«El libro va a descubrir la voz sincera de un garito de leyenda, dispuesto a susurrar las mil y una noches más divertidas de los últimos treinta años»
Los bares musicales son seres vivos. Algunos respiran acompasados con la música de John Coltrane o se entregan convulsos al «Chup Chup» de Australian Blonde. El periodista Luis Argeo no duda: «los bares musicales tienen vida propia». Igual que un ficus, el gato de la esquina o la hormiga alada que anuncia lluvia.
Cimavilla cuenta con un histórico y nutrido censo de bares musicales, uno de los más emblemáticos lleva ese nombre que se repite por toda España a la hora de mentar restaurantes, cafés, tascas o tugurios de diferentes pelajes: «La Plaza o El Plaza», ¿importa el género cuando la noche promete confesiones impagables o barullos de muchachada?. Argeo cocina una historia a fuego lento con la ayuda de Nacho Álvarez, que alquiló el local hace cerca de treinta años.
Se conocieron Nacho y Luis, Luis y Nacho en las idas y venidas al colegio de sus guajes. y con el paso del tiempo trabaron amistad los padres. El músico-hostelero y el periodista son los culpables de ‘La Plaza. Confesiones de un bar musical‘. Libro que será presentado oficialmente en noviembre gracias a una buena campaña de micromecenazgo. Las compañeras páginas desgranarán los sorprendentes momentos vividos en este conocido bar o para no faltar a la verdad el bar será narrador y protagonista; recuperando voces y notas perdidas en sus paredes desde los 90 a nuestros días.
Son tantos los personajes que pisan su terraza o se acercan a la barra que la lista podría llenar las páginas amarillas de toda una década: desde Manta Ray a Penélope Trip o Nosoträsh, Jorge Martínez o Jorge Explosión, Toni Rodero, Fran Nixon, Víctor Guillot o Nacho Vegas que fue camarero del Plaza. Alumno de Scattini, alma mater y pater del Plaza. Un mortal imprescindible que dejó huella hasta en el busto grecorromano que vigila día y noche el local. La voz retumbadora de Scattini todavía se recuerda en las habituales tertulias del garito. No faltan un montón de anécdotas en esas reuniones diurnas recordando las nocturnas.
Protegiendo añoranzas bajo los parasoles de la terraza: aquella madrugada loca de Sean Lennon, degustando una extraña tarta de percebes con The Smiths de fondo. O el primer día de Nacho como propietario del local, cuando decidió hacer un rápido inventario (casi a mano alzada) y descubrió los bafles JBL que enamorarían a los del Xixón Sound y nunca fallarían a los músicos de la casa en la primera escucha de una grabación. Calibrando sonido y recepción…El libro va a descubrir la voz sincera de un garito de leyenda, dispuesto a susurrar las mil y una noches más divertidas de los últimos treinta años. Cuenta con la memoria de Nacho Álvarez, la firma de Luis Argeo y un magnifico título: «La Plaza» (confesiones de un bar musical). Mañana quedamos en El Plaza.