A vueltas con las elecciones recordábamos en fecha reciente a los dos futbolistas del Sporting que llegaron a ejercer como alcaldes, pero hubo muchos más casos dentro de las distintas directivas del club rojiblanco, así como a la inversa, claro

A vueltas con las elecciones recordábamos en fecha reciente a los dos futbolistas del Sporting que llegaron a ejercer como alcaldes, pero hubo muchos más casos dentro de las distintas directivas del club rojiblanco, así como a la inversa, claro. Numerosos alcaldes fueron también directivos sportinguistas. Las relaciones entre directivas y gobiernos municipales surgen desde los primeros tiempos de la historia del club gijonés. Así, el segundo campo que tuvo el Sporting, fue La Matona, años antes de afincarse en el histórico Molinón. La Matona era una finca propiedad del que fuera el alcalde más breve de la ciudad de Gijón, Joaquín Menchaca Salgado-Araujo. Este, aficionado al deporte en general, les arrendó el nuevo campo por un precio por debajo del habitual, cien pesetas por un trimestre. Su sobrino, Joaquín Menchaca González, fue jugador del Sporting y, posteriormente, árbitro de renombre.
Pocos años después, Enrique Guisasola -uno de los grandes nombres en la historia de nuestro club- siendo mecenas de la sociedad deportiva y presidente entre 1919 y 1921 , fue también teniente de alcalde de la ciudad. Félix Guisasola, concejal durante el mandato de Isidro del Río en los años 1919 y 1920, fue también máximo mandatario sportinguista entre 1935 y 1938, anteriormente había sido vicepresidente con Emilio Tuya, que también fue presidente del club y alcalde de la ciudad. Tuya gobernó Gijón entre 1926 y 1930, relevando en el cargo a Enrique Zubillaga, igualmente reconocido socio sportinguista. Emilio Tuya fue el presidente rojiblanco que incorporó por primera vez a mujeres en la directiva de la entidad, tras ganar las elecciones de 1934. Además, fue presidentes del Real Club Astur de Regatas y uno de los fundadores del Real Club de Cultura Covadonga.
Los vínculos entre el consistorio y la sede sportinguista aumentaron notablemente a raíz de la venta del estadio de El Molinón al Ayuntamiento. En 1935 el Sporting se vendió por un importe de 223.000 pesetas, aunque tal operación no se oficializó en el Registro de la Propiedad hasta una década más tarde, el 9 de mayo de. Pocos años después, en 1954, el consistorio gijonés cedió el estadio a la Fundación Manuel Girón. A partir de ese momento el alcalde pasó a formar parte de la junta directiva del club. Así, fueron directivos de la sociedad deportiva rojiblanca en su condición de alcaldes José García-Bernardo, Cecilio Oliver, Ignacio Bertrand y Luis Cueto-Felgueroso. Los cuatro tenían en común su pertenencia al único partido legal existente durante el franquismo, Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Los alcaldes fueron, sin duda, las extensiones políticas del poder del régimen y una de las características de la dictadura franquista era la jerarquía absoluta, por lo que el alcalde sería un hombre de confianza, generalmente una persona con peso social. Y como tales debían estar presentes en todos los ámbitos de la vida de la ciudad. En el deportivo también, por supuesto. Mucho más si exitía la cesión de un bien municipal a una fundación, por afín que fuera. Durante el primer mandato de Manuel Vega-Arango desapareció tal acuerdo vinculante entre club y consistorio.
Por último, habría que citar a una persona muy relevante en la historia rojiblanca, aunque estuviera pocos en la presidencia. Carlos Méndez Cuervo, que fue teniente de alcalde durante el gobierno municipal de Ignacio Betrand y presidente sportinguista entre 1968 y 19973. Su peso en el club era tal que, tras su fallecimiento, hubo un intento previo de cambiar el histórico nombre de nuestro estadio por el de Méndez Cuervo, muerto de forma trágica junto a su esposa en un accidente de tráfico. Varios aficionados y algunos directivos propusieron tal modificación a raíz del lamentable suceso acaecido en el año 1974. Carlos Méndez Cuervo se dejó la vida, junto con la de su mujer Amparo Tuya Argüelles, cuando volvían en coche a Gijón procedentes de Barcelona. La ciudad se conmocionó con el suceso y El Molinón fue usado, por vez primera, como capilla ardiente para el desaparecido matrimonio. Fue un gran presidente y una persona muy querida en la ciudad, pero el alcalde Luis Cueto-Felgueroso Granda desestimó, considero que acertadamente, la propuesta y el templo sportinguista mantuvo su nombre original. Cierto es que el alcalde contó con el apoyo mediático del diario El Comercio, personalizado en su director Francisco Carantoña Dubert y el periodista Antonio Rodríguez Canal, ambos abiertamente opuestos al cambio de nombre propuesto por algunos socios.
Caso aparte sería el de los vínculos municipales con el Sporting una vez convertido en S.A.D., pero esa ya es otra historia…