El menda lerenda tiene a su médico de cabecera en Puerta La Villa y conoce unos cuantos casos sangrantes, con nombres y apellidos, que atestiguan el demencial día a día en este centro
Cuando yo era guaje el médico de cabecera trataba a mis padres con una sincera familiaridad y conocía hasta las andanzas más insignificantes de los peques de la casa. Cuando los pantalones cortos formaban parte de mi uniforme casi diario los centros de salud se llamaban ambulatorios. Es la costumbre en la Españaza constitucional, burocrática y asintomática. Llegue usted a un cargo, contrate asesores (digitalmente) y empiece a trocar unos nombres por otros; arrinconando los cambios profundos para tiempos venideros. La EGB por Primero y Segundo de la ESO, el Instituto Nacional de Empleo por el Servicio Público de Empleo Estatal y Ambulatorio por Centro de Salud. Citando tres ejemplos a bote pronto, la lista es interminable y daría para otra columna, como la de Trajano. Aquí lo que nos ocupa y preocupa es la inacción de nuestros centros de salud en este año largo de pandemia. Se desestimó utilizarlos como «cortafuegos» para frenar al coronavirus, resultaba más espectacular sacar al ejército de paseo o montar hospitales de campaña. Viste muchísimo en cualquier informativo que se precie, dónde va a parar. Objetivo conseguido: desactivada la atención primaria, «si usted no se puede pagar un seguro o una clínica privada, mala suerte y no moleste».
En estos tiempos pandémicos el capitalismo bien lavado y peinado debe seguir su curso fagocitando lo conseguido por la clase obrera. Y de lo perdido el humilde no se recupera.Son unas cuantas las concentraciones frente al Servicio de Salud del Principado de Asturias(SESPA) en Oviedo, organizadas por la Federación de Asociaciones Vecinales, con el apoyo de algunos profesionales sanitarios que tienen por norma no comprar propaganda al peso. En los carteles de las convocatorias reza lo siguiente: «Lo primero la primaria». «¿Está el SESPA? que se ponga». «Con la salud no se juega». «Atención presencial ya». «Reapertura en atención continuada».
El consejero de Salud del Principado de Asturias, el médico Pablo Ignacio Fernández Muñiz anunciaba hace unos días que los centros de salud iban a recuperar la normalidad en las «próximas semanas». Está prohibido mojarse, la vieja táctica de no dar una fecha concreta y así no te atropella la traicionera hemeroteca. El menda lerenda tiene a su médico de cabecera en Puerta La Villa y conoce unos cuantos casos sangrantes, con nombres y apellidos, que atestiguan el demencial día a día en este centro. Conozco muy bien a un tipo, domiciliado en Cimata al que le salió un bulto en un párpado, sus ojos se irritaban con frecuencia. Llamó una, dos, tres, ocho , doce veces…en cuatro meses habló en dos ocasiones por teléfono con su galeno y después de ponerse muy pesado consiguió una cita presencial de seis minutos. El diagnóstico tiene nombre: Blefaritis crónica (inflamación en los párpados), pasados veinte días los síntomas no mejoraban, la cara medicación administrada no daba resultados. Vuelve a llamar, una, dos, cinco, quince veces… se presenta en el umbral del ambulatorio, lo traspasa, se acerca a la ventanilla, le dan una cita telefónica.
Necesita que su médico llegue a otorgar al sufrido muchacho una fecha con el especialista (oftalmólogo), se acerca el guardia de seguridad que dirige el tránsito de los pacientes con disciplina ovina y al final termina siendo atendido en la puerta por una enfermera que promete la llamada de su médico el lunes a primera hora. El despreocupado galeno llama el jueves, comenta que ni él ni el oftalmólogo van a perder el tiempo y que la opción de la privada está para algo… ¿Cómo le queda el cuerpo?, el que un día fue un ambulatorio o centro de salud hoy es Puerta Cerrada de la Villa. Me cuentan que en las «próximas semanas» las citas presenciales van a producirse por las tardes, con una duración de ocho minutos. Ignoro si pondrán alarma, timbre o entrará el crecido segurata con cajas destempladas. O tal vez den por terminada la visita al son de los Monty Python con la celebérrima canción: «Always look on the bright side of life». Brian terminó crucificado en la cola de la farmacia, sin receta médica…
El que aquí escribe también es usuario de ese centro de salud.
He visto cosas que sus ojos no creerán, tener cita a las 8.30 y que el médico aparezca a las 9.15, en mi trabajo si llego 45 minutos tarde sin explicación, ya puedo ir buscando otro, he visto como llamar a urgencias de ese ambulatorio o llamar a ese ambulatorio en los últimos meses es como llamar al teléfono de aquel que te debe 1000€ , hasta 52 llamadas contabilicé en una mañana.
He visto pasillos vacíos, enfermeras saliendo y entrando, consultas cerradas, he visto muchas cosas.
He visto ir a recoger a los resultados a esa ventanilla del cartel de la foto y ver a personal sentado en los sofas viendo la tele.
Desde que a mi madre en el Hospital de Villa le hizo la endocrina una consulta telefónica, creo a pies juntillas todo lo que se cuente de los ambulatorios.