacen en valores y servicios a la comunidad. Un buen ejemplo es la asignatura Creatividad, Actividad y Servicio (CAS). Fue en ella precisamente donde surgió el planteamiento de apuntarse al ‘plogging’. Para los alumnos fue una buena idea desde el primer momento porque «nos da horas de actividad (vamos a caminar) y además de servicio (recogemos la basura que encontramos por ahí)». Así fue cómo surgió Ploggijón, la asociación ecologista de alumnos del Jovellanos.
Comenzaron siendo 5 y en la actualidad ya son 18. Ellos mismos se encargan de establecer las salidas. «Las sugerimos por el grupo de Whatsapp que compartimos, y vamos diciendo si nos viene bien o mal», explican. También fijan el día, la hora y el lugar de quedada. Y, por último, escogen una senda verde que limpiar. Aseguran que «a veces parece que no vamos a encontrar nada y acabamos encontrando bastantes cosas».
Además, van con el móvil para registrar los kilómetros que se hacen y poder tomar fotos que demuestren «que efectivamente hemos estado allí». Una vez que la bolsa ya está bastante llena, utilizan un aparato para pesar maletas y conocer el peso real. Lo único que queda es «tirar la basura a un contenedor». Así no solo practican ejercicio, sino que se encargan de hacer posible un Gijón más limpio.
Compromiso con medio ambiente
Estos alumnos del Jovellanos demuestran con hechos su compromiso con el medio ambiente. Afirman tajantes algo de lo que muchos otros tendrían que tomar ejemplo: «Es importante que nuestros espacios verdes estén limpios, y además hay algunos residuos que no se biodegradan como los plásticos o algunos otros objetos que tardan muchos cientos de años en hacerlo». Por ello, ellos tienen claro que «es mejor recogerlos y que estén en un contenedor, en lugar de en un prado o en una cuneta».
Recoger la basura que otros tiran. Esta es la labor de Ploggijón, una labor que no sería necesaria si todos cuidaran de la naturaleza como lo hacen ellos. Pero, ¿qué les dirían a los que no están concienciados? «Que por favor no la tiren al suelo, ya que no es necesario un gran esfuerzo, tan solo tirar las cosas a la papelera, contenedor o donde proceda». Su deseo es que todos contribuyamos a unos espacios (no solo los verdes) sin residuos, algo que «el planeta agradecerá y que nos permitirá tener un concejo limpio y respetuoso con el medio ambiente«.
Los alumnos del Jovellanos se han convertido ya en un ejemplo, y los vecinos de Gijón reconocen y valoran lo que están por haciendo para cuidar de la naturaleza en la ciudad. Para muchos, ellos demuestran que «aún hay esperanza».