La Asociación ‘Pando’ anima a colgar telas rojas en las ventanas y balcones del barrio, en señal de rechazo a la medida anunciada por el Ayuntamiento, y prepara movilizaciones mientras acusa al Gobierno de «oscurantismo» y de «incumplir sus promesas»

Era cuestión de tiempo que la mecha del malestar social tendida hace pocos días, al anunciarse el traslado temporal de los usuarios del Albergue Covadonga al Hogar de San José, en el barrio del Natahoyo, comenzase a arder. Pues bien, esa ignición se producía, al fin, ayer miércoles. Poco después de su reunión con el concejal de Servicios Sociales, Vivienda y Cooperación de Gijón, Guzmán Pendas, la Asociación Vecinal ‘Pando’ de Poniente reiteraba en redes sociales su total disconformidad con la citada maniobra, al entenderla como un riesgo para la población del lugar -especialmente, para la infantil y juvenil-, y llamaba a sus representados a pasar a la acción, en forma de movilizaciones, a fin de visibilidad ese rechazo y tratar de frenar la pretensión municipal. Así las cosas, por el momento han instado a los lugareños a colocar telas rojas en las ventanas y balcones de las viviendas de Poniente, en señal de oposición, si bien advierten de que se reservan «otro tipo de medidas legales y sociales».
«No podemos comprender cómo se realiza un traslado de personas vulnerables mayores de edad, necesitadas de procesos de recuperación, a un entorno con una amplia presencia de centros educativos», alertan en ‘Pando’, poniendo el foco en la presencia en las inmediaciones del Hogar de San José de, al menos, cinco escuelas infantiles, colegios e institutos: el homónimo del Hogar, el Revillagigedo, el colegio y la escuela Atalía, y el IES Emilio Alarcos. Una tupida red educativa, a juicio de los directivos de la Asociación, incompatible con el pretendido traslado. Y es que los representantes vecinales no olvidan «las lamentables conductas que vienen sucediendo en su actual ubicación, con una masificación cada vez mayor, unos entornos más y más degradados, comportamientos antisociales y sucesos delictivos que ninguna persona debería ver en el lugar donde reside y, por consecuente, que sufran nuestros hijos e hijas, padres y madres, por imposiciones políticas equivocadas».
Todo lo anterior dibuja en las mentes de los representantes de Poniente la convicción de que «existen otras cuestiones e intenciones de fondo ajenas a los intereses y bienestar de los vecinos». Y la conducta que le achacan al Gobierno municipal tampoco ayuda… Siempre según las afirmaciones y acusaciones recogidas en su comunicado, Foro y el PP «han incumplido la palabra dada en periodo electoral de no aglutinar estos servicios sociales cerca de centros de menores, siendo una total hipocresía el cambio de criterio con el que han actuado». Una variación de postura, además, hecha «con total oscurantismo», sin que los habitantes del barrio supiesen nada de ella «salvo por la prensa». En fin, una pizca de pólvora más a una mecha que, ya en llamas, todavía no se sabe de qué forma deflagrará.