«Si no hay reflexión y si no hay votos, solo queda la barbarie. Y eso, para una peli post-apocalíptica, está bien, pero para nuestra ciudad, no»
No nos engañemos, a estas alturas del sábado ya tenemos claro a quién vamos a votar mañana para el gobierno de Gijón y para el del Principado de Asturias. O no.
Si ya lo tenéis claro, pues ese problema que habéis resuelto. No haría falta que siguierais leyendo. Si no lo tenéis claro, acompañadme en esta breve reflexión. Bueno, si os apetece, que es sábado y es difícil que la lectura de un artículo sobre política sea competencia para un día de asueto.
Al lio.
Uno le da vueltas a si el sentido de su voto es el más correcto. Bueno, también puede haber personal que piense que la mejor forma de reventarlo todo es votar a quien más barbaridades diga. Y ese voto cuenta como todos los demás. Si tu caso es darle una vuelta a tu voto, la cosa no es del todo sencilla. Dejando a un lado la matraca del voto útil, que en ocasiones olla nuestro discernimiento y acaba condicionando nuestro voto, votar es un ejercicio de responsabilidad. Sí, así como suena.
En Gijón habrá mucha gente que ve con cierta preocupación la orientación del próximo gobierno; es decir, si acaban gobernando los partidos conservadores o los partidos progresistas. Si la suma de Foro, el PP, Vox y Ciudadanos da para montar un gobierno o si lo hace la suma del PSOE, IU y Podemos.
Esto en sí mismo creo que es una buena noticia. Me refiero a la clara necesidad de pactar con otros partidos que va a tener cualquiera de los partidos que salga elegido con más votos. La pluralidad política en el ámbito municipal gijonés parece que ha venido para quedarse desde hace ya unos cuantos mandatos municipales. Y esto, bajo mi punto de vista, es en mayor medida más positivo que negativo. Positivo porque orienta la realidad de lo que debe ser cada bloque. Es decir, a la gente progresista le aterrará que la derecha tenga que pactar con la extrema derecha y a la derecha no le gustará del todo que el PSOE deba mirar a su izquierda para gobernar.
La experiencia nacional de gobierno de coalición ha sido una experiencia más positiva que negativa para el país, pese a la insistencia cansina de los sectores más conservadores de la derecha. Por cierto, los mismos que avalan gobiernos en coalición como el de Castilla y León. En fin.
Pero sigamos. Esta indiscutible pluralidad es también positiva, dado que permite que las personas que se sientan ubicadas en cada uno de esos dos grandes bloques se puedan decantar por varios partidos. Cierto es que dos de los máximos favoritos, el PSOE y FORO, han intentado barrer al electorado que duda en que bloque ubicarse, lo que suele ser un error siempre para los partidos de la izquierda y un acierto para los de la derecha. Pero quizá esté equivocado en esa suposición. Más allá de eso, un votante del PP sabe que, le guste más o menos, se tendrá que entender con FORO, de igual manera que un votante de IU sabe que tendrá que comulgar con el PSOE (déjense a ver en qué queda el reglamento de laicidad con este nuevo ‘nuevo PSOE’)
Bromas aparte, este domingo cada voto cuenta, como siempre, pero también como nunca, dado que la orientación política que tome la ciudad después del 28 –M depende exclusivamente de la reflexión que hagamos cada uno de nosotros hoy, y de la papeleta que metamos mañana en la urna. Porque, si no hay reflexión y si no hay votos, solo queda la barbarie. Y eso, para una peli post-apocalíptica, está bien, pero para nuestra ciudad, no.