La Magistrada Presidenta de la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Oviedo, con sede en Gijón, de acuerdo con el veredicto emitido por el jurado, ha dictado sentencia en la que condena a Silvia. A. M., la gijonesa acusada de asesinar a su bebé de 53 puñaladas en agosto de 2019 y arrojar su cuerpo a un contenedor en el barrio de Nuevo Roces donde residía, como autora de un delito de asesinato, concurriendo la circunstancia agravante de parentesco, a la pena de prisión permanente revisable, inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena y al pago de las costas procesales, incluidas las de la acusación particular.
Esta es la primera prisión permanente revisable que se impone en el Principado de Asturias. Además, se le condena en concepto de responsabilidad civil, a indemnizar a su expareja y padre del bebé en la cantidad de 105.000 euros.
La sentencia, que no es firme, puede ser recurrida en apelación ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
El juicio se celebró en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón iniciándose con la confesión de la procesada y durante el mismo el padre del bebé aseguró que no tuvo conocimiento ni sospechó del embarazo y tampoco supo del asesinato de su hijo.
Varios testimonios, de familiares y amigos confirmaron el hecho de que la acusada había ocultado el embarazo a todos y de que esta había incluso a jactarse de que no iban a pillar a quien había cometido el asesinato.
Cabe recordar que la acusada pidió perdón durante el juicio a su familia y a la de su ex pareja sentimental. «No tendré vida suficiente para arrepentirme», llegó a decir haciendo uso de su derecho a una última palabra.
Hallado en un contenedor
De acuerdo al relato del Ministerio Fiscal, en la mañana del 1 de agosto de 2019, la acusada, cuando estaba sola en su vivienda de Gijón, en la que residía con su compañero sentimental, dio a luz a un bebé vivo de 2.670 gramos de peso, de sexo varón, siendo su embarazo a término.
El mismo día, con la intención de acabar con su vida y antes de las siete de la tarde, hora a la que su compañero sentimental regresaba del trabajo, la acusada, utilizando un cuchillo de cocina, asestó al bebé 53 puñaladas en distintas partes del cuerpo, que le provocaron la muerte.
Después de matarlo, la acusada metió al bebé, unido por su cordón umbilical a la placenta, en una mochila, que tiró con el cuerpo dentro en el interior de un contenedor de basura situado en la misma vía, todo ello antes de que regresara su compañero sentimental. El bebé fue encontrado por un ciudadano la noche del día siguiente, a las 02.30 horas aproximadamente, dentro del contenedor.
La acusada había ocultado el embarazo a su pareja sentimental, con la que convivía, y a todas sus amistades y familiares, por lo que nadie conocía su estado.
En el momento de los hechos su pareja se encontraba en el trabajo y le mintió, por teléfono y cuando volvió a la vivienda, ya que le dijo que la sangre que había por distintas zonas de la casa era a consecuencia de un sangrado masivo que había sufrido por un quiste en un ovario. Tras la exploración ginecológica con posterioridad al hecho realizada a la acusada por el servicio de ginecología del HUCA, se comprobó que no tenía ningún quiste en los ovarios.
El compañero sentimental de la acusada resultó ser el padre del bebé fallecido. La pareja no tenía más hijos en común. La acusada no padece alteración alguna de sus facultades.