«Quizá en lo primero en lo que uno cae a la hora de pensar en elecciones es en poner cara a los candidatos de los partidos que entran en liza»
El año entrante es año de elecciones municipales.
Quizá en lo primero en lo que uno cae a la hora de pensar en elecciones es en poner cara a los candidatos de los partidos que entran en liza. Empecemos por lo que a día de hoy hay en el Ayuntamiento y que mejor que hacerlo por el partido de gobierno, el PSOE. La nueva dirección del PSOE gijonés, en manos de un siempre hábil Monchu García, ha sabido darle una vuelta de tuerca a la carrera electoral. Primero ha hecho todo lo democráticamente posible por sacar de la partida a la alcaldesa existente, cierto es con no muy buen cartel público, aunque tampoco conviene exagerar. Después ha vencido en las primarias pertinentes con su candidato, Floro, expresidente del Proyecto Hombre. No parece que sea un candidato que ilusione y menos aún que pueda ofrecer cosas nuevas a la ciudad, aunque esto me temo no es una cuestión que dependa solo de él y está por ver cómo le sienta el poder, si es que llega a él, aunque es, sin duda, el que más posibilidades tiene.
En segundo lugar, el principal partido de la actual oposición, Ciudadanos, donde la tranquilidad de haber sacado cuatro concejales en 2019, un éxito en ese momento, pasó rápidamente al entierro en diferido de unas siglas. Lamentablemente para ellos el entierro es solo de unas siglas, puesto que su posición ideológica comparte exactamente el mismo espacio que pueda tener el sempiterno PP o el aún vivo FORO gijonés. Con esa premisa, habiendo abandonado el centro y no digamos ya posiciones con cierto aire de renovación, se ha convertido en un lugar donde los sueldos públicos son ya muy escasos y van a desaparecer, con el consiguiente nerviosismo de los que no que tienen más fuentes de ingresos. Confío en que nadie piense en endosar al actual secretario del partido, Lolo Iñarra, el marrón de concurrir a estas elecciones y por el contrario si lo hagan algunos, en masculino, de los que han podido disfrutar de un salario municipal y de voz dentro del Pleno Municipal. Ahora toca asumir.
Por la izquierda, tenemos a Podemos, a expensas aún de que cierre si converge con alguien o no, de qué manera o cuando. Después de una legislatura marcada por la tristísima e inolvidable perdida de Yolanda Huergo, está por ver si este “nuevo” Podemos de 2023 tendrá algún peso en la política municipal o va a seguir apostando por intentar decir siempre algo distinto al resto de las opciones políticas solo por el hecho de decir algo distinto. Sería de agradecer que eso que dijeran tuviese alguna repercusión real sobre algo, concreto, y además que afecte a Gijón, para la política nacional ya hay suficientes voces.
Por otro lado, tenemos a Foro con su “nueva” candidata, Carmen Moriyón que, de manera bastante inexplicable a mi entender, se va a someter al plebiscito de victoria o muerte (perdóneseme la licencia, obviamente en sentido figurado). No me la imagino sentada en un sillón municipal replicando al PSOE, como tampoco me imagino esas maravillosas encuestas internas que les dan algún tipo de garantía, máxime sin alcanzar algún tipo de acuerdo con el otro partido de la derecha, el PP. Sin duda confían en el trabajo de oposición que han hecho en este mandato, con Jesús Martínez Salvador a la cabeza.
El PP, el partido que menos democracia interna tiene, aún no ha puesto cara a nadie, más bien ha puesto ya de espaldas seguramente a bastantes de sus simpatizantes con sus interminables cuitas internas. Tres candidatos están en la mesa. El siempre presente Pablo González, la últimamente mencionada Pilar Fernández y el incipiente José Pino. Hagan lo que hagan ya, será tarde, y posiblemente lo hagan mal. Cabe recordar que en las anteriores elecciones confiaron el partido a un señor alto funcionario que nada tenía que ver con Gijón (¿les suena algo así a escala regional?) que luego echaron y que en vez de dejar su acta de concejal sigue por allí cobrando dinero público. Conviene no olvidarlo, veremos cómo nos venden su nuevo candidato puesto a dedo, como todos los demás.
Izquierda Unida ha gobernado con el PSOE en este mandato, como casi siempre hace si toca gobierno socialista. Aurelio Martín parece que se hace a un lado, supongo que, tras más de 20 años de servicio público a cargo del erario público, deben ser ya casi suficientes. Veremos cómo afronta el partido su sustitución, si se apuesta por alguien de alguna generación distinta o por algún tipo de renovación. Bueno o presentan a Ana Castaño, de todos, seguramente la candidata a alcaldesa más capaz.
De Vox tengo tanto que decir como han hecho ellos en esta legislatura municipal. Nada.
Seguiremos informando, en este muro gijonés, de las cosas de la política y de las cosas que dibujan el actual Gijón.
¿Y del candidato de Por Gijón?