«Cuanto más corto sea el plazo, mejor focalizaremos nuestros esfuerzos hacia cada “mini-objetivo” y más satisfacción obtendremos»
La autodisciplina y el autocontrol son dos habilidades psicológicas trascendentales para el crecimiento personal. Están ciertamente relacionadas entre sí, de manera si perfeccionamos una se beneficia la otra. Es evidente que existen momentos dónde lo adecuado es dar rienda suelta a nuestras emociones para satisfacer así nuestra versión más primaria, pero también está meridianamente claro que existen situaciones dónde lo que deseamos es controlar, e incluso modificar, eliminar o potenciar ciertos pensamientos, emociones y comportamientos. Además, también nos gustaría que estos cambios persistieran en el tiempo hasta convertirlos en algo habitual y constante en nuestras vidas.
Todo esto puede sonar muy complicado, pero la buena noticia es que cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de mejorar y desarrollar estas dos variables intrapersonales por medio del entrenamiento adecuado. Eso sí, ¡¡necesitamos grandes dosis de motivación y compromiso!!
Autodisciplina
Es la capacidad para identificar, evaluar y regular nuestros pensamientos, emociones y comportamientos para ponerlos al servicio de nuestros objetivos.
- ¿Qué queremos conseguir?
- ¿Cuánto nos satisfacen los retos que tenemos por delante?
- ¿Qué beneficios obtendremos?
- ¿Qué acciones y durante cuánto tiempo tenemos que llevarlas a cabo?
- ¿Hasta qué punto estamos comprometidos?
Estas son algunas claves para decidir hacia donde queremos dirigirnos. El entusiasmo por optimizar esta variable psicológica debe ser interno y auténtico. Por lo tanto, debemos buscar fuentes de alimentación sólidas en nuestro interior que lo nutran.
Resulta fundamental no rendirse por el camino. Cometer errores o descubrir oportunidades de aprendizaje y cambios de rumbo hacia nuestros objetivos, son etapas que podemos experimentar durante el proceso. Establecerse objetivos adecuados va a fortalecer nuestra motivación y autoconfianza. Especialmente los objetivos a corto plazo, ¡a cortísimo plazo! Cuanto más corto sea el plazo, mejor focalizaremos nuestros esfuerzos hacia cada “mini-objetivo” y más satisfacción obtendremos. También nos ayudará:
- Practicar, repetir y dominar las tareas conocidas y que “se nos dan bien” va a provocar que nos sintamos más capaces y competentes.
- Analizar los costes y sacrificios que conlleva alcanzar ciertos objetivos y sus posibles beneficios, facilitará determinar el grado de satisfacción que nos producen los retos dónde necesitamos dosis mayores de autodisciplina.
- Comenzar con desafíos sencillos para empezar con éxito el proceso e ir incrementando la dificultad poco a poco.
- Identificar nuestras fortalezas para focalizar nuestros recursos en aquellos aspectos que estén bajo nuestra influencia directa.
Autocontrol
Es la capacidad para llevar a cabo acciones concretas que faciliten la consecución de nuestros objetivos con independencia de nuestro estado emocional. Esta variable guarda relación muy estrecha con tres aspectos psicológicos que van de la mano y que nos ayudan a optimizar nuestros procesos cognitivos: la autoobservación, la autoevaluación y la autorregulación.
- Separar lo importante de lo secundario favorecerá enormemente filtrar aquellas situaciones dónde deseamos aplicar más dosis autocontrol.
- Comenzar por pequeñas planificaciones de nuestro tiempo y de nuestras actividades más habituales, para después ir añadiendo complejidad poco a poco, va a facilitar que nuestros procesos psicológicos internos estén más ordenados de manera automática e inconsciente.
- Identificar lo más objetivamente posible lo que está bajo nuestro control y diferenciarlo de lo que no lo está, ayudará a realizar un nuevo filtro muy beneficioso. Normalmente, los comportamientos, emociones y pensamientos ajenos no lo están, y por el contrario, nuestros propios procesos cognitivos sí. Es ahí donde podemos intervenir para mejorar nuestro autocontrol.
También es importante determinar los interlocutores, contextos y actividades que rodean a esas situaciones dónde deseamos aplicar más autocontrol, así como ser capaces de diseccionar nuestras vivencias entre antecedentes y desencadenantes de conducta, nuestro propio comportamiento y las consecuencias directas que tiene. Igualmente, es positivo conocer posibles “contextos predominantes” donde experimentamos escasez de autocontrol. El simple hecho de plasmar sobre el papel esos pensamientos internos es un paso fundamental para observar la situación desde fuera y tomar una perspectiva diferente y más objetiva. Además, es recomendable focalizarse en esos pensamientos, y analizar y evaluar si son válidos y si debemos permitir que desemboquen en ciertas conductas. En este punto concreto es dónde vamos a aplicar el autocontrol necesario para regular nuestras conductas. Técnicas como las “auto-instrucciones”, la detención del pensamiento y ejercicios de relajación y respiración para regular nuestros niveles de activación van a evitar comportamientos no deseados y falta de autocontrol.
Alfonso Rodríguez Fernández
Psicólogo deportivo y coach ejecutivo (Scopum coaching)