Varias calles del ‘barrio alto’ han amanecido este viernes luciendo el tag de este ‘artista’; la masiva acción no ha pasado desapercibida para los vecinos del lugar
Es algo que, en este mismo periódico, ha quedado reflejado en múltiples ocasiones… Más allá de su discutida oportunidad, de lo polémico del lienzo elegido, y de la belleza (o falta de ella) del trabajo resultante, la de los grafiteros es una actividad, las más de las veces, marcada por un denominador común: la discreción. O el anonimato, si se prefiere. Al fin y al cabo, su labor mantiene el equilibrio sobre esa fina cuerda que separa el arte del gamberrismo. Por eso estos días, concretamente desde este viernes viernes, decenas de vecinos de Cimavilla, así como algún que otro turista, se hacen la misma pregunta… ¿Quién es ‘Pakman’? No el famoso ‘comecocos’ del legendario videojuego lanzado en los 80 (que, además, lucía su nombre, en vez de con la letra ‘k’, con una ‘c’ representativa de su forma), sino el responsable de que esa palabra, a modo de firma (o tag, en el argot del grafiti), haya aparecido ‘decorando’ varias paredes, fachadas y piezas de mobiliario público en el ‘barrio alto’ de Gijón. Un gesto que ha dividido las opiniones… Aunque, por ahora, gana la crítica.
Como se ha dicho, la duda nació en la mañana de ayer. Como una jornada cualquiera, los habitantes y visitantes de Cimavilla amanecían, se desperezaban y salían a la calle… Para, de pronto, verse rodeados de tales dibujos. El diseño en cuestión tampoco es un derroche de complejidad… Se limita a la palabra en cuestión, escrita en color azul sobre una espiral del mismo color, y rematada con una suerte de disco que, a modo de aureola, corona el espacio entre la ‘k’ y la ‘m’. Simple, directo, un tanto repetitivo… Y bastante contestado en las redes sociales, por cierto, ya que, lejos de ser una expresión artística trabajada, las más de las voces ven en esos trazos un simple ejercicio de vandalismo. Los que más están respondiendo son los propietarios de aquellos negocios hosteleros cuyas fachadas han tenido la desgracia de seducir al ‘pintor’. Además, el que recientemente el diario El Comercio desvelase que la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente (EMULSA) gasta la friolera de 100.000 euros al año en la limpieza de grafitis sólo en el ‘barrio alto’ no serena los ánimos…
De ahí que, siendo honestos, no esté muy claro si es prudente que la identidad del misterioso ‘artista’ vea la luz…