Concentración en Valgrande-Pajares exigiendo el cese del jefe de explotación F. B. por su mala gestión, que pone en riesgo la seguridad de esquiadores y el futuro de la estación

El sábado 15 de febrero, en medio del vendaval y con una estación necesitada de nieve (mucho, como todas las de la Cordillera), más de 60 personas se dieron cita en la estación de esquí de Valgrande-Pajares para manifestar su rotundo rechazo al jefe de explotación F. B.. Aunque la estación permanecía cerrada por el fuerte viento, la protesta no pasó desapercibida. Usuarios, empresarios, trabajadores y vecinos de la zona, hartos de la falta de respuestas ante lo que consideran una gestión peligrosa, se unieron para exigir el cese inmediato de este responsable. La concentración fue un grito colectivo de alarma, los manifestantes sostienen que la falta de cualificación del actual jefe está comprometiendo la seguridad en la estación, uno de los pilares fundamentales para su buen funcionamiento. A lo largo de la temporada, su gestión ha sido cada vez más cuestionada.
Los participantes en la protesta aseguran que la gestión del responsable está poniendo en peligro vidas. Entre las acusaciones más graves a F.B. destacan la falta de supervisión en el mantenimiento de los remontes y su ausencia en tareas clave para garantizar la seguridad de los esquiadores. En los últimos días, incluso con la estación cerrada por viento, los usuarios aseguran haber vivido situaciones de gran riesgo.
Los informes de dos empresas periciales externas, Arsua y I+C, refuerzan las preocupaciones de los manifestantes. Ambos estudios subrayan las carencias del actual responsable de explotación y alertan sobre el peligro que su falta de preparación supone para los esquiadores. Las conclusiones de estos informes han sido entregadas al Principado de Asturias, pero hasta el momento no se ha tomado ninguna medida contundente. La creciente desconfianza entre los trabajadores y la dirección de la estación es palpable. Para muchos no solo es un obstáculo para la seguridad, sino también para el futuro de la estación. En los últimos años, el director de Valgrande-Pajares ha liderado un proceso de modernización que ha sido fundamental para mejorar la imagen y la operatividad del complejo. A pesar de las dificultades, la dirección ha logrado importantes inversiones y reformas que han colocado a la estación en una mejor posición en el panorama nacional. Pero todo esto, según los manifestantes, corre el riesgo de desmoronarse si no se actúa con rapidez. Empresarios, clubes de esquí, responsables de la escuela y propietarios de la urbanización de Brañillín han dejado claro que no permitirán que se eche por tierra el trabajo de todo un equipo que ha apostado por un futuro próspero para la estación. En su opinión, la presencia de este empleado con problemas de formación y actitud no puede seguir un día más al mando de las instalaciones.
La protesta de este sábado es solo la última de una serie de reclamaciones que, de no ser escuchadas, podrían tener consecuencias graves. Los manifestantes exigen respuestas inmediatas ante lo que consideran una situación insostenible. En sus manos, aseguran tener la certeza de que si la situación persiste, los accidentes serán inevitables, y las responsabilidades recaerán sobre las autoridades encargadas de la seguridad de los usuarios de la estación. La concentración ha dejado claro el sentimiento colectivo: no se permitirá que un solo individuo, cuya idoneidad para el cargo está seriamente cuestionada, ponga en peligro el futuro de Valgrande-Pajares ni la vida de quienes disfrutan de la nieve en sus pistas.