Izquierda Unida promete que elevará a la Junta General las reivindicaciones de la plataforma, apoyadas por la Coordinadora Ecoloxista, para que se revoquen las licencias de sondeo otorgadas a MINERSA, a fin de ampliar la explotación de La Viesca

Pablo Castillo y Lorenzo Linares han conocido el infierno. O, al menos, una de las muchas y variadas caras con las que ese concepto puede presentarse. Porque ambos, convertidos en dos de los rostros que dan forma humana a la Plataforma ‘Somos Valle del Agua’, saben lo infernal que resulta vivir a pocos metros metros de una explotación minera. Mejor dicho, han aprendido por las bravas el trauma que supone a apertura de una de ellas cerca del propio hogar. El estruendo de las voladuras, el retumbar de la maquinaria pesada, los temblores en las viviendas, el polvo, el barro, el humo, el agua contaminada… De ahí que, desde hace tiempo, abanderen la lucha de ese colectivo contra la actividad que MPD Fluorspar, una de las empresas filiales del masivo Grupo Minerales y Productos Derivados, SA (MINERSA), desarrolla en la mina de fluorita de La Viesca, a medio camino entre Gijón y Siero. Una cruzada constante, revitalizada tras el reciente descubrimiento de un posible sondeo ilegal, el tercero en los últimos meses, en la parroquia gijonesa de Vega, y que, este jueves, ganaba un nuevo aliado político: la representación de Izquierda Unida (IU) en la Junta General del Principado, que se ha comprometido a elevar el asunto al Gobierno para que los permisos de prospección otorgados a MINERSA sean, de una vez por todas, revocados.
«Lo que estamos viviendo es una pesadilla que nadie se puede imaginar«, afirmaba ayer, compungido, Linares, acompañado por el portavoz del Grupo Municipal de IU, Javier Suárez Llana, y por la diputada Delia Campomanes, quien será la encargada de trasladas la petición a la Junta. Su aseveración se producía al término de la reunión sostenida por los cuatro en el Ayuntamiento de Gijón, marcada por la esperanza de que el Pleno autonómico replique la defensa unánime que el municipal hizo de la causa de la plataforma el pasado noviembre, rechazando la actividad investigadora por parte de MINERSA. Una compañía, todo sea dicho, con la que Linares ha tenido sus propias malas experiencias… «Desde que La Viesca está activa nos hemos encontrado socavones, hundimientos, grietas en viviendas… Incluso los propios trabajadores, sin decir que son amenazantes, a veces no tienen un buen comportamiento con los vecinos«, relataba. A su lado Castillo, cuya presencia en la zona rural gijonesa se remonta a 2021, asentía con la cabeza. «Recuerdo que, hace dos años, a una chica que había llegado a Baldornón poco antes le pusieron un sondeo al lado de casa, y los técnicos le preguntaron que cómo se le ocurría instalarse allí; ver a aquella cría llorando, preguntándose qué futuro iba a tener, me parece contundente«, rememoraba.
«Allí está el acuífero con mayores reservas de agua dulce no sólo de nuestro concejo, sino de toda la zona, y hay río y arroyos que, muchas veces, acaban en el Piles y, por tanto, en la playa de San Lorenzo, en nuestro litoral»
Javier Suárez Llana, portavoz municipal de Izquierda Unida

«Estamos hablando de impacto ambiental, pero también del que tiene en la calidad de vida de las personas«, apostillaba segundos después Campomanes, autoproclamada autora de la iniciativa, en forma de proposición no de ley, que, espera, se someterá a votación en la Junta, y cuya redacción se completará una vez se escuche a los vecinos de Siero afectados. De por sí, la cuestión es seria, pero se agrava si se piensa en la posibilidad, todavía no confirmada totalmente, de que MINERSA haya ‘saltado’ con sus sondeos a una parcela diferente a la que se le asignó, más cercana al núcleo de viviendas de Vega. A ese respecto, cabe señalar que los dos anteriores fueron paralizados, pero que, como recordaba la diputada de IU, ante los cientos de alegaciones presentadas «el Principado nos despachó o no contestando, o afirmando que carecía de recursos suficientes para tramitarlas, hasta el punto de llegar a decir que, en bien del futuro de Asturias en materia económica y de investigación, se desechaba la posibilidad de darles respuesta«. Es escenario, en su momento, contribuyó a acrecentar la polémica en torno a la ya exconsejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico, y presidenta de la Autoridad Portuaria de Gijón, Nieves Roqueñí, desatada después de conocerse vinculaciones familiares con la directiva de MINERSA.
Para Campomanes, al igual que para Linares y Castillo, el ejemplo que el Ejecutivo autonómico debería seguir es el del consenso político alcanzado en el Consistorio gijonés, cuando, a petición de Podemos, todos los grupos rechazaron la actividad investigadora del conglomerado minero en las parroquias rurales del municipio. Y sobre eso se pronunció el líder local de IU, Suárez Llana. «Es una actividad que entra dentro del oscurantismo, de la falta de transparencia e, incluso, del incumplimiento de la legalidad y de las condiciones en que se otorgó la licencia«, sentenciaba el portavoz local del partido, deseoso de que esta apuesta también sea vista en la Junta como «una manera de proteger un entorno singular, que es nuestra área rural. Allí está el acuífero con mayores reservas de agua dulce no sólo de nuestro concejo, sino de toda la zona«. Eso, sin olvidar un matiz más: dichas parroquias rurales son ‘cruzadas ‘cortadas’ en superficie por todo un entramado de ríos y arroyos que, en la mayoría de casos, «acaban en el Piles y, por tanto, en la playa de San Lorenzo, en nuestro litoral«. La raíz de ese temor es evidente: una abundancia de elementos contaminantes en esas aguas supondría un riesgo para la franja costera de Gijón. «Al final, de lo que se está hablando es de la salud de las aguas y de las reservas de aquella potable«.
«La decisión está clara: hay que elegir entre agua limpia o fluorita. Y no me parece a nadie le apetezca beber agua contaminada…«, aventuraba Linares. Su voluntad, como la de Castillo y el resto de simpatizantes con la causa de ‘Somos Valle del Agua’, es firme: lograr la anulación de las licencias de los sondeos, y el bloqueo de futuras concesiones. «Es A, B y C: sin licencias, no hay sondeos«, explicaba ayer, tirando de la cuenta más antigua, simple y fácil de entender posible. Y concluía lanzando una advertencia al Principado ya la propia MINERSA… «Vamos a hacer lo posible y lo imposible por parar esa mina. Eso lo pueden tener claro todos. Desde ya«.