Ahora llegan las elecciones y no paro de ver películas, veo a grupos de candidatos llegar a zonas que no han pisado nunca, haciéndose fotos como si fuesen los “Siete Magníficos”
Como dice José Luis Garci: “Lo bueno del cine es que te da una vida de repuesto”. Estamos asistiendo a las previas de unas elecciones y muchas de las cosas que pasan es mejor verlas con el filtro de las películas, para darle una pátina de humor y darnos cuenta de que ya todo ha pasado, que todo está ya en las películas.
“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser”, cualquiera diría que el replicante de Blade Runner hubiese estado trabajando en las cocinas de un ayuntamiento durante un mandato entero.
Ahora llegan las elecciones y no paro de ver películas, veo a grupos de candidatos llegar a zonas que no han pisado nunca, haciéndose fotos como si fuesen los “Siete Magníficos” llegando al poblado mexicano, desplegados y pensando que podrán sacar de esa empresa. Otros cuentan plazas de aparcamientos permanentemente, igual que “Rain Man” contaba los palillos que había en una caja. Richard Gere tendría complicado aquí descubrir “Las dos caras de la verdad”, ¿son el que era o el que fue, el que será o ninguno de ellos?
Lo más emocionante hasta ahora quizás haya sido ver una versión lacrimógena de Erin Brockovich, con nuestra Julia Roberts abrazando a unos vecinos, como si fuesen los afectados por los vertidos de agua contaminada que solo ella se preocupa en salvar. La realidad por desgracia no tiene la misma lógica que la ficción y por mucho que a algunos le preguntes mil veces; si ordenó el Código Rojo, nunca va a acabar reconociéndolo.
No debo ser yo el único que he visto películas, tengo muy claro que las lecciones de Walther Matthau en “Primera Plana”, han calado muy hondo. Voy a hacer un túnel de 60 millones, un polo de economía verde, azul y naranja, aquí construimos o allí lo dejamos para “prau”. Habría que ir al segundo párrafo y ver que son promesas vacías o que son impracticables, pero bien saben que “¿Quién demonios lee el segundo párrafo?”.
Yo estoy muy animado, a veces no sé, quizás en exceso, cuando me desean suerte hago con el pulgar el gesto de Ok, igual que Goose antes de despegar con Maverick y me voy cantando el Garry Owen como el General Custer hacia Little Big Horn.
Sinceramente, me veo como Atticus Finch cuando le escupen en la cara por intentar hacer lo que cree justo o James Stewart el lavaplatos que todo el mundo zarandea, porque se le ha ocurrido llegar al salvaje oeste con un libro de leyes en la mano. Me han tirado al suelo cuando llevaba el filete a Liberty Valance y al final… bueno ojalá se acabe publicando la leyenda.