El mastodóntico crucero, una de las joyas más recientes y valoradas de la prestigiosa naviera Cunard Line, recalará en el muelle de la Osa de El Musel durante la jornada de este miércoles, procedente de La Coruña; su siguiente escala será Bilbao

Hay ciertos nombres propios grabados a fuego en el imaginario colectivo. De esos que, si se preguntase a una muestra de, digamos, mil personas a pie de calle, posiblemente resultaría familiar, si no a la totalidad, sí a una abrumadora mayoría. El del ‘Titanic‘, el legendario trasatlántico hundido en 1912, tras colisionar con un iceberg en el Atlántico Norte, figura entre ellos. Claro, que aquel buque fue sólo uno de los muchos que, desde mediados del siglo XIX, compitieron por ser los más modernos, lujosos y rápidos que surcasen las aguas atlánticas, logro reconocido con el Gallardete Azul. Un colosal duelo náutico que tuvo a dos contendientes principales, ambos británicos: la ya extinta naviera White Star Line, a cuya flota perteneció el ‘Titanic’, y la aún activa Cunard Line. Y este miércoles la segunda, reconvertida en una de las compañías de cruceros más reconocidas del globo, dejará su impronta en Gijón con la llegada a El Musel, a las 6.30 horas, del MS (‘Motor Ship’, o barco a motor) ‘Queen Anne’, el más reciente y uno de los más apreciados navíos al servicio de la Cunard. Su recala en el muelle de la Osa se producirá tras haber abandonado La Coruña, y como paso previo a su travesía hacia Bilbao.
Pese a su corta vida, la biografía del ‘Queen Anne’ (bautizado así en honor a la monarca Ana de Gran Bretaña, quien reinó entre 1702 y de 1714) es fascinante, y comenzó en 2017, año en que la Cunard encargó a los astilleros italianos Fincantieri la construcción de su cuarta embarcación actualmente operativa, y de la 249ª de su historia. Tomando como base el MS ‘Koningsdam’, operado por la estadounidense Hollan America Line, el buque que llegaría a ser el ‘Queen Anne’ fue puesto en grada en octubre de 2019, completado en 2023, botado en abril de ese mismo año y asignado a la Cunard el 3 de mayo de 2024, el mismo día en que zarpó desde Southampton hacia Lisboa para su viaje inaugural. El resultado es un mastodonte perteneciente a la clase Pinnacle, con 322,51 metros de eslora, 35,60 de manga, un calado de 8,12 metros y un peso que alcanza las 113.000 toneladas de registro bruto. Grande, rápido y potente, sus cuatro motores son capaces de insuflar a sus dos hélices 16.856 caballos, nada desdeñable a la hora de cubrir las travesías atlánticas. Lo opera una dotación de 1.225 tripulantes, entre personal técnico y de animación, y puede alojar a 2.996 pasajeros.
Sin llegar a ese total, mañana serán 2.805 viajeros, en su mayoría británicos, los que tendrán la oportunidad de poner pie en Gijón. El servicio Visita Xixón habilitará autobuses lanzadera hacia y desde el Museo del Ferrocarril, punto desde el cual aquellos que lo deseen podrán explorar la propia ciudad, así como Oviedo, Gijón, Avilés y Luanco. Por si fuese poco, los usuarios del ‘Queen Anne’ también tendrán ocasión de acudir a Covadonga, a Cangas de Onís y la Senda del Oso, y de sumarse a la ruta ‘Asturias tradicional’. Todo ello, eso sí, condensado en una breve ventana de tiempo. Menos de doce horas después de llegar a El Musel, a las 18, el hijo menor de la Cunard Line soltará sus amarras y se adentrará nuevamente en aguas del Cantábrico, dirigiendo su aguzada proa a costas bilbaínas.